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La insignia
10 de julio del 2007


Dos perlas del mismo collar


Sergio Ramírez
La Insignia. Colombia, julio del 2007.


Ayer hablaba por teléfono con un amigo periodista en Buenos Aires, y vino a colación el tema de los medios de comunicación bajo ataques del poder en América Latina. Él habló del famoso asunto del cierre de la RCTV en Caracas, que no termina de desvanecerse; yo me referí al cierre de Radio Monitor en México, el informativo dirigido por el periodista José Gutiérrez Vivó, que ha salido del aire después de 33 años de transmisión, y mi amigo ignoraba el caso que, fuera de las fronteras de México, ya se ve, no es tan famoso como el de la RCTV.

¿Por qué no es tan famoso? Estuve en México en los días en que Radio Monitor iba ya a clausurar sus transmisiones bajo fuerza de una crisis financiera provocada principalmente por falta de publicidad, tanto pública como privada, lo que llevó a la empresa a la insolvencia, en deuda morosa con su planilla de periodistas y empleados, con la seguridad social, y con el fisco, y seguramente con sus proveedores. Esta crisis había ya obligado al programa a abandonar la frecuencia FM para quedarse sólo en la AM, de mucho menor audiencia hoy día, y escala final hacia su desaparición.

Semejante hecho, le expliqué a mi amigo argentino, visto a simple vista, no debería tener mayores implicancias, más que las del pesar generalizado que causa el cese de un medio de comunicación por falta de anunciantes. Pero en México se daba un intenso debate acerca del fin de Radio Monitor, porque su director denuncia el cierre como un acto deliberado, y solapado, del poder gubernamental. Si la RCTV ha sido clausurada a la luz del día, por una decisión ampliamente proclamada y cantada de antemano por el presidente Chávez, el cierre de Radio Monitor es el fruto de una maniobra en la sombra del gobierno del anterior presidente de México, Vicente Fox, de la que nadie reconoce responsabilidad. Dos maneras diferentes de conseguir el mismo fin.

Radio Monitor no era un medio de escasa audiencia como para morir de inanición publicitaria. Todo lo contrario. Tras sus 33 años en el aire, llegó a conseguir 41.100 transmisiones, con lo que era uno de los más antiguos y prestigiados noticieros del país, y según mediciones de audiencia realizados por la empresa INRA, se hallaba colocado en el primer lugar de preferencia, sumando sus transmisiones en las diferentes frecuencias, tanto en AM como en FM. El pecado de Gutiérrez Vivó, además de su posición crítica frente al gobierno de Fox, fue abrir su espacio informativo al candidato presidencial de la izquierda mexicana Manuel López Obrador durante la última campaña electoral, con lo que le pasaron la cuenta desde las alturas del poder. A Radio Monitor le fue suprimida la publicidad de las entidades del gobierno, y los anunciantes privados fueron presionados para retirar la suya, hasta provocar la insolvencia de la empresa.

De acuerdo a un informe del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), publicado por la revista Etcétera en noviembre del año pasado, Radio Monitor, a pesar de su primer lugar en la audiencia, fue reducida al lugar número 30 de la lista de medios beneficiarios de la publicidad estatal que encabeza la empresa Televisa. Y desde arriba, se presionó al grupo Radio Centro, la emisora que alojaba a Monitor, para cancelar el contrato de transmisión en FM, lo que ocurrió en el año 2004.

Un asunto de estilos. Es una vieja tradición en México que el poder utilice palancas arteras para someter o castigar a los medios de comunicación que expresan posiciones críticas o desafiantes. Una de esas palancas claves fue, en el pasado, la provisión de papel a los periódicos, que era monopolio del estado. Y sobran otros ejemplos. Las presiones y amenazas del presidente Díaz Ordaz contra los medios a raíz de las protestas juveniles que resultaron en la masacre de Tlatelolco en 1968, o las del presidente Luis Echeverría al provocar en 1976 el tantas veces citado golpe contra el periódico Excelsior, que fue antecedido por un boicot de publicidad, y desembocó luego en la salida de su director Julio Scherer García junto con el grueso de la planta de redacción. El presidente López Portillo resumió en una frase lapidaria la prerrogativa de castigar a los medios adversarios, quitándoles la publicidad estatal: "yo no pago para que me peguen". Fox pensó e hizo lo mismo, no pagar para que le pegaran, con lo que el PAN no hace sino copiar al PRI.

Otra diferencia entre el caso de RCTV y Radio Monitor, es que mientras Chávez proclama el hecho como una decisión de Estado, el presidente Calderón, sucesor de Fox, declara que lamenta el cierre, y que se ha esforzado por hacer todo lo posible por evitarlo, pero sin comprometerse a resultados.

La verdad es que en el término de pocos meses, dos medios de comunicación de amplia influencia han desaparecido del mapa: en Venezuela la RCTV, reprimida por un gobierno que se llama de izquierda, y en México Radio Monitor, reprimida por un gobierno de derecha. Sufre la libertad de prensa, desde cualquier lado que se la ataque, y se reduce el espacio democrático.

Sobre el cierre de Radio Monitor, el ex candidato Manuel López Obrador, ha declarado: "ésta es la característica de la derecha, son intolerantes, no quieren que haya libertad, sólo quieren un discurso de una sola voz, no quieren que se ejerza el derecho a disentir". Es lo mismo que han dicho en Venezuela frente al cierre de la RCTV, que el autoritarismo es la característica de la derecha.

He mandado por correo electrónico esta frase a mi amigo periodista argentino, y me ha respondido, con justicia, que la intolerancia, la enemistad con la libertad, la ambición de tener un discurso de una sola voz, el no querer que se ejerza el derecho de disentir, desborda las matrículas ideológicas y se vuelve un asunto de irrespeto a los atributos democráticos. La acción represiva pasa a tener entonces un mismo color, el color autoritario, cualquiera sea la ideología en que se ampare.


Cartagena de Indias, julio de 2007.



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