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La insignia
27 de marzo del 2007


Colombia

Transmilenio de cercanías


Clara López Obregón
La Insignia. Colombia, marzo del 2007.


Se debe pensar y liderar la ciudad y la región para los próximos 20 años. Para el año 2020, la población de Bogotá aumentará en el equivalente de una ciudad del tamaño de Medellín. No menos de la tercera parte de esa población deberá acomodarse en la región cercana, dentro de un esfuerzo consciente de concertación y proyección consensuada del desarrollo regional y urbano. El próximo alcalde o alcaldesa de Bogotá tiene la misión de pensar y liderar la ciudad y la región para los próximos 20 años y no solamente para el siguiente cuatrienio, que será crítico para avanzar en la solución de los problemas estratégicos, entre tantos otros, el de la movilidad.

Dentro de esta dinámica regional, la propuesta del ex alcalde Peñalosa de concretar el tren de cercanías con el nombre de metro de cercanías merece un análisis desapasionado. Plantea construir 144 kilómetros en los tres corredores férreos que conectan a municipios vecinos con Bogotá para atender un total de 300.000 pasajeros/día. A razón de los 20 millones de dólares/kilómetro anunciados, el proyecto luce muy costoso.

Ascendería a 2.880 millones de dólares, monto semejante a los 3.000 millones de dólares de la primera línea del metro y que transportaría más de un millón de pasajeros/día. Dicha línea partiría de Kennedy, atravesaría el corredor oriental con la mayor concentración de pasajeros (75.000 por hora en el pico en cada sentido), para luego bajar a Engativá.

La construcción de esa primera línea iniciaría la solución de fondo del déficit estructural de movilidad para los próximos 20 años, allí donde la troncal de la Caracas, la principal del TransMilenio, se encuentra saturada después de solamente cinco años de servicio. Por la elevada y creciente demanda de transporte del corredor oriental de la ciudad, estamos abocados a la siguiente disyuntiva: 1) improvisar troncales paralelas de TransMilenio donde no caben y que mitigarían, pero no solucionarían la demanda de viajes insatisfecha que hoy se manifiesta en hacinamiento e incomodidad inaceptables para los usuarios; o 2) proceder al Metro, que ya requieren el desarrollo y la demanda de movilidad de la ciudad.

Esta alternativa reviste, sin duda, una prioridad superior al mal llamado metro de cercanías que, por su elevado costo, excluiría de plano la iniciación del metro de verdad y podría financiarse de la misma manera: Ley de Metros (Nación), Distrito y valorizaciones de tierras aledañas a las estaciones.

En reemplazo del metro de cercanías de Peñalosa, valdría la pena examinar el TransMilenio de cercanías. Se trata de una modalidad comprobada, con capacidad adecuada a la baja demanda real de viajes, de mayor flexibilidad y comodidad y a un costo bastante menor, máxime cuando ya está a punto de firmarse el convenio para extenderlo a Soacha y ya va a medio camino de Chía. Para el corredor Funza-Mosquera-Madrid sí es recomendable el tren, mas no el metro de cercanías, pero en el modelo de 2 millones de dólares/kilómetro, que recomienda el estudio realizado por la Nación y Cundinamarca.

Con todo, la ciudad requiere acciones urgentes que mejoren la movilidad a corto plazo. Una de ellas es organizar y disciplinar los flujos vehiculares y el transporte colectivo por la 7a. La polémica fase tres del TransMilenio por esta avenida debe desecharse y, en su lugar, proceder con la troncal de occidente por la avenida 68 o la Boyacá, de mayor impacto social y económico. De igual forma, se debe avanzar rápida y firmemente en la organización del sistema colectivo de buses y busetas, que hoy atiende dos terceras partes de los 5,7 millones de viajes de la ciudad, mediante la integración tarifaria, la promoción de la modernización empresarial y la racionalización de rutas y del parque automotor, con especial atención en la chatarrización de las unidades sobrantes y atendiendo un criterio importante: los transportadores tradicionales son parte del problema de movilidad, pero también son y deben ser parte de su solución.


Publicado originalmente en el diario El Tiempo, de Colombia.



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