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La insignia
8 de abril del 2007


Chile

Lota se niega a morir


Texto y fotografías: Arnaldo Pérez Guerra
La Insignia. Chile, abril del 2007.


Lota fue un polo de desarrollo mientras duró la explotación del carbón. Las minas de Lota, Schwager, Carvile, Colico Sur y Trongol Norte, daban seguridad y sustento a millares de obreros. Su cierre instaló la cesantía y la desesperanza en toda la región. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la VIII región cifra su desempleo en un 8,6 por ciento. Lota nuevamente alcanzó la más alta tasa de desocupación del país: 14,9 por ciento. Para los ex mineros, los gobiernos cometieron un "brutal error" al cerrar las minas. Chile sigue necesitando carbón, aunque hoy debe importarlo desde tierras lejanas. El 2006 el consumo de carbón alcanzó la cifra de 3.064.000 toneladas, 2.547.000 de las cuales se importaron. La Empresa Nacional del Carbón (Enacar) produjo 63.000 toneladas, mientras los pequeños pirquineros 137.000 toneladas, la mayoría en las regiones de Magallanes y el Bío Bío. Pero las industrias de generación de energía y metalurgia hoy sólo ocupan carbón importado y los pequeños pirquenes no cuentan con mínimas condiciones de seguridad y tecnología para mejorar su extracción. Demanda y mercado se desvanecen mientras los mineros se niegan a morir.

Las áreas industriales de Lota están prácticamente abandonadas. Más de un 40 por ciento de su población vive en condiciones de pobreza que la gente se explica por la falta de empleos. En la plaza de armas, sólo se ven obreros barriendo: "No hay nada más que hacer", dicen. José, un viejo ex minero, trabajó décadas en la mina. Hoy barre hojas: "Acá llegamos muy temprano, antes de las siete de la mañana. Somos una de las cuadrillas. Y no hay más trabajo. Los sueldos son muy bajos, pero si no trabajáramos en esto estaríamos mucho peor. Pienso que cuando cerraron las minas mataron a Lota y a su gente", asegura. "El municipio no hace nada productivo. Aquí nos tienen para 'hermosear, barrer, pintar'. Nada que levante a la ciudad. Acá no tenemos futuro, mucho menos la juventud", agrega Juan, otro "barrendero" de los PGE.

"No hay futuro", dicen estudiantes de la escuela Padre Manuel d`Alzon. Es igual en Arauco, Coronel, Carampangue y toda la ex región minera. "¿Qué sacamos con estudiar y terminar a duras penas la enseñanza media cuando nuestros padres no tendrán dinero suficiente para costearnos una carrera? Si entramos a un CFT, también necesitamos recursos. Pero el terminar los estudios no nos asegura un puesto de trabajo… Si te recibes tienes que emigrar porque acá no hay posibilidades de trabajar en nada, salvo en los programas de empleo", dice el estudiante Carlos González. Muchos desertan. Piensan que es mejor buscar trabajo y no "perder el tiempo en imaginarse un futuro virtual". El año pasado cerca de tres mil secundarios de Lota protestaron por los graves problemas de infraestructura de los liceos A-45, Comercial e Industrial. "Las movilizaciones volverán porque los problemas no se solucionaron", dicen.

La señora Juana es una de las miles de cesantes de Lota. Ha participado de cuanta movilización ha habido por los cupos en los PGE: "Fuimos a la Intendencia, pedimos entrevistas con los seremis y autoridades, cortamos los accesos a la ciudad, nos juntamos con cesantes de Hualpén, se hicieron huelgas de hambre para sensibilizar a las autoridades. ¿Qué más nos queda? ¿Quemarnos frente a la Intendencia? Si protestamos es por trabajo, por sustento para nuestros hijos y familias… No sé qué va a ser de mis hijos si acá ya no hay en qué ganarse el pan", dice con angustia.

Para José Sáez, secretario de la Corporación Renace Lota, los PGE son "parches de media jornada, tres cuartos y jornada completa, por menos del mínimo. Lo que realmente hace falta en Lota son grandes y medianas empresas, que den empleo. Se podría capacitar a miles de lotinos para trabajar, por ejemplo, en madera, plástico, cuero y calzado. Las autoridades apuestan por el turismo pero creemos que no es suficiente. Los programas de hambre como llamamos a los PGE nos mantienen en la incertidumbre. Lota sigue muriendo lentamente. El Plan de desarrollo -elaborado el 2005 por la Coordinadora de Sindicatos de la Cuenca del Carbón-, que fue entregado al municipio, a autoridades regionales, parlamentarios y al propio gobierno, no sirvió de nada", dice.


