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La insignia
3 de agosto del 2007


Perú

Abran el parque de la Reserva


Alexandro Saco (*)
La Insignia. Perú, agosto del 2007.


Rejas cerradas, una sola entrada, horarios restringidos, personas mirando las tarifas, cobro de uno a cuatro soles por ingresar a un terreno de todos: El Parque de la Reserva. Castañeda dirá que se debe recuperar la inversión, que el parque estaba hecho un desastre y que ahora tenemos la octava maravilla del mundo con las fuentes de agua. Eso significa nada si una familia pobre desea entrar a ver el agua iluminada y debe pagar veinte soles: te quedas afuera hasta recuperar la inversión.

El ornato y los atractivos de una ciudad no deben ir en contra de la libertad personal. El Estado, en este caso la Municipalidad de Lima, nos recorta la libre circulación. Si el parque se ha dado en concesión, se trata de lo público al servicio de lo privado: recuperar la inversión haciendo negocio con los espacios de la ciudad. Si la Municipalidad recauda por esa entrada, peor aún. Mientras usemos lo público, es decir lo de todos, para sostener un interés privado o limitar accesos, de las piletas brotará agua que no has de beber.

Nada de pactos sociales, accede el que puede pagar cuatro soles. Pero las libertades son absolutas y no dependen del dinero. El Estado debería garantizar eso. No se trata en este caso de un servicio público, sino de recreo. Si ya los servicios públicos funcionan para quienes los pueden pagar, trasladar eso a la distracción, a los parques, es un no retorno. El presidente habla de pacto social, pero inaugura con el alcalde un pacto antisocial en el Parque de la Reserva.

La partícula de poder que le entregamos al Estado es mínima pero total a la vez. Esa partícula de poder vale porque todas las demás partículas de los millones de ciudadanos valen, sea en un parque o en un hospital. Son casi imperceptibles los recortes a la libertad. Los que nos representan en el Estado se mimetizan con él y consideran un atributo del poder levantar vallas de todo tipo. La arbitrariedad mal administrada del Estado antes que garantizar nuestro desarrollo impide nuestra vida sana: colas, parques enrejados, papeles, impuestos sin retorno, la señal de TV Perú interrumpida por el gobernante.

Normalizamos que nuestras libertades no valgan. Siempre habrá una teoría que justifique las rejas. Pero la libertad es anterior al Estado y a sus malas decisiones. Mi libertad consiste en entrar en el Parque de la Reserva, pero unos horarios de dependencia pública me lo impidieron; como a otros se lo impedirán cuatro monedas.


(*) Alexandro Saco dirige el programa Civilización, de Radio San Borja (Lima).



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