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La insignia
8 de junio del 2007


España

«Sin regulación de la prostitución
como actividad laboral, no habrá derechos ni protección»


CCOO. España, junio del 2007.


Carmen Bravo, secretaria confederal de la Mujer de CCOO, ha presentado el libro Derechos de ciudadanía para trabajadoras y trabajadores del sexo, junto a las profesoras de la Universidad de Valencia Magdalena López y Ruth Mestre, que se han encargado de recoger y coordinar las intervenciones que tuvieron lugar en las Jornadas organizadas por CCOO en mayo del año pasado, con el objetivo de reflexionar sobre la realidad en la que viven quienes ejercen la prostitución, en su mayoría mujeres, que reclaman se reconocidas como trabajadoras del sexo y como tales tener derechos laborales y de ciudadanía.

“CCOO nunca ha tenido complejos ni prejuicios a la hora de debatir situaciones de discriminación, en este caso de sexo, y reivindicar derechos para los trabajadores”, señaló Carmen Bravo en el transcurso de la rueda de prensa celebrada para presentar Derechos de ciudadanía para trabajadoras y trabajadores del sexo para explicar el motivo de la publicación de este libro, y anteriormente de la organización de las Jornadas - en las que participaron juristas, sindicalistas, políticos, miembros de asociaciones y trabajadoras del sexo, cuyas discusiones se recogen en la publicación.

La secretaria confederal de la Mujer de CCOO recordó el compromiso del sindicato en orden a superar la discriminación y conseguir derechos de ciudadanía para quienes ejercen la prostitución como medio de vida. En este sentido, pidió la regulación y el reconocimiento de la actividad que desarrollan como una actividad laboral. “Mientras no exista regulación no habrá derechos ni protección”, destacó.

La profesora Magdalena López explicó que, según informes de la Guardia Civil, en España hay 20.000 mujeres que ejercen la prostitución en clubes de alterne y otras 6.000 que la ejercen en la calle, mientras que las ONG elevan esta cifra de 300.000 a medio millón personas ejerciendo la prostitución. En su opinión, las cifras que manejan las ONG están alejadas de la realidad y sólo pretenden llamar la atención sobre este sector, del que señaló que contrariamente a lo que se cree la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen libremente. Esta situación exige, precisamente, la regulación de la actividad para que se pueda ejercer la prostitución con garantías laborales y combatir las situaciones de explotación y vulnerabilidad a las que están expuestas.

Para la profesora Ruth Mestre, la prostitución es un trabajo porque "se utilizan energías para satisfacer necesidades básicas". Por este motivo, "la producción afectivo-sexual que desarrollan las prostitutas debe ser reconocida como trabajo; no obstante, explicó, hay que distinguir entre la trata de personas en la que se obliga a prostituirse, y contra la que se debe luchar, y los casos en que las mujeres eligen voluntariamente ejercer la prostitución "como medio para ganarse la vida".

El reconocimiento de la prostitución como un trabajo facilitaría, por otra parte, según la Profesora Ruth Mestre, que las personas inmigrantes sin papeles que ejercen la prostitución pudieran regularizar su situación, ya que los derechos de la ciudadanía se consiguen mediante el trabajo.

En cualquier caso, según coincidieron en señalar Carmen Bravo, Ruth Mestre y Magdalena López, lo que no se puede mantener por más tiempo es la situación actual, en la que la prostitución no está prohibida pero tampoco se reconoce, permitiéndose así la explotación laboral y los abusos a los que están condenadas miles de personas, en su mayoría, mujeres.



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