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La insignia
2 de mayo del 2007


Chile

Precariedad laboral (V)


Arnaldo Pérez Guerra
CGT* / La Insignia. Chile, mayo del 2007.

Fotografías: Rubén Sepúlveda.


Ana Luisa Miranda es presidenta del sindicato de Textil Talinay. Fabrican pantalones, unos de los más caros del mercado. En la empresa laboran unos 250 trabajadores. El Sindicato tiene afiliados a 28. "Contando a todos los que han despedido y los que han negociado con la empresa para irse, seríamos alrededor de 60. Hemos sido perseguidos y amedrentados por nuestro empleador", dice Ana Luisa. El dueño de Textil Talinay es el empresario judío-italiano David Cassorla.

La presidenta del sindicato comenzó a trabajar en Talinay hace unos cinco años, cuando la empresa estaba en calle Bascuñán Guerrero: "Eran unas habitaciones viejas, como una ratonera. Después nos cambiaron a un lugar más grande. Ahora tienen locales comerciales en varias regiones". Talinay fabrica pantalones, casacas y ropa de vestir de lona. Mandan a hacer prendas a China: cinturones, carteras, bolsos y zapatillas.

La persecución a los trabajadores es constante. Cuando iban a constituir el sindicato eran alrededor de treinta las personas adheridas: "Alguien avisó al patrón y despidió a varios trabajadores. Nos amenazó a todos… Al final lo constituimos sólo ocho compañeros. De ahí en adelante ha sido una lucha constante hacer crecer el sindicato. Todavía no logramos sacarles a los trabajadores el miedo y el que se sientan 'culpables' por apoyar a su organización. Muchos se sienten traicionando al patrón. Él siempre comenta que es un 'buen empleador', que se preocupa de sus trabajadores, que 'les da plata y de comer'. Hace sentir a los trabajadores miserables. Muchos creen que él es patrón del fundo, que puede hacer y deshacer. Para nosotros que tenemos una visión distinta, la organización es para luchar por nuestros derechos. Saber que lo que nos dan no lo están regalando, que estamos produciendo porque trabajamos, y que se nos debe pagar lo que realmente vale nuestro trabajo. Han sido cinco años de agresiones, desprestigio, acusaciones infundadas, etcétera. El propio dueño nos espera en la puerta para humillarnos y acusarnos de ladrones. Es una lucha constante", dice.

En Talinay hay demasiadas prácticas antisindicales y maltratos: "Es una persecución el mandarme con una máquina sola a un rincón de la empresa, después devolverme al lugar de trabajo. Sacar todo lo que había alrededor mío y dejarme sola en medio del lugar. Echarme con los guardias cuando se constituyó el sindicato, desprestigiarme delante de los trabajadores. El dueño también nos acusa de flojos, malagradecidos y ladrones", agrega.

La empresa está ubicada en Panamericana Norte Nº 5399, a pasos de El Cortijo. "Es una inmensa fábrica, pero sólo es la foto que hay para afuera, adentro es otro mundo. Si no hubiera sido por el sindicato aún andaríamos metidos en el barro del agua del baño. Los excusados no servían. De seis lavamanos sólo dos funcionan. Las duchas estaban llenas de hongos y tapadas. El patrón bañaba a sus perros en los baños de los trabajadores sin pensar en las enfermedades que nos podía causar. Si no hubiese sido por el sindicato, todavía estaría bañando a sus perros ahí. Estaríamos tomando agua contaminada por el vertedero que hay atrás de la empresa. Nosotros denunciamos eso al SESMA y fiscalizaron. Sin sindicato los trabajadores seguirían siendo trasladados en camioneta, encerrados como animales, sin ventanas. Todas las mejoras han sido por nuestra lucha como sindicato", dice.

"Hoy no puede encerrar como animales a los trabajadores. Por el miedo a perder el trabajo, cuando recién llegué, trabajaba desde las ocho y media de la mañana de un lunes, por ejemplo, y seguía toda la noche, y el martes trabajábamos hasta las seis de la tarde, encerrados. El guardia iba a abrirnos la puerta en la mañana. Eso sucedió por mucho tiempo. Ahora los trabajadores no están encerrados, pueden salir, pero los turnos siguen igual. No se ha podido parar eso", agrega.

