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La insignia
14 febrero del 2007


La humanidad inexistente


Enildo Iglesias
Sirel / La Insignia, febrero del 2007.


El Panel Internacional para el Cambio Climático (IPCC por su sigla en inglés), reunido hace unos días en París, llegó a la conclusión de que "la Tierra tardará mil años en absorber los daños al medio ambiente provocados por la acción del hombre". Frente a la constatación de los daños provocados por el calentamiento global, los integrantes del encuentro, con la complicidad de los medios de comunicación masiva (periódicos, radios y TV) se abocaron a una labor intensiva de desinformación, llevada a cabo también a nivel global. Veamos algunos ejemplos.

Para el IPCC los daños al medio ambiente fueron "provocados por la acción del hombre". El diario argentino La Nación del 03-02-07 titula: "El hombre, gran culpable del cambio climático". Para el periódico mexicano El Economista (02-02-07) "el calentamiento global es irreversible debido a las emisiones de gases a la atmósfera por obra del hombre" y agrega que "en función de la acción humana, la subida se situará este siglo entre 1.8 y 4 grados". Y más adelante subraya que según los 500 especialistas del Panel "el hombre ha cambiado el clima". Por su parte El País de Madrid (03-02-07) algo más honrado, ofrece en su editorial una tímida pista al reconocer que el cambio climático "es el efecto neto de las actividades humanas desde 1750, es decir, desde la primera revolución industrial" para terminar coincidiendo, como veremos a continuación, con el presidente Bush en que "la ciencia llevó a la revolución industrial [y ahora] también puede aportar remedios". Según el periódico argentino Página/12 (03-02-07) para Matilde Rusticucci -científica argentina y miembro del IPCC- el cambio climático "es producido por las actividades humanas". Y el mismo día el brasileño Zero Hora informaba que la reunión de París despertó tres inquietudes: "el calentamiento global es inequívoco; 90 por ciento de la culpa es del hombre; y los efectos persistirán durante los próximos siglos".

Frente a estos expertos, que temiendo las consecuencias de llamar a las cosas por su nombre responsabilizan a toda la humanidad por el calentamiento global, es de admirar el descaro del que hizo gala el presidente Bush para defender los intereses que representa. Recordemos que Bush inició su mandato anunciando que no pensaba cumplir con nada de lo establecido en el Protocolo de Kioto y que posteriormente, a mediados del año pasado en declaraciones al New York Times, expresó: "Dejemos el debate sobre si los gases de efecto invernadero son causados por la humanidad o por causas naturales; vamos a enfocarnos solamente en las tecnologías que puedan resolver el problema".

Bush oculta -como acostumbra hacer con tantas otras cosas- que Estados Unidos encabeza de lejos la lista de las cinco naciones que producen mayor cantidad de dióxido de carbono, principal responsable del cambio climático (1). Y con su propuesta pretende que las mismas corporaciones que en su afán por maximizar el lucro causaron el problema, sean las encargadas de resolverlo con tecnologías que nos venderán a buen precio y muy probablemente nos sumergirán en problemas ambientales peores de los que ya tenemos. Sobre el grado de confiabilidad de estas empresas habla a las claras el informe de la Unión de Científicos Comprometidos -una de las fuentes más fiables de análisis independiente especializado, con sede en EE.UU.- al señalar que la transnacional petrolera ExxonMobil logró poner en práctica una "sofisticada y exitosa campaña de desinformación" para engañar al público acerca del calentamiento del planeta causado por el aumento en el consumo de combustibles fósiles. Según el informe, la transnacional habría entregado cerca de 16 millones de dólares entre 1998 y 2005 a un conjunto de organizaciones que cuestionan el argumento científico de que las emisiones de gases de efecto invernadero contribuyen al calentamiento global. Por su parte, un informe del Citigroup sobre las consecuencias empresariales del cambio climático, identifica a 74 compañías y 18 países que se beneficiarán con la nueva situación. En la lista figuran compañías aseguradoras, del sector del automóvil, del sector energético, compañías de aguas, agrícolas (2) y una serie de sociedades de consultoría y asesoramiento técnico y jurídico.

Un criterio similar al de Bush -cimentado en el convencimiento de que el dinero tiene la capacidad de solucionar todo- exhibe el empresario británico Richard Branson, que acaba de lanzar un concurso de ideas a nivel mundial para acabar con el problema causado por las emisiones de gases de efecto invernadero. Este magnate del transporte aéreo y ferroviario anunció que premiará con 25 millones de dólares a quien invente el sistema más efectivo para eliminar los miles de toneladas de dióxido de carbono acumuladas en la atmósfera. La idea fue de la mujer de Branson, quien lo indujo con el argumento: "Hay montones de cerebros brillantes por ahí. Seguro que a alguien se le ocurre alguna solución". En ocasión del anuncio, Branson estaba acompañado por el ex vicepresidente de EE.UU., Al Gore, quien de esta manera mostró estar dispuesto a subirse a cualquier estupidez pintada de verde.

Pero volvamos a los expertos reunidos en París y a su empecinamiento en responsabilizar del cambio climático a "la humanidad". Deliberadamente pasan por alto que en este caso la llamada "humanidad" no existe. Lo que sí existe es una sociedad dividida en clases y una de ellas es la responsable -entre otros males- del cambio climático. No hay que ser muy perspicaz para identificarla. Se trata de una minoría propietaria de los medios de producción y generadora del régimen económico, que ya no se sostiene, denominado capitalismo. Y esa minoría no ignora que su existencia -y la de sus negocios- depende de la capacidad y de los recursos que invierta para desviar la atención sobre la responsabilidad que le cabe al capitalismo -sistema que impuso a sangre y fuego- en la mayoría de los problemas que agobian al mundo. A esa tarea contribuyen algunos expertos y órganos de prensa.

Un ejemplo será suficiente para ilustrar lo falaces que resultan, en lo que ha responsabilidades concierne, las conclusiones de los expertos reunidos en París. La OIT (Organización Internacional del Trabajo) acaba de difundir un estudio del cual se desprende que durante el año pasado, el crecimiento de la economía mundial continuó a niveles impresionantes, pero que ese crecimiento no ha impactado en el nivel de desempleo, que se mantuvo en la marca sin precedentes de 195,2 millones de personas. Entonces, ¿es justo atribuirle responsabilidad alguna en la generación del calentamiento global a estos millones de marginados? Resulta claro que no. Además, estos excluidos por el sistema causante del calentamiento global son las primeras víctimas de este fenómeno.

Si en todo esto alguna culpa tienen los parias del mundo es no haber tenido la capacidad de organizarse, siendo mayoría, para cambiar radicalmente, por las buenas o por la malas, el actual estado de cosas. Si ello finalmente llega a ocurrir, entonces sí existirá la humanidad.


(1) Las cinco naciones y el correspondiente porcentaje de emisión de dióxido de carbono son: EE.UU. (39,4%), Rusia (5,9%), Japón (4,9%), Alemania (3,2 %) y Canadá (2,3%).
(2) En relación al aumento por parte de las grandes compañías de los cultivos intensivos destinados a la elaboración de biocombustibles, tema del que nos ocuparemos próximamente.



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