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La insignia
16 de mayo del 2006


México

El voto de los inmigrantes indígenas
residentes en el Valle de San Quintín (I)


__Especial__
Emigración
Laura Ruiz Mondragón (1)
La Insignia. México, mayo del 2006.


El alto índice de emigración de los indígenas es uno de los rasgos principales de la complejidad en la que vive ese sector de la población mexicana. Hasta mediados del siglo XX, los indígenas habían permanecido asentados en un conjunto de espacios más o menos limitados, los cuales compartían con otros sectores de la sociedad. Hoy en día un gran número de indígenas vive temporal o definitivamente fuera de las regiones que tradicionalmente ocupaba.

La distribución de la población indígena del país incluye, además de los asentamientos indígenas tradicionales, gran cantidad de ciudades importantes del país, ciertas áreas no consideradas anteriormente como indígenas, las zonas de fronteras internacionales y, por supuesto, aquellas ciudades periféricas que tienen una importancia exclusivamente municipal o microrregional (2).

Los procesos migratorios de la población indígena forman parte de un fenómeno económico, sociodemográfico y político que ha propiciado que también los sectores mestizos de los más diversos estratos se sumen masivamente a las inmensas corrientes de migración. En ese sentido, la migración de indígenas y mestizos es hoy uno de los fenómenos nacionales más importantes y determinantes de la vida social y cultural del país (3).

Los factores que determinan la migración indígena son diversos, hay que destacar, entre los principales, el deterioro ecológico de los territorios que habitan -por ejemplo la escasez y la mala calidad de los mismos, la presión demográfica sobre la tierra, el caciquismo y los conflictos políticos y sociales-, así como los factores de orden económico.

La migración indígena se ha dirigido principalmente hacia los complejos agroindustriales del norte y occidente del país y a las grandes fincas del sureste. Hoy las zonas agrícolas que atraen mano de obra indígena en México son campos de riego de la Península de Baja California o zonas hortícolas y frutícolas de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas.

Los indígenas que más migran son: los mixtecos, zapotecos, mazatecos, otomíes, nahuas, chinantecos, kanjobales, totonacos, mazahuas, choles y purépechas, principalmente. Mientras que las entidades que reciben más migrantes son: Distrito Federal, Veracruz, Estado de México, Sinaloa, Campeche, Baja California, Puebla, Tamaulipas, Jalisco y Tabasco.


Los migrantes indígenas en Baja California

Un ejemplo de la complejidad en la que vive la población indígena, resultado de los procesos migratorios, se puede observar en el estado de Baja California. Esa entidad posee una población total de 2 millones 487 mil 367 habitantes. Ahí se localizan 81 mil 679 indígenas (4), de los cuales 37 mil 685 hablan alguna lengua indígena (1,9%). En ese estado habitan 14 mil 30 hablantes de mixteco, 2 mil 990 de zapoteco, 2 mil 165 de nahua, 2 mil 97 de purépecha y un mil 437 de triqui, mientras que 14 mil 966 son hablantes de otras lenguas indígenas. Al respecto hay que señalar que sólo el 1.3 por ciento de esos hablantes son indígenas originarios de esa entidad federativa: cochimíes, kiliwas, kumiais y paipais, mientras que, como vemos, el 98.5 por ciento son indígenas procedentes de otras entidades del país, principalmente del estado de Oaxaca.

Otro dato que hay que apuntar, es el referido al crecimiento de la población indígena inmigrante en ese estado. En 1990 el Censo General de Población y Vivienda reportó un total de 18 mil 177 hablantes de lengua indígena (HLI) y en 2000, según el Censo de ese año, dicha población se duplicó, pues se registró a 37 mil 685 HLI. Los hablantes de mixteco, zapoteco y purépecha se duplicaron, mientras que los indígenas triquis casi se cuadruplicaron.

