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La insignia
9 de septiembre del 2006


Chile: Encuentro con Gabriel Salazar

«En ARCIS ya no hay un proyecto de universidad»


Arnaldo Pérez Guerra
Liberación / La Insignia. Chile, septiembre del 2006.

Fotografía: Fernando González Olivares


Los trabajadores de ARCIS han denunciado un clima de persecución, despedidos, maltrato laboral y prácticas antisindicales. Uno de los académicos despedidos es el historiador Gabriel Salazar.

"Me retiro de ARCIS, en parte porque me están despidiendo y, en parte, porque tampoco quiero seguir acá. La razón principal es que tengo una incompatibilidad profunda con el actual cuerpo directivo de la Universidad, particularmente con el llamado Directorio de la Corporación. No tengo con ellos compatibilidad académica y creo que tampoco política… Y, en definitiva, incluso, incompatibilidad en términos que podríamos llamar 'sentido de solidaridad' y de 'sensibilidad social'. Eso hace muy difícil que pueda continuar acá. Tuve un cargo directivo y, por tanto, la oportunidad de vivir en carne propia esta 'incompatibilidad'. Fui miembro del Directorio. De siete directores, seis eran 'inversionistas' y yo el único académico no inversionista o 'proletario', podríamos decir… Y eso significó que mis puntos de vista, que estaban centrados básicamente en un sentido de la democracia universitaria, chocaron muy fuertemente con los métodos utilizados por la mayoría del Directorio. Se generó una serie de incidentes y situaciones muy poco edificantes. Eso me hace muy difícil pensar que pueda trabajar tranquilamente los años que me quedan en esta Universidad. Hace más de 42 años que hago clases. Estoy en la culminación de mi carrera y no quiero terminar trabajando donde se producen este tipo de problemas. El Rector, Carlos Margotta, que trata de alguna manera mantener una 'apariencia académica democrática', me dice 'que no me vaya', 'que siga haciendo clases', pero de hecho me ofrece seguir como taxi-teacher. O sea, exactamente como entre acá hace 21 años, haciendo unas 'clasesitas sueltas y boleteando'… A esta altura de mi carrera no estoy para eso. Sobre todo con el conflicto laboral tras todo esto. Por esa segunda razón y el hecho que me finiquitan en mi cargo, por tanto es una forma de despido, agrego mi interés en retirarme, de no continuar aquí".

Gabriel Salazar señala que durante la crisis financiera de 2003, ARCIS ya había despido a trabajadores. La crisis se resolvió en parte por una política de reducción de costos y de personal que se adoptó durante la rectoría de Tomás Moulian. Pero ese proceso se hizo con un criterio de "discusión interna", "criterio académico" y "discusión amplia al interior del Consejo Superior de la Universidad". Significó la salida de decenas de personas, pero, según Salazar "no implicó maltrato, por el estilo y la forma. Se mantuvo el espíritu académico pese a las medidas". En ese momento entraron los "inversionistas": el empresario Max Marambio y el Partido Comunista (PC), lo que -según Salazar- "permitió resolver la deuda de arrastre que tenía la Universidad". Agrega: "No hay duda que la entrada de estos 'inversionistas' permitió remontar financieramente -no completamente-, pero, por lo menos, equilibrar la situación económica de ARCIS. Fines de 2004 y 2005 fueron periodos relativamente estables. Pero, a partir de este año, una parte del 'grupo inversionista' rompió el consenso con el otro sector de inversionistas, la llamada Corporación Salvador que está compuesta por abogados y académicos. Rompieron el consenso e intentaron controlar totalmente -lo que consiguieron- no sólo la Corporación, el Directorio, sino también la Universidad. Entraron violentamente a apoderarse y hacerse de los cargos fundamentales: Rectoría, Vice-rectoría, Secretaría General, etcétera. Ahí se produce una tensión muy fuerte por los métodos utilizados que, desde que estoy en esta Universidad hace 21 años, nunca había visto en aplicación… Eso generó una ruptura -como lo llaman acá- de las 'confianzas internas', de los 'sentidos de comunidad' y camaradería que al principio se dio al interior del Directorio, fundamentalmente entre los 'inversionistas' no universitarios y el grupo que tomó el control violentamente, pero luego esto se extendió al resto de la Universidad. Los alumnos tomaron posición frente a esto y exigieron una democratización de la Universidad, lo que culminó con una toma.