El sueldo es variable para mantener divididos a los trabajadores. Hay quienes por una misma "posición" ganan menos: "Si paga 10 pesos por un trabajo y varios hacen lo mismo deberían todos ganar lo mismo. Pero no. Tiene a tres personas que ganan 15 pesos y los otros 10. Así divide a los trabajadores. Los que ganan más no reclaman o no se preocupan de los que ganan menos. Un chofer gana 200 mil pesos y el que trajo para que no se incluyera en la huelga y no se afilie al sindicato gana 400 mil. Hay trabajadores que ganan el sueldo mínimo y otros -de su confianza- hasta 500 mil pesos. Es un pésimo empleador, uno de los peores. El señor Cassorla no tiene decencia y le da lo mismo. Un día un obrero se rompió un pie. Le dijo que se fuera 'caminando a la Mutual', pero a su perro lo atropellaron el mismo día y lo llevó a una Clínica en ambulancia… Le importó más un perro que un trabajador", agrega.

La primera negociación colectiva fue el año 2004. A los dos meses entregaron el proyecto de Contrato Colectivo. Lo iniciaron con 21 trabajadores. Permanecieron 19 días en huelga sin ser escuchados: "Nos devolvió inmediatamente su respuesta, sin nada. Estuvimos 19 días en huelga a todo sol y sufrimos una lluvia. Nos tiró agua de la alcantarilla al lugar donde almorzábamos. Nos fotografiaron y filmaron para amedrentarnos. Trató de desprestigiarnos y provocar una mala reacción de parte de los demás trabajadores que no estaban en huelga, lo que afortunadamente no sucedió. Los trabajadores se sentían culpables de lo que nosotros estábamos haciendo, luchando por todos los demás. Éramos 21, luchando por 225. Cuando salían con su pago nos ayudaban con alguna moneda para que continuáramos la huelga… David Cassorla reaccionó diciéndoles: '¿Ustedes les están ayudando? Váyanse afuera con ellos… Váyanse. Tomen sus cosas y salgan'".

Cassorla amenaza a los trabajadores y los trata de "comprar". Muchos prefieren irse de la empresa por el hostigamiento constante. Hay innumerables constancias de amenazas, e incluso, cartas dirigidas al sindicato donde los trabajadores hacen notar que son perseguidos y que "renuncian por cansancio". Todo eso lo presentarán en una denuncia por prácticas antisindicales.

"Cuando nos constituimos estábamos asustados. No teníamos ni idea cómo se constituía un sindicato, pensábamos que se hacía una hojita no más y la llevábamos a la Inspección. Pero la cosa no era así. Después que nos constituimos sabíamos que nos iban a despedir… El proyecto lo hicimos como una forma de protegernos con el fuero. Nos sentíamos solos, abandonados, perseguidos y maltratados. Fuimos a la CUT y estuvimos toda la mañana esperando y nadie nos atendió. Después de horas una señora, nos tomó el número de teléfono, nos preguntó dónde se podía contactar con nosotros, pero nunca nos llamaron. Yo tenía una agenda que me habían regalado y había una dirección de la Confederación General de Trabajadores (CGT). Mi esposo que está en la CUT, me buscó la dirección de la CGT y me dijo 'mejor anda para allá'. Él estando en la CUT me mandó a la CGT. Llegamos a la CGT y nunca hemos salido de acá, nos sentimos apoyados", dice.

Una de las últimas prácticas antisindicales del patrón fue mandar una petición a la Inspección del Trabajo para que el Sindicato Talinay quedara sin personalidad jurídica, desconociendo que estaba constituido hacía dos años y medio. "Ya nos llegó la resolución y desecharon lo que él pedía. La resolución plantea que lo que solicitaba es inconstitucional, que el Sindicato posee personalidad jurídica y que, por lo tanto, puede seguir ejerciendo sus funciones. Ese fue el último atentado contra el sindicato… para nosotros no son cosas pasajeras. Lo hace para asustar a los trabajadores. Nos parece raro que la Inspección deba pronunciarse, demorándose una semana y media, si estábamos constituidos legalmente y en pleno proceso de negociación".

Un compañero del sindicato murió en la UTI del Hospital San Juan de Dios. Se llamaba Ramón Catalán, de 29 años. "Era uno de los trabajadores que hacía turnos largos. Se empezó a enfermar de a poco. Le hicieron exámenes y le detectaron un cáncer en la médula espinal. En enero se suicidó otro compañero, Fernando Madariaga. El patrón habló delante de todos que iba a hacer un fondo solidario con por Madariaga y que le iba dar tres sueldos a sus familiares para que pudieran hacer los trámites y cancelaran los gastos de defunción. Cuando nos acercamos a hablar por nuestro compañero en la UTI antes que falleciera, nos dijo que 'no lo iba ayudar en nada, porque era un traidor, y estaba inscrito en el sindicato'. Le dejamos en claro que nuestro compañero se inscribió en el sindicato para no dejar a su familia en la desprotección, creyendo que nos iba ir bien con el proyecto de Contrato Colectivo y así, cuando muriera iban a poder hacerse efectivos los beneficios que están en el proyecto".


(*) CGT, Confederación General de Trabajadores de Chile.



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