El estado de Baja California está constituido por cinco municipios: Ensenada, Tijuana Mexicali, Tecate y Playas de Rosarito. El municipio Ensenada tiene una población total de 370 mil 730 personas, de las cuales el 10 por ciento es indígena. Asimismo puedo afirmar que un poco más del 70 por ciento de esos indígenas hablan lenguas originarias del estado de Oaxaca: mixteco, zapoteco y triqui, entre las principales. Se trata de población migrante, gran parte de la cual ya habita en forma permanente en ese municipio.

Ensenada tiene 51 mil 952 kilómetros cuadrados de superficie, lo que representa el 74,1 por ciento de la superficie del estado de Baja California. Se caracteriza por ser un enclave comercial de primer orden. Los valles de Ensenada, en especial los de su costa sur, se dedican a la agroindustria y, desde hace algunos años, se inició en ellos el desarrollo de procesos agrícolas con tecnología intensiva, principalmente la que se lleva a cabo en invernaderos.

Ensenada tiene una localización estratégica, pues es el puerto de altura más cercano a la costa Oeste de Estados Unidos y es una de las puertas principales al mercado norteamericano. Asimismo, posee el mayor litoral marítimo, tanto en el Océano Pacífico como en el Golfo de California.


El Valle de San Quintín

El Valle de San Quintín, lugar de mi interés, forma parte del municipio de Ensenada, se ubica a 160 kilómetros al sur de la cabecera municipal, tiene una superficie aproximada de 36 mil 941 kilómetros cuadrados, lo que representa el 70 por ciento de la superficie total de ese municipio y casi la mitad del Estado. Es una importante zona productora de hortalizas, la cual ocupa un lugar destacado en la producción nacional. Los productores de hortalizas de San Quintín requieren cada año de la contratación de un alto número de jornaleros agrícolas. Sólo para dar una idea de la cantidad de trabajadores que demandan, se puede decir que se han identificado 97 productores agrupados en tres organizaciones agrícolas, 14 de ellos son grandes productores, ya que contratan de mil a 3 mil trabajadores eventuales cada temporada de cosecha (5).

Se estima que en esa zona agrícola hay más de 30 mil jornaleros, como vimos, la mayor parte de ellos son indígenas provenientes de Oaxaca. Se estima que de los 30 mil jornaleros de la zona, más de la mitad se han asentado en forma definitiva en más de 40 colonias del Valle de San Quintín. De acuerdo con Montaño (2001), al agregar a todos los miembros de la familia de cada trabajador, se trata de una población total de 65 mil personas aproximadamente.

Entre los migrantes oaxaqueños, destacan, en San Quintín, los mixtecos. El alto porcentaje de migración de ese grupo indígena se debe, entre otras cosas, a un proceso de explotación irracional de los recursos naturales de su región, lo que a su vez trajo como consecuencia el empobrecimiento de las comunidades indígenas, cuestión que ha ocasionado que la Mixteca padezca desde hace varias décadas, una fuerte depresión económica y social (6).

El Valle de San Quintín se constituyó en un punto obligado de un circuito de oferta de trabajo agrícola ubicado en el noroeste del país. En un principio sólo era un lugar en la migración estacional y, posteriormente se convirtió en una zona de residencia de los migrantes mixtecos y en otros de tránsito hacia Estados Unidos.

Al principio, las familias migrantes vivían en los campos de trabajo y, una vez terminada la temporada de cosechas, regresaban a sus pueblos. Con el paso de los años, muchos decidieron quedarse a habitar en San Quintín. En ese proceso de asentamiento, los indígenas no sólo han llevado sus fiestas, su comida, su música, su lengua y su fuerza de trabajo a la Península de Baja California pues, como veremos, los inmigrantes han trasladado las prácticas políticas de sus lugares de origen a su nuevo asentamiento territorial. Al respecto, en este trabajo muestro cómo las preferencias electorales de los indígenas inmigrantes del Valle de San Quintín son producto de una cultura política en la que el PRI es la figura principal. Asimismo, en los últimos años dichas preferencias se han modificado al entrar en contacto con otras prácticas políticas.


