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La insignia
19 de marzo del 2007


Anexo al paréntesis editorial

En el aniversario de La Insignia


Jesús Gómez Gutiérrez
La Insignia. España, marzo del 2007.


Un amigo de esta publicación, a quien deseamos suerte durante su estancia en Ginebra, me manifestaba hace unos días su sorpresa por el fracaso de la campaña de ayuda a La Insignia. Fracaso relativo, porque la escasez de cara al mantenimiento económico del medio se equilibra por caminos no menos prácticos; por ejemplo, en la constatación de lo que se puede esperar y, en consecuencia, de la perspectiva desde la que se debe trabajar.

En efecto, la diferencia entre el alcance de La Insignia y la respuesta recibida es desconcertante; pero eso no va a cambiar por muchas exhortaciones y explicaciones que se añadan. Nosotros comprometemos nuestro tiempo en la publicación de textos y la coordinación de un medio; lo hacemos con los recursos que tenemos y procuramos forzar los límites que imponen esos recursos. Ustedes crean y consumen información, con criterios y tendencias que no son ningún secreto. Cada cerebro humano tiene alrededor de 100.000 millones de neuronas y una cantidad muy superior de sinapsis. Pueden servir para actos de gran complejidad como limpiar el retrete, integrar una horda o crear un yo-yo, es decir, una bitácora. Si quieren algo más, busquen algo más. Entre tanto, ahórrennos sus tonterías y les ahorraremos las nuestras.

La Insignia sigue adelante. Hemos tomado nota de las cartas recibidas desde el anuncio y próximamente, si son buenos, reproduciremos una selección de los epigramas de Marco Valerio Marcial (petición que les honra. Los tiempos vienen torcidos y hasta la izquierda se ha llenado de gentuza moralista).

Dicho lo cual, anexo y punto en boca:

Identidad, tradición y soberanía; ITS, la trilogía del miedo. Sirve de lema a toda la demagogia americana, incluidas algunas izquierdas, y por supuesto es la piedra angular de su madre ideológica, la extrema derecha, cuyo grupo en el Parlamento europeo lleva precisamente ese nombre. Si usted quiere que su texto no se llegue a publicar nunca en La Insignia, abuse de alguno de esos conceptos, de dos o de los tres. Aquí sólo se admiten fascistadas literarias, en cuyo caso ascienden a la sección de cultura. Por si no se habían dado cuenta, todas las bromas políticas y económicas terminan en tragedia.

Partidos, instituciones, organizaciones sociales; PÍO, como el chiste del gorrión gigante en una rama. Entre los miembros de la redacción de La Insignia no hay más carnets que los DNI y alguna rareza cultural que ni su poseedor entiende. Quien busque motivos ocultos en nuestra línea editorial, en los textos que publicamos o en cualquier otro factor del día a día del medio, se equivocará siempre. Textos de calidad. Información veraz. Datos razonablemente contrastados. Parafraseando a un viejo y admirado sindicalista, estamos en la izquierda pero no somos de la izquierda. Perderán el tiempo y desde luego nuestras páginas si nos calculan con torpeza de zegríes y abencerrajes.

Ciencia, sin siglas. Esta es una publicación laica en el sentido más amplio del término. Antes que añadir ruido al excesivo ruido de fondo, preferimos callar. Antes que publicar por publicar, detenemos las ediciones. La ventaja de actuar por nuestra cuenta y a la intemperie, pero sobre todo desde vidas que le deben tanto a la palabra como poco a la política es que nuestras esclavitudes se limitan al idioma. Si aburrimos y nos equivocamos, que sea al menos contra la inexactitud, los clichés y los dioses.

Parece que entre ustedes hay más de un lince. Entonces, habrán advertido el detalle de que no estamos hablando a los lectores, sino a los colaboradores; y no a los que son, que nos conocen y comparten (grosso modo) nuestras manías, sino a los que podrían serlo. La Insignia es un hecho colectivo que depende, en el trabajo y en la financiación, de muy pocos. Vamos a sobrepasar el aniversario del 20 de marzo, y a continuar en la línea de las 2.500 ediciones que corren hacia tres mil. Por lo demás, llega la primavera y se espera un frente frío en las próximas horas. Qué más quieren.



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