Pescadores doblan la mano al gobierno

Las cuotas de captura para los pescadores artesanales fueron nuevamente el detonador de graves protestas en Lota, Coronel, Lebu y Talcahuano. El gobierno había prometido 440.000 toneladas de anchoveta y sardinas para los pescadores artesanales de caletas de la zona. Las cuotas de merluza también están en entredicho. Entre enero y junio, la extracción de merluza establecida por el Consejo Nacional de Pesca es de 7.000 toneladas. Según el presidente de los pescadores artesanales de caleta Lo Rojas, Omar Bustos, "quienes trabajan la merluza quedaron en muy mala posición". Piden un aumento de 20.000 toneladas: "Necesitamos una cuota razonable en el tiempo para que los merluceros puedan vivir. Así como el gobierno ha dado mayor autonomía a los industriales, el sector artesanal necesita que vean nuestra realidad", dice Bustos.

A fines de febrero los pescadores se enteraron que el decreto del Consejo Nacional de Pesca otorgaba sólo 291.000 toneladas en vez de las 440.000 prometidas. Toda la región se movilizó: más de 3.000 pescadores artesanales cortaron accesos en los puertos de Talcahuano, Coronel, y el sector Polvorín de Lota, y se enfrentaron a las Fuerzas Especiales de Carabineros. "No puede ser que vengan y digan aquí hay una cuota, trabájenla y vivan con esto para el resto del año. Los pescadores pueden vivir con esa cuota. A las lanchas chicas se les va a acabar muy rápido. Los viejos que están viviendo esta crisis van a salir a pescar igual", dice Omar Bustos. Según Cosme Caracciolo, presidente de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile (Conapach), las manifestaciones ocurrieron porque "la cifra otorgada era inferior a lo que el propio subsecretario de Pesca Carlos Hernández comprometió en diciembre pasado durante una visita a la región".

Finalmente, los pescadores le doblaron la mano a las autoridades, que firmaron un protocolo de acuerdo comprometiéndose a enviar al Consejo Nacional de Pesca la propuesta final para aumentar la fracción artesanal de la cuota de anchoveta y sardinas en la VIII Región, respetando el acuerdo suscrito por el subsecretario Hernández en enero. Según el vocero del gobierno, ministro subrogante, Carlos Maldonado, el conflicto fue superado porque había sido sólo un "malentendido", un error en las cifras. Dijo que las protestas eran completamente "innecesarias" y que todo "se corregirá prontamente".

Pero toda la región vive problemas por la asignación de cuotas. En Lebu, durante el invierno, escaseó la reineta: "En la municipalidad los pescadores sólo consiguieron algo de mercadería", dice Angel Barrientos, Coordinador de la Agrupación de Sindicatos y Asociaciones Gremiales de Lebu. Según las Conapach, la base de datos y fórmulas utilizadas por las autoridades definir las cuotas, el Régimen Artesanal de Extracción (RAE), presentan "criterios irregulares que se utilizaron a la hora de distribuir la fracción para las distintas organizaciones, con lo cual se afectó duramente a los pescadores históricos y en especial a aquellos que cuentan con embarcaciones menores, los que fueron afectados con una merma considerable". Marcelo Segura, presidente de la Asociación gremial de pescadores artesanales de San Vicente, asegura que este sistema desconoce el aspecto social y detalla un ejemplo de cómo se castiga a los pescadores designándoles menos cuota: "El armador de la nave Magdalena II tuvo un accidente por lo cual estuvo seis meses hospitalizado, quedó con pequeña parálisis y se ha caído varias veces al mar por arreglar su lancha. Empezó con una cuota de 2.200 toneladas, pero por tener la mala suerte de accidentarse y la lancha parada, lo castigaron este año dándole sólo 150 toneladas. ¿Podrá vivir con eso?".

