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La insignia
21 de noviembre del 2006


Perú

Macartismo chicha y persecución a Wiener


Alexandro Saco
La Insignia. Perú, noviembre del 2006.


Hace unos meses, el propietario de Expreso denunció al periodista Raúl Wiener exigiendo que éste dejara de informar sobre la concesión de varios aeropuertos, entre ellos el de Pisco. Wiener señaló que el propietario de Expreso tenía intereses en esa concesión. Expreso hizo campaña para presionar al Estado en esa concesión. Los abogados de García Miró, entre ellos Ghersi, denunciaron a Wiener, pidieron una indemnización astronómica y la prohibición de que el periodista continuara informando. Expreso, su propietario y sus abogados, hoy se hacen las víctimas de lo que ellos practican.

En el mejor de los casos, Expreso es un vocero del fujimontesinismo. Expreso fue cómplice del retrete periodístico de fines de los noventa. Hoy, ante una resolución judicial discutible, este medio pro impunidad, pretende hacerse pasar como la víctima de una persecución. Hipócrita. Expreso, desde hace años, persigue, imputa inexactitudes, condena y descalifica. No es cuestión de libertad de prensa. Expreso no expresa al periodismo, sino a sectores que utilizan un medio de comunicación para justificar sus intereses económicos, o políticos como en su campaña de descalificación a la CVR.

La mafia fujimontesinista se ha blanqueado con la complacencia de varios medios, incapaces de confrontarlos. Expreso tiene el cuajo asumirse perseguido político y lo grita a los vientos, cuando ellos persiguen desde sus portadas. El domingo en un programa radial se presentaban victimizados representantes de Expreso y de La Razón. Si bien Expreso es un vocero del fujimontesinismo, La Razón es parte de la mafia.

La cultura montesinista de manipulación informativa no es superada. Por el contrario se ha convertido en práctica: imputar y esconder la mano, total, quién se tomaría el trabajo de llevarlos al PJ. El titular se ha convertido en piedra sobre la cabeza de alguna persona o institución. Así, la agresión se normalizada y el agredido se convierte en culpable. Más allá del caso de García Sayan, un grupo de medios nos manipula ahora con esta victimización. Todo el odio y el desprecio que desde sus páginas riegan Expreso, Correo y La Razón, es suficiente para afirmar que lo que hacen no es informar, sino inducir y destruir.

Expreso y Correo dicen representar las ideas liberales. Cuando mucho más cerca están de las sotanas de la inquisición y del totalitarismo, ese que no discute con los adversarios, sino que los invisibiliza o los degrada. Es mentira que algo de liberales, más allá de una que otra columna, puedan tener estos agentes del macartismo chicha del siglo XXI.

La libertad de expresión no es una banderita que se levanta cuando los intereses no informativos son afectados. La libertad de expresión es un principio. Los medios de comunicación en todo el mundo sólo expresan las ideas y posiciones de un reducido grupo de personas. La libertad de expresión social, sin canales para divulgarla, no existe. Por eso, antes de convertirse en saboteadores de lo que alguna mentalidad medieval no acepta, lo que los medios de comunicación deberían hacer es tratar de representar la voz de los millones que no tienen voz. Eso esta muy lejos.

En la mayoría de los casos, los medios se expresan a sí mismos, y por alguna distorsión se asumen representantes de la libertad. Casos como el de Expreso, Correo y La Razón, son ejemplo de cómo un principio pretende ser utilizado para defender posiciones e intereses que nada tiene que ver con la libertad, y sí mucho con la inquisición y la persecución, de la que hoy uno de ellos se queja.



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