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La insignia
7 de febrero del 2007


España

Periodistas de raza (a propósito de Telemadrid)


Javier López
Madrid Sindical. España, febrero del 2007.


CC.OO. perdió en los fríos días de finales de enero a la directora de nuestro periódico Madrid Sindical. Pilar Blanco llevaba meses peleando por la vida con esa voluntad incombustible de la mujer de bien, la metalúrgica de corazón, sindicalista de alma y periodista de raza que siempre supo ser.

Una mujer que llegó al corazón del polvorín madrileño de los años sesenta con las ansias de todo inmigrante de abrirse camino trabajando, primero en la que siempre fue su empresa, Isodel, hasta que el golpe de las crisis económicas condujo a su cierre total. Ser mujer y sindicalista comprometida en el sector del metal no era tarea fácil en aquellos años. Pero quienes la conocimos sabemos que Pilar no se arreciaba ante nada ni ante nadie.

Pilar amaba las palabras, gozaba buscándolas, leyéndolas, escribiéndolas y regalándolas a cuantos compartimos con ella momentos de vida y de trabajo. Terminó periodismo y comenzó a colaborar con el gabinete de prensa de CC.OO. de Madrid, asumiendo la responsabilidad de dirigir el periódico Madrid Sindical. Pilar fue una enferma de hierro que junto a la fragilidad física supo acompañar siempre la palabra para informar, comunicar, transmitir sentimientos, soldar afectos. Pilar fue siempre una periodista de raza que lo mismo escribía una noticia o una nota de prensa, que nos ilustraba sobre las novedades bibliográficas. Con la misma pasión escribía un editorial que nos regalaba sus columnas de última página que firmaba como Clara Pérez. La recordaremos siempre como la mujer amante de la palabra y la libertad y la serena luchadora contra la insolidaridad. Ahora descansará en su pueblo, en la casa familiar, al lado del olivo y del lilo centenario y seguirá viviendo en nosotros sin prisas, despacito, sin ruido, mientras amemos la palabra como ella la amó y luchemos por la libertad y la vida como ella nos enseñó.

Corren malos tiempos para la palabra, para la libertad, para los periodistas de raza que no son los que nacen sino los que cada día se hacen a sí mismos. Malos tiempos cuando la "línea editorial" se inmiscuye en la "libertad de información" hasta convertir la noticia en panfleto. Hasta perseguir no sólo al periodista discrepante sino al que pretende mantener la más mínima autonomía.

Eso, ni más ni menos, es lo que viene ocurriendo en Telemadrid, cuyos trabajadores acaban de iniciar un encierro ante una situación que lleva tiempo siendo insostenible y que ha desembocado en el despido de un miembro del comité de huelga y la sanción de otros dos.

Mal terminó 2003 cuando la actual presidenta de la Comunidad decidió situar al frente de Radiotelevión Madrid a su jefe de gabinete, Manuel Soriano. Desde ese momento la información ha sido sustituida por la propaganda, el debate por la crispación, la gestión eficiente de los recursos públicos por el despilfarro de las externalizaciones de programas, la negociación con los trabajadores por la intolerancia en las relaciones laborales, el crecimiento de la audiencia por la pérdida de telespectadores.

Tres años caracterizados por denuncias ante los tribunales, ante la Asamblea de Madrid o ante el Parlamento Europeo por vulneración del derecho a la información. Tres años en los que los trabajadores, por abrumadora mayoría del 95 por ciento expresada en referéndum, han condenado la situación y exigido el cese del actual equipo directivo. Tres años en la que la mayoría de los periodistas no firman sus noticias, viéndose arrinconados, manipulados, condenados al ostracismo, viendo como contratados a dedo suplen con sectarismo partidista la carencia informativa.

Convertir un medio público, pagado por los madrileños, en aparato de propaganda, cierra todas las puertas a un pasado en el que Telemadrid era una auténtica escuela de periodistas de raza, convirtiendo el Ente Público en un gabinete de prensa de la presidenta, en el que ni los madrileños tenemos derecho a la información, ni los profesionales a la libertad de expresión, ni los trabajadores a la libertad sindical y a la negociación colectiva.

Recientemente, en el marco de la Fundación Sindical de Estudios de CC.OO. de Madrid, tuvimos la oportunidad de escuchar a Francisco Giménez Alemán y a Jorge Martínez Reverte, directores de Telemadrid en dos etapas políticas distintas. Para el primero, "esta nueva derecha está incumpliendo las normas que los demócratas nos hemos dado y es inmoral mantenerse en silencio". Para el segundo, Telemadrid "es hoy el ejemplo más descarado de indecencia y repugnante manipulación de la historia", cuando Telemadrid ha sido en el pasado ejemplo para otros medios de comunicación gracias al trabajo que realizaron quienes la han gobernado, como por quienes la han dirigido y por la cultura de sus trabajadores de hacer información como servicio público.

Porque creemos en una televisión pública, los trabajadores del Ente Público Radiotelevisión Madrid van a contar con todo nuestro apoyo. Los profesionales de la información de este servicio esencial para la sociedad madrileña merecen el respeto necesario para su trabajo diario y necesitan un Estatuto que garantice su libertad, como el que ya tienen otros medios de comunicación públicos.

No queremos ver a Radiotelevisión Madrid sometida a los dictados de una presidenta que, siempre que puede, ratifica su firme intención de privatizar Telemadrid en cuanto le sea posible, aunque, eso sí, sin perder un ápice el control de aparato de propaganda.


(*) Javier López es secretario general de CC.OO. de Madrid.



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