En las costas de la VIII región, los recursos se están agotando. Sólo los grandes industriales sacan cuentas alegres: "Ellos extraen sardinas y lo que pillan. La ley los favorecen, mientras a nosotros nos empujan a desaparecer", dice José Soto, pescador artesanal de Lota. "El 2006 fue un año malo. Es muy poco el producto, eso nos obliga a estar la mayoría del tiempo de brazos cruzados", agrega Pedro. "Con lo que se extrae apenas se alcanza a cubrir el gasto de combustible", dice Manuel. "El muelle -hay sólo uno- ya no es suficiente. Además, la mayoría de las barcazas se van a Coronel", acota Eduardo. Para el dirigente de los armadores, Juan Vega, el problema no es sólo la ley o las míseras cuotas sino la falta de iniciativas gubernamentales: "Hay mucha gente para trabajar, pero lo que falta son iniciativas verdaderamente productivas. En Lota no hay grandes industrias ni buenos empleos. Muchos prefieren vivir de subvenciones y se están acostumbrando a sobrevivir con lo mínimo, perdiendo su capacidad de emprendimiento. Esto sólo se puede solucionar con planificación e industrialización", dice.

Franklin Alarcón Rozas, presidente del Sindicato de Pescadores Artesanales y Lancheros de Lota, nos dice: "En Lota somos más de dos mil personas las que vivimos del mar, pero nuestro futuro es cada vez más oscuro e incierto. Hay una pésima administración de los recursos marinos, demasiada contaminación y sobreexplotación. No hay normativas o regulaciones que beneficien a quienes vivimos de la pesca sin depredarla. Son los grandes barcos e industriales quienes pescan antes de tiempo, antes que los peces se reproduzcan y, a pesar de las nuevas tecnologías, siguen contaminan nuestro mar y recursos. La pesca de arrastre arrasa con todo, las autoridades lo saben".

Según Alarcón, muchos pescadores que vivían del oficio hoy están cesantes o al borde de la cesantía: "Aunque algunos ven a la pesca como un salvavidas contra el desempleo, cada vez más los pescadores perdemos nuestra independencia. Es culpa del modelo económico, del capital. Los grandes empresarios invirtieron en la pesquería y obtienen la mejor asignación de recursos. Pueden explotar prácticamente a su antojo. Sus naves y embarcaciones poseen mayor tecnología que los botes artesanales. Sin embargo, a los tripulantes tampoco se les da seguridad ni estabilidad laboral. Muchos jóvenes dejan sus estudios para dedicarse a la pesca y eso no es bueno. No hemos sabido defender nuestra actividad. En Coronel, Lo Rojas, Dichato, Lota y muchas otras caletas, se está perdiendo nuestra forma de organización e identidad", dice.

Para Franklin Alarcón y los demás pescadores de Lota, los gobiernos y empresarios -"que parecieran ser lo mismo"-, siguen quitándoles su fuente de trabajo y dejándolos sin recursos para el futuro: "Sin embargo, los pescadores artesanales, los más afectados por la privatización del mar, seguimos divididos. Debiéramos unirnos para defender nuestros derechos. En Lota se ha llegado al extremo de manifestarse para exigir una canasta familiar. Ni siquiera eso está asegurado… Pero no es sólo una canasta lo que se necesita, sino educación, salud, trabajo, medio ambiente sin contaminación, defender nuestros recursos. En Lota hay demasiada cesantía y desesperanza. Ya casi nadie cree en promesas", dice.

Son miles las familias que viven en torno a la caleta de Lota Bajo, pero no poseen títulos de dominio y podrían ser desalojados. Debido al régimen de cuotas de captura, no trabajan más de tres meses en el mar. Muchos no tienen previsión social ni pueden acceder a atenciones de salud. "Tenemos que pedir limosna para que nos atiendan", dice José Soto. "No hemos sido capaces de imponer una política que beneficie a los pescadores artesanales. Las organizaciones sindicales de pescadores debieran unirse. A políticos y empresarios les gusta ver a los chicos divididos, peleando, mientras ellos entregan el mar a los grandes y poderosos. Las autoridades del sector ocupan los cargos por cuoteo, no saben de pesca. Necesitamos una mejor distribución de las cuotas de captura con mayor criterio de equidad, una eficiente administración de los recursos marinos, disminuir la contaminación, proteger el medioambiente. Todo eso es sinónimo de mejor calidad de vida. No resuelve la cesantía pero ayudaría muchísimo. Buscan fórmulas de palear la cesantía, apuestan a fomentar el turismo para que no nos convirtamos en comuna dormitorio, pero poco se preocupan de rescatar lo que queda de la historia de Lota y de su pueblo minero", dice Alarcón.


