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27 de marzo del 2007 |
Distribuir el crecimiento económico
Héctor Maravall
Sumidos en la bronca política protagonizada por PP y PSOE, pasan
desapercibidas noticias que sí afectan a la ciudadanía en su vida cotidiana.
Nuestro país acumula ya mas de diez años de intenso crecimiento
económico que nos acerca a los países más desarrollados del mundo. Sin
duda, todos nos beneficiamos de esa mayor riqueza. Pero no en la misma medida.
La relación entre las rentas del capital y del trabajo no han mejorado los porcentajes, al contrario. La moderación salarial defendida por los sindicatos, no siempre bien recibida o comprendida, ha influido en buena medida en esa mejora de la economía española. Pero el beneficio empresarial en casi todos los sectores, aunque con desigual intensidad entre unos y otros, no ha revertido suficientemente en modernización del aparato productivo, en inversiones en I+D, en estabilidad de plantillas, en programas de responsabilidad social, en mejora de la salud laboral o de la sostenibilidad medioambiental. Incluso las reformas fiscales de este y anteriores gobiernos, con sus criterios regresivos, han contribuido a esa desigualdad social. Siendo preocupante ese acentuado desequilibrio entre rentas salariales y empresariales, aún lo es más el grave agujero que seguimos teniendo en las políticas sociales. El país de la Europa de los 15 que mas crece es también el que menos política social tiene. Seguimos en el último lugar de gasto social, incluidos ya los dos primeros años de legislatura socialista. El deterioro de la sanidad, las carencias de los servicios sociales, de la lucha contra la pobreza o de la integración de los inmigrantes (sin sensibles diferencias entre los gobiernos autonómicos de derecha y de izquierda) y la escasa dotación presupuestaria para las nuevas leyes sociales, dependencia, violencia de género o igualdad, son la otra cara de ese crecimiento económico. En mi modesta opinión creo que ha llegado el momento de cuestionar profundamente este modelo de crecimiento sin mejor y mayor distribución solidaria. Porque cuando llegue el estancamiento o la recesión, ya nos dirán que sólo cabe apretarse el cinturón. |
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