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La insignia
23 de julio del 2007


Lo que se ve afuera


Margarita García (*)
Sudaquia. Argentina, julio del 2007.


Lo que se ve afuera

Detrás del cedro

Es raro cuando hablo con alguien de afuera y me quiere explicar lo que está pasando en Argentina. No porque no sepan nada sino porque tienen otro registro; me pasa como cuando en las películas gringas sobre Sudaquia un pueblo polvoriento hacía de Colombia: que los traficantes se escaparon a Bogotá -plano abierto de paisaje sepia, pasa un jeep repleto de gallinas, hay un extra acribillado en la vía: para ambientar-. Y ahora que estoy acá también sucede un poco eso, no con películas ni gallinas, sino con la gente misma que está en otro lado, que con leer el diario de donde viven ya les basta para armarse una idea medio sórdida de los lugares ajenos.

En las últimas semanas, por ejemplo, las noticias que El País de España registró de Argentina fueron: que las elecciones de Baires se las ganó un magnate, que la mujer del presidente quiere ser presidente, que se robaron el reloj de Belgrano, que juzgarán a un cura asesino de la dictadura, que el director, subdirector y 27 profesores de una escuela técnica hacían orgías con las alumnas, y que la ministra de economía guarda una bolsa millonaria en su baño.

Y todo eso es verdad, no da ni siquiera para hablar de manipulación, de invento o de teorías conspirativas; todo eso pasó y los diarios de acá también lo sacaron, lo que pasa es que acá no sólo pasó eso, acá además la selección de fútbol pasó a la semifinal de la Copa América, y ese señor Cabrera le ganó a Tiger Woods, y amenazaron a algún Gran Hermano o así. Pero si las noticias como las que registran afuera se registran todas juntas, es lógico que cualquiera diga que acá la gente enloqueció. Que si pasan esas cosas es porque no queda un solo tipo cuerdo en la calle. Y da para preguntarse si de verdad es tan catastrófico lo que pasa en esta noble patria que me acoge, o si mi amiga Ema que vive en España me quiere meter terror. Porque ella insiste en que como yo todo lo que veo desde mi ventana es un cedro anciano y ya no prendo la tele ni para ver Los Simpson y sólo leo diarios digitales, entonces tengo una visión sesgada del mundo. Y yo le digo pero ¿quién no? Y ella insiste en que está enteradísima y que Argentina se cae a pedazos y que Evita vive pero es morocha y se inyecta botox, y que yo no me doy cuenta, no lo puedo ver porque… supongo que por el cedro.


Y de adentro pafuera

Y está la otra cara de la moneda: cómo desde acá dentro vemos lo que pasa afuera. Supongo que igual de distorsionado. Será por eso que suele decirse que la peor sección de los diarios es la de noticias internacionales; muchas de las de Sudaquia profunda, por ejemplo, no suelen tener corresponsales y lo máximo que hacen en situaciones extremas es enviar a alguien por unos días al lugar de los hechos: para que informe desde el balcón del hotel que allá abajo se están matando. Supongo que hay maneras y medios de hacerlo distinto, el tema es si se justifica en un momento en el que quien quiere informarse mejor sobre los atentados terroristas en Gran Bretaña puede leer The Guardian y listo; y aunque la información nunca es del todo esclarecedora, hay niveles de aproximación.

Pero sin irse muy lejos, en Sudaquia misma nos perdemos con lo que pasa. Si ahora -antes de que mis veloces dedillos puedan googlear-, alguno me preguntara qué está pasando en Guatemala, yo dispararía alguna respuesta tipo: mmm, berger, portillo, elecciones, ¡qué cosa con los terremotos! ¿no? Y no digo que sea obligación saber, pero tampoco me da lo mismo no saber. A la gente bien enterada yo la miro con envidia, la verdad, porque si bien enterarse no basta para entender, por lo menos ayuda muchísimo. Y valga esto para manifestar mi sorpresa cuando hace unos días saqué una serie sudaca a partir de una noticia de los maras y sus tatuajes, y se levantó una ola de quejosos que porque, ay, nosotros argentinos qué tenemos que ver con las pandillas de El Salvador. Pues probablemente no mucho todavía, como tampoco tenían nada que ver con los monos africanos hasta que acá llegó el sida.

Así que, sin meterle moraleja al asunto, me parece que a veces para entender lo que pasa en la casa hay que mirar mejor para afuera, que si lo que aprendemos de otro no ayuda en el corto plazo pues tampoco hace mal. Y que ayer podé un poco el cedro y ahora desde mi ventana se puede ver un pedacito de calle. No sea que un día aterricen OVNIS y yo me entere sólo porque se me corte el internet y la empresa proveedora me diga pero cómo señora ¡es por la nave!, y yo que ¿cuál nave? Y entonces sí, con toda razón, me acusen de marciana.


Para contribuir a abrir más las ventanas de todos, acá va un enlace a un listado de los principales periódicos iberoamericanos, según el portal Ciberamérica. Segurísimo que no están todos, pero sugiero que los más insaciables usen sus veloces dedillos para googlear.


Participación: Foro de Sudaquia


(*) Margarita García (Colombia) es periodista y dirige la bitácora Sudaquia.



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