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La insignia
10 de abril del 2007


España

La tercera opa sobre Endesa


Bruno Estrada
Fundación Sindical de Estudios. España, abril del 2007.


Bruno Estrada, coordinador del Área económica de la Fundación Sindical de Estudios, reflexiona sobre lo sucedido desde que se inició la primera Opa sobre Endesa, hasta el momento actual.

Hace más de año y medio Gas Natural lanzó una Opa sobre Endesa, una de las dos mayores compañías eléctricas de nuestro país.

La furibunda reacción de los gestores de Endesa contra esa opción puso en marcha un extraño proceso cuyo objetivo final era convertir una de las principales empresas de nuestro país en una filial de una multinacional, en este caso alemana. Y por eso Eon lanzó una segunda Opa sobre Endesa hace poco más de un año.

Esto evidenciaba, por una parte, una de las carencias clásicas de nuestra economía, la incapacidad de construir empresas capaces de competir en mercados globales, pero era aún más preocupante que ello ocurriera en un sector estratégico, como es el eléctrico, sobre todo en estos momentos de transición energética hacia las energías limpias.

Es evidente que aquellos países que se pongan a la cabeza, tecnológica y productivamente, en el desarrollo de las energías limpias, fundamentalmente eólica y solar, serán los países capaces de afrontar con éxito los riesgos y oportunidades que supone enfrentarse al cambio climático y la escasez, y por tanto el encarecimiento de los derivados de los hidrocarburos, petróleo y gas natural.

Para España ponerse al frente de la transición energética hacia las energías limpias supone además una oportunidad única para reducir nuestra altísima dependencia energética, y por tanto, para disminuir los riesgos de recesión económica ante bruscas subidas de los precios de los derivados de los hidrocarburos.

Ese evidente que ese papel relevante de locomotora y protagonista no iba a ser el papel que iba a jugar una Endesa subsumida en Eon.

En el pasado la actuación de los gobiernos, y de los poderes económicos nacionales, ante la entrada de capitales extranjeros en importantes sectores económicos nacionales, ha oscilado pendularmente entre la inacción o el intervencionismo.

Inacción debida a la incapacidad de presentar una alternativa, como sucedió en el periodo de entreguerras del pasado siglo, cuando se abrió la economía española, o durante los años ochenta y noventa cuando la privatización de muchas empresas industriales de nuestro país, supuso su conversión en meras filiales de multinacionales, siendo SEAT el caso más emblemático. De esta inacción se derivaron los riesgos que ello ha supuesto en términos de perdida de capacidad de decisión en sectores y áreas claves para la modernización económica.

Intervencionismo, durante el franquismo, como reacción a esa incapacidad secular de acumular capitales nacionales en sectores industriales básicos, lo que llevó a la nacionalización de empresas consideradas estratégicas y al proteccionismo de esos mercados, y a la larga a una importante perdida de capacidad competitiva de esas empresas y de la economía en su conjunto.

A principios del siglo XXI, los agentes económicos y el gobierno han reaccionado de forma novedosa ante la posibilidad de perdida de control nacional de una empresa pilar de un sector fundamental como es el eléctrico. Ni se ha caído en el intervencionismo ramplón, ni en la parálisis por impotencia, no obstante, se sigue echando de menos un afán más inversor desde la iniciativa privada, sobre todo en sectores más vinculados con la economía productiva.

El gobierno ha sido capaz de actuar sin intervenir, y la tercera Opa, anunciada por Acciona y Enel, permite que, al final del túnel del futuro de Endesa, se pueda vislumbrar un sector menos oligopólico, lo que no significa una Endesa troceada, lo que seria un error estratégico, en el que se reduce el poder de mercado de las dos principales empresas, lo que beneficia al conjunto de la ciudadanía, y una empresa que va a continuar con una fuerte presencia de capital y de gestores nacionales, a los que sin duda tiene que seguir acompañando la Entidad Financiera que hasta ahora ha venido siendo socio financiero de referencia, y que tiene un proyecto industrial propio en el que las energías renovables tienen un papel muy importante.

Estos dos elementos son fundamentales para que el futuro del sector eléctrico español, en un marco de mayor integración con Europa, donde sigue echándose en falta una política energética común, que logre una mayor compatibilidad entre los intereses de los accionistas, los intereses de los trabajadores y los intereses generales, tanto los vinculados a la posición estratégica del sector para garantizar la competitividad de gran parte de nuestra estructura productiva, como los relacionados con los retos medioambientales y del empleo, cuestión esta, junto a la inversión, que es una exigencia fundamental de los sindicatos.

Esta anunciada tercera Opa ha sido una clara muestra del grado de madurez que ha alcanzado la relación entre el sector privado, aun con sus insuficiencias, y el sector público de nuestro país, imprescindible para construir una sociedad más cohesionada y sostenible.



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