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La insignia
29 de noviembre del 2006


A fuego lento

El colectivo existe


Mario Roberto Morales
La Insignia. Guatemala, noviembre del 2006.


En su artículo "Lo 'colectivo' no existe" (elPeriódico 16-11-06), Karen Ness afirma que (sic): "El 'colectivo' o lo 'social' no existe, es una abstracción en la mente de individuos, es una generalización que hace el ser humano para simplificar aquello que su mente no puede abarcar por su complejidad, o que ahorra tiempo al no tener que referirse individualmente a Juan, María, Pedrito (…) La metafísica, la hermenéutica y el verstehen no son herramientas válidas en las ciencias sociales más que para proponer hipótesis, por ser subjetivas y sus 'verdades' inverificables e irrefutables, por estar fuera del tiempo y el espacio."

El acto que hace posible el conocimiento es la abstracción, porque la capacidad de generalizar permite relacionar las particularidades para explicar las totalidades. Hermenéutica es interpretación de textos. Y puede existir una hermenéutica del texto social. Pedirle a las ciencias sociales operar con cada individuo, sería como pedirle a las ciencias naturales operar con cada célula y cada molécula en particular. Si el Derecho operara con cada persona, eso supondría una ley para cada uno. Pero la ley legisla sobre un individuo abstracto, sin atributos particulares, y eso es lo que hace posible la vida en sociedad aunque todos seamos diferentes. Tampoco la interpretación es solamente válida para formular hipótesis, pues de hecho existen útiles interpretaciones y replanteamientos científicos de lo ya conocido.

La capacidad de abstraer nos diferencia de los animales porque posibilita el conocimiento transformador y no pasivo del mundo. Sin abstracción no hay ciencia posible. Por eso, cuando la señora Ness dice que: "Lo que podemos observar son seres humanos de sangre y hueso, ninguno idéntico al otro, pero con características compartidas", y que "hay regularidades en la interacción humana, de esto se puede hacer ciencia", está en lo cierto. Paradójicamente, no hay mayor abstracción que la implícita en conceptos como "individuo" o "seres humanos". Lo mismo ocurre con "lo colectivo" y con "lo social". Pero del hecho de ser nociones abstractas no se sigue que sus correlatos no existan como realidades concretas. Las cosas existen como cosas relacionadas, y sus abstracciones como conceptos que permiten operar cognitivamente con ellas explicando esas relaciones. Lo abstracto y lo concreto son contrarios no porque se excluyan sino porque se complementan.

También afirma que: "Sólo podemos estar seguros de lo que se puede observar y medir; no podemos saber lo que está en la mente ajena (…) No podemos depender de profetas si queremos hacer ciencia…". Sin embargo, no es cierto que sólo podamos estar seguros de lo que se puede observar y medir en lo tangible. De hecho, se puede saber lo que está en la mente ajena mediante estudios de interpretación conductual en relación con las determinaciones sociales. En esto se basa la publicidad y el mercadeo. Por todo, es infructuoso descalificar la metodología de las ciencias sociales sólo porque no coincide con la de las ciencias naturales ni obtiene de igual manera sus resultados, y mucho más lo es llamar despectivamente "profetas" a los científicos sociales sólo porque no se entiende la naturaleza distinta de sus objetos de estudio ni la diferencia entre lógica formal y lógica dialéctica, y entre ciencia e ideología.

Si en nombre de la "ciencia" (o del neopositivismo lógico) se busca descalificar el esfuerzo político por alcanzar el bienestar de las mayorías o del "colectivo", así como el esfuerzo científico por explicarlo, aduciendo que el colectivo no existe por ser abstracto sino que sólo existen "los individuos" (otra abstracción), se naufraga en la tautología, en la sofística y en la demagogia, revelando al fundamento "filosófico" del "individualismo" oligárquico neoliberal, como un escuálido simulacro de ejercicio libre del criterio y del intelecto, pues tampoco se ha comprendido que es imposible pensar sin palabras y que las palabras no son más (ni menos) que abstracciones.



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