Promesas y escepticismo

La presidenta Michelle Bachelet visitó en enero la VIII región para anunciar el Plan Territorio Arauco: "Esto no es un ofertón de verano ni una acción populista, esto se ha hecho seriamente para impulsar los motores que hagan aparecer el desarrollo y progreso para esta zona", dijo. Entre los anuncios se incluyó la licitación de la nueva ruta P-160 Tres Pinos-Coronel, proyecto que iniciará su ejecución el 2008. Bachelet prometió que en marzo se licitará la mejora y mantención del camino costero Lebu-Arauco, que "pondrá fin al problema histórico de conectividad". Anunció también obras de mejoramiento en la carretera Tres Pinos-Victoria, un camino entre Tirúa y Nueva Imperial, y el inicio de obras para el tramo Curanilahue-Nacimiento. En Lebu, Bachelet visitó el puerto pesquero artesanal y prometió inversiones para su mejoramiento. Dijo que enviaría "un proyecto de ley que permita regular el mercado de cuota y proteger los derechos de los pescadores". Prometió que se construirá la caleta de Quidico, el espigón de encauzamiento del río Tirúa, un muro de defensa en punta Lavapié, se mejorarán las condiciones de atraque en la rampa de Isla Mocha, un centro de salud en Lebu y un nuevo hospital en Cañete. El ministro de Obras Públicas, Eduardo Bitrán, agregó que se invertirán 48 mil millones en el plan de aguas lluvias para el Bío Bío, durante los próximos seis años. Se trataría del programa de inversión más grande del país: "El 50 por ciento de todos los recursos disponibles para el país, se invertirán sólo en esta región para solucionar las inundaciones que cada invierno sufren comunas como Lota, Concepción, Talcahuano, Tomé, Chiguayante, Los Ángeles, Chillán y Chillán Viejo", dijo.

Pocos lotinos creen en los anuncios. El año pasado el Biotrén, que se presentó en su momento como un proyecto emblemático del gobierno de Ricardo Lagos, arrojó un millonario déficit: más de 1.700 millones de pesos, a sólo un año de inaugurado. Para los dirigentes sociales, se engañó a la comunidad: "Fue sólo un aprovechamiento político. El gobierno prometió que el ferrocarril llegaría a las comunas de Lota, Tomé y Penco. Pero sólo fue para conseguir más votos", dice Luis Cisternas, vicepresidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Lota. La Unión Comunal agrupa a unas cien juntas vecinales: "Lideramos en cesantía, no bajamos de los dos dígitos", dice.

Los lotinos sueñan con empresarios que inviertan en la zona. Recuerdan que le dieron un altísimo respaldo a Bachelet en las presidenciales. "Lota estuvo entre las más altas mayorías para Bachelet. Pero no se ven gestos hacia la zona del carbón. Los proyectos firmados por la Intendencia, gobernación y el municipio, son inversiones a largo plazo, sólo de mejoramiento e infraestructura. Si se construye una carretera y no tenemos un puerto, no servirá de nada", agrega.

Las poblaciones España, Isidora Goyenechea y Bannen son algunas de las más afectadas por el desempleo. En Bannen se construyeron las primeras casas CORVI entregadas a obreros y aún hoy la junta vecinal intenta sanear los títulos de dominio. Muchos no tienen títulos y no han podido mejorar sus casas. En Lota no hay terrenos donde construir más viviendas.

Víctor López es presidente del Sindicato Solidaridad de Lota nos dice: "Queremos levantar Lota, no solamente por nosotros sino por la juventud, cada año gran cantidad de estudiantes egresan de los liceos y no encuentran trabajo. Acá la cesantía juvenil supera el 30 por ciento. Si pedimos que industrialicen la comuna lo hacemos pensando en los recursos de nuestra zona: gas natural, carbón, agua potable, electricidad, pesca, plantaciones forestales. Pero, al parecer, no hay voluntad política. El gobierno no ha sido capaz de poner en práctica un plan de desarrollo. Queremos que se instalen empresas para reparar embarcaciones, queremos sembrar el mar, explotar nuevamente el carbón para las termoeléctricas… Pero las autoridades insisten en empleos de emergencia y no generan trabajo productivo. Lota muere porque muchos emigran buscando trabajo en Coronel y Concepción, y más al sur, en las salmoneras", concluye.



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