Posteriormente, ya controlada la situación por el 'grupo inversionista', una vez que bajada la toma, los estudiantes se repliegan en cierto modo derrotados, y se cohesionan los grupos 'inversionistas' tomando el control de la Universidad. En ese momento yo salgo del Directorio y, a partir de allí, viene una política de 'reducción de costos' bastante violenta, que se discute a puertas cerradas. En este preciso momento discuten en la Dirección a puertas cerradas. Se toman medidas que no se discuten democráticamente y menos con un sentido de solidaridad. Eso explica el número de despedidos que sobrepasa los cien, aunque la cifra sube y baja. Despiden y a algunos los reintegran. Todo el proceso ha sido muy mal hecho y ha generado, por tanto, un maltrato a los trabajadores. Se supone que esta es una Universidad 'alternativa' y 'de izquierda', y hay un ambiente horrible, nadie está seguro. Algunos tratan de asegurar sus puestos y, por lo tanto, no se juntan con quienes han sido calificados de 'peligrosos'. Los trabajadores han sido despedidos de forma muy desconsidera. Se ha creado un ambiente que no es en absoluto universitario. No es en absoluto propio de una entidad que se supone inspirada en principios de la 'izquierda' o 'socialista', por lo menos. Eso hace muy insostenible seguir trabajando acá", dice Gabriel Salazar.

Salazar trabajó 21 años en ARCIS. Colaboró, organizó y formó una Escuela de Historia que tenía ganado un prestigio. Fundó dos Pos-grados, un Magíster en Historia y un Doctorado: "Creo que hice un aporte… Por eso resulta muy grotesco que me despidan ofreciéndome la mitad de lo que me corresponde por los años de servicio trabajados y, por otro lado, 'contratitos de taxi-teacher'… A esta altura siento que es una incomodidad, lo aceptaría sólo por respeto y lealtad a los alumnos de la Escuela que ayudé a formar, pero prefiero no hacerlo y mantenerme fuera de este ambiente grotesco…".

El Sindicato de Trabajadores de ARCIS interpondrá una demanda colectiva en tribunales. Gabriel Salazar se hará parte de la demanda pues es miembro del sindicato. No renunció al sindicato cuando asumió el cargo en el Directorio: "Tal vez debería haber renunciado. No quise hacerlo porque uno nunca sabe cómo son las cosas… Un historiador sabe de las vueltas de la historia. Estoy dentro del convenio colectivo, lo que implica que no tengo el tope de 11 años para la indemnización que me quieren dar… Seré parte de la demanda de los trabajadores porque creo que es justo. Es cierto que por razones de empresas pueden despedir de acuerdo a la ley, pero deben pagar lo que corresponda y dentro de un trato por lo menos respetuoso. En una Universidad como ésta las decisiones deberían ser tomadas con transparencia, donde todos sepan los datos y cálculos precisos. Pero acá jamás se entrega información seria. Con transparencia, números en la mano y donde todos participen se pueden tomar decisiones radicales como las que se tomaron anteriormente".

Gabriel Salazar no es el único académico despedido. "La Decana de Ciencias Sociales, Inés Reca, socióloga de reconocida trayectoria, fue también despedida y en peores condiciones que las mías. No le ofrecieron la posibilidad de dar 'clasesitas como taxi-teacher'. También despidieron al economista Patricio Escobar. El pedagogo Luis Bustos, una eminencia en Chile en educación popular. El profesor Carlos Sandoval, encargado de las prácticas pedagógicas de la Universidad. Otros académicos que llevan años y trayectoria como Bernardita Vio, Carlos Pérez Soto, en fin. A Carlos Pérez le quieren mantener como 'taxi-teacher'. Antes ya había salido Jacques Chonchol, Orlando Caputo y otros. Varios profesores me han dicho que quieren irse, salir de aquí. Estaban en ARCIS precisamente por el proyecto y ya no se sienten parte del proyecto porque ya no hay proyecto. Se han retirado y se va a retirar un número significativo de académicos que le habían dado prestigio a ARCIS".



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