Los partidos políticos en Baja California

Desde la fundación de Baja California como entidad de la República en 1952, hasta 1983, cuando el candidato del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) a la presidencia del municipio de Ensenada, David Ojeda, triunfó en los comicios, se registraron únicamente gobiernos priístas.

En Ensenada, también, surgió uno de los líderes más carismáticos de la oposición local: Ernesto Ruffo Apel. Con tan sólo un año de militancia en el Partido Acción Nacional (PAN), éste lo postuló como su candidato a la alcaldía de ese municipio en 1986.

El mapa político de la entidad, como resultado del proceso electoral del 2 de julio de 1989, quedó configurado de la siguiente manera: además de la gubernatura, el PAN obtuvo las presidencias municipales de Ensenada y Tijuana, mientras que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganó Mexicali y Tecate. El congreso local quedó integrado por nueve diputados del PAN, seis del PRI, uno del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), uno del Partido Popular Socialista (PPS), uno del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN) y uno del Partido de la Revolución Democrática (PRD) (7)-

En los siguientes procesos electorales locales, el PAN ganó la mayor parte de posiciones políticas. En 1995 en la elección de diputados locales ese partido obtuvo el triunfo en 11 de 15 distritos, los otros cuatro fueron ganados por el PRI. En la votación global del estado el PAN logró el 48,3 por ciento de los votos, el PRI el 42,1 y el PRD sólo el cinco por ciento (8).

En 2001 el PAN ganó cuatro presidencias municipales y el PRI obtuvo una. Los resultados de esa elección muestran que Acción Nacional ganó en 13 distritos y el Revolucionario Institucional en tres. De acuerdo con los datos que proporcionó el Instituto Estatal Electoral de Baja California, se lee que en 11 distritos se presentó una gran competitividad en dicha elección, la cual se registró entre el PAN y el PRI. Sólo para dar un ejemplo de esa competencia hay que señalar que el PRI le ganó al PAN, por sólo 70 votos, la presidencia municipal de Tecate (9).

En la elección de diputados locales de 2001, el PAN obtuvo el triunfo en 13 distritos y el PRI en tres. En la votación global de esa elección, el PAN logró el 47 por ciento de los sufragios y el PRI el 36. El PRD sólo conquistó el 7 por ciento y se presentó competitividad en ocho distritos electorales. Los mejores resultados para Acción Nacional se dieron en la elección de gobernador de 2001, pues ganó en 14 distritos y el resultado global obtuvo el 50 por ciento de los votos, mientras que el Revolucionario Institucional sólo obtuvo el 37.5 por ciento.

En 2004 hubo una recuperación del PRI, pues ganó tres presidencias municipales (Mexicali, Tecate y Tijuana) y el PAN sólo dos: Ensenada y Rosarito. El resultado global muestra una gran competitividad entre el PAN y el PRI, pues el primero logró el 45,4 por ciento de los votos y el PRI el 44,6 por ciento (10). En ese mismo año, en la elección de diputados de mayoría relativa locales, el PAN ganó en 11 distritos y el PRI en cinco. Asimismo el resultado global arrojó el 46,1 por ciento de los votos para Acción Nacional y el 42,2 por ciento para el PRI.

Como sabemos, desde 1989 los gobernadores de Baja California han provenido del PAN. Desde el 2000 los resultados de las elecciones para diputados federales también han favorecido a Acción Nacional. En la elección para presidente de la República de 2000, mientras que el candidato del PAN, Vicente Fox, recibió en el ámbito nacional el 39 por ciento de los votos, en Baja California obtuvo el 50 por ciento y en Ensenada el 51. En cuanto al PRD, en Baja California, hasta ahora, no ha tenido una presencia significativa. En la elección presidencial de 2000 el partido del sol azteca sólo conquistó el nueve por ciento de los votos en esa entidad. Baja California, es pues, un estado panista.

