Mapa del sitio Portada Redacción Colabora Enlaces Buscador Correo
La insignia
16 de agosto del 2006


Corea del Sur

Explotación y abusos contra trabajadores inmigrantes


Amnistía Internacional, agosto del 2006.



«Los trabajadores inmigrantes somos también seres humanos. ¿Por qué no me pagan por mi trabajo? No puedo volver a casa porque no tengo dinero. He decidido matarme porque no hay otra forma.»
-De la nota de suicidio de Jeong, una mujer china de 34 años que trabajaba turnos nocturnos de 12 horas en una fábrica de bordados (abril del 2004)-

En Corea del Sur, decenas de trabajadores inmigrantes sufren discriminación, explotación y unas condiciones laborales atroces, según un nuevo informe de Amnistía Internacional. Muchos afrontan una espiral de deudas y se ven obligados a trabajar ilegalmente porque sus empleadores les retienen los salarios y las leyes existentes dificultan el cambio legal de empleo.

Corea del Sur es el primer país de Asia que protege los derechos de los trabajadores inmigrantes en la ley. Pero dos años después de la entrada en vigor, el 17 de agosto de 2004, de la Ley relativa al Permiso de Trabajo para Trabajadores Migrantes (Ley PTTM), los trabajadores extranjeros siguen sufriendo múltiples abusos y riesgos laborales, y tienen pocas posibilidades de obtener una reparación, a tenor de las conclusiones de Amnistía Internacional.

"Corea del Sur ha sido el primer país de la región que ha legislado para proteger a los trabajadores inmigrantes. Ahora el gobierno debe hacer frente a los problemas que siguen existiendo, como el impago de salarios, las dificultades para cambiar de empleo y las condiciones peligrosas; en última instancia, debe garantizar que los trabajadores inmigrantes son tratados como seres humanos y que se respetan sus derechos", ha declarado Rajiv Narayan, investigador de Asia Oriental de Amnistía Internacional.

Según un informe del gobierno, se calcula que en mayo de 2005 había en Corea del Sur alrededor de 350.000 trabajadores inmigrantes, el 1,5 por ciento de la población activa, procedentes de China, Vietnam, Bangladesh, Nepal, Filipinas e Indonesia, entre otros países.

Estos trabajadores hacen jornadas de trabajo excesivamente largas a cambio de salarios inferiores a los que cobran los trabajadores coreanos, sufren un elevado grado de malos tratos físicos y verbales en los centros de trabajo y a menudo trabajan en condiciones peligrosas.

"BS", nepalí de 33 años, trabajaba para Misung Industry, una empresa que fabrica plástico en la ciudad meridional de Daegu.

"El 7 de octubre de 2005, el guante de la mano izquierda se quedó atrapado en la máquina que hace plástico; no pude sacar la mano. La máquina no se detuvo hasta que estaba a punto de tragarse el hombro. Más tarde supe que la gente oyó el ruido que hacían los huesos cuando los trituraba la máquina [...] Cuando me sacaron el brazo de ahí, no tenía carne ni huesos [...] No había botiquín de primeros auxilios."

Inicialmente Misung Industry mantuvo en secreto el accidente y se negó a decir a los amigos de BS dónde estaba, hasta que éstos amenazaron con acudir a la policía. Transcurridos cinco meses, la empresa dejó de pagar el tratamiento médico de BS. Éste sigue sufriendo dolores agudos en el brazo y no puede trabajar. Está teniendo que pagar el tratamiento con sus ahorros y no quiere volver a Nepal antes de obtener una indemnización.

"La mayoría de los trabajadores inmigrantes desconoce sus derechos y los que sufren abusos se encuentran con numerosos obstáculos al intentar acceder a la justicia. Además, las autoridades los intimidan cuando intentan organizar sindicatos para tratar de protegerse de estos abusos y de la discriminación", declaró Rajiv Narayan.

Muchos trabajadores extranjeros han pagado grandes cantidades de dinero a agencias de trabajo de sus países de origen que deben devolver, pero se encuentran con que los salarios son inferiores a los prometidos o que los empleadores no les pagan puntualmente. La deuda derivada de esta situación obliga a muchos a buscar un nuevo empleador que pueda pagarles un salario normal.

Pero la Ley PTTM no ha facilitado el cambio de empleador, lo que hace que quienes intentan salir de una deuda que les asfixia o de las duras condiciones de trabajo tienen pocas opciones salvo trabajar para un nuevo empleador sin la debida documentación. Los trabajadores indocumentados son objeto de campañas periódicas de la policía y pueden ser detenidos en cualquier momento. Antes de ser expulsados suelen ser recluidos en celdas hediondas en condiciones de hacinamiento donde corren el riesgo de sufrir insultos y palizas y donde están vigilados las 24 horas del día. En algunos centros de detención las celdas de mujeres estaban vigiladas por guardias varones.

"La economía surcoreana se beneficia enormemente de los trabajadores extranjeros, pero en muchos casos éstos son sometidos a explotación, abusos y tratos atroces", manifestó Rajiv Narayan.



Portada | Iberoamérica | Internaciónal | Derechos Humanos | Cultura | Ecología | Economía | Sociedad Ciencia y tecnología | Diálogos | Especiales | Álbum | Cartas | Directorio | Redacción | Proyecto