En los procesos electorales se han manifestado algunas organizaciones indígenas de Baja California. Ahí han expresado su rechazo a la manipulación del voto de los migrantes y a la intervención de los partidos políticos en las organizaciones indígenas. No obstante, también han manifestado su interés por tener representación en los congresos local y federal.

En un desplegado publicado en agosto de 1999, el Frente Indígena Oaxaqueño Binacional (FIOB) y el Movimiento de Unificación de Jornaleros Independientes (MUJI), protestaron porque "líderes de varias organizaciones y movimientos de los trabajadores migrantes, tanto del Valle de San Quintín, como en el Valle de Maneadero, se han visto cooptados y atomizados por los patrones, el gobierno y los partidos políticos".

En julio de 2004 el FIOB hizo públicos una serie de hechos ilícitos de compra, imposición y condicionamiento del voto a favor del PAN. No obstante lo anterior, Velasco Ortiz señala, respecto a la relación entre algunas organizaciones indígenas de migrantes y los partidos políticos que, "existe un sonado consenso a favor de no incorporarse formalmente a ninguno de los partidos políticos existentes, sino trabajar mediante alianzas políticas o formando un partido indoamericano, además de luchar por cuotas de representación en las cámaras de diputados federal y estatal y en la de senadores. En 1997 el FIOB, en alianza con el PRD, postuló a un candidato a diputado ante el Congreso de la Unión del estado de Oaxaca. El triunfo en las urnas de esa candidatura llevó a la Cámara de Diputados al primer representante popular con compromisos con las comunidades migrantes (11).


Notas

(1) Socióloga. Correo electrónico: laurarui@yahoo.com.mx Mis agradecimientos para el profesor Hugo Amao y el licenciado Hugo Villa, Vocales del Distrito 03 del Instituto Federal Electoral en Ensenada, quienes me brindaron valiosos datos para elaborar este trabajo; a Verónica Gámez Montes quien elaboró el mapa que aquí aparece, y a Martha García, quien me hizo atinados comentarios.
(2) Estado del desarrollo económico y social de los pueblos indígenas de México, Tomo 1, México, Instituto Nacional Indigenista, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 2000, p. 289.
(3) Ibidem, p. 289.
(4) Este dato se refiere a una estimación que no sólo incluye a los hablantes de lengua indígena. Dicha estimación considera indígena a todos los miembros de los hogares cuyo jefe de familia o su cónyuge son hablantes de lengua indígena. Véase Enrique Serrano Carreto y otros (coords.), Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, 2002, México, Instituto Nacional Indigenista/Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo/Consejo Nacional de Población, 2002.
(5) Véase Oscar Montaño Zavala, La otra California. Valle de San Quintín, tierra de inmigrantes, s. p. i.
(6) Véase Estado del Desarrollo Económico y Social de los Pueblos Indígenas de México, México, Instituto Nacional Indigenista/Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, México, 2000, p. 311.
(7) Véase Tania Hernández Vicencio, "De la oposición al poder. Los dilemas del PAN en Baja California", Ponencia preparada para el XXII Congreso Internacional LASA 2000, 16-18 de marzo del 2000, p. 3.
(8) Instituto Estatal Electoral de Baja California, Elecciones de Diputados al H. Congreso del Estado, 6 de agosto de 1995.
(9) Decimos que hay competitividad cuando dos partidos consiguen resultados aproximados y ganan por un estrecho margen. La competitividad se presenta cuando hay un margen menor del 10% entre el partido ganador y quien le sigue en número de votos. La competitividad es un estado concreto del juego político. La competencia es una regla de ese juego y la competitividad es una cualidad de la competencia.
(10) Hay que señalar que el PRI participó en la Coalición "Alianza para vivir Seguro" (con el PVEM, y el PT) en los municipios Mexicali, Ensenada y Rosarito.
(11) Véase Laura Velasco Ortiz, El regreso de a comunidad. Migración indígena y agentes étnicos. Los mixtecos de la frontera norte, México, El Colegio de México/El Colegio de la Frontera, 2002, p. 192.



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