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La insignia
9 de abril del 2006


Elecciones en Perú

Ollanta Humala: ¿Esperanza o involución?


Texto y fotografía: Giancarlo Tejeda
La Insignia. Perú, 8 de abril del 2006.


Humala, su esposa y la olla

Una avenida ancha que separa el impresionante Palacio de Justicia del hotel Sheraton, ahora llamada El Paseo de los Héroes Navales, alberga un enorme estrado y a las aproximadamente 20.000 personas (150.000, dijo la eufórica animadora del evento) que esperan la llegada del nuevo líder de las masas en Perú: Ollanta Humala. Se trata del mitin de cierre de campaña realizado el jueves 5 de abril. El domingo 9 el país entero se juega su destino en ese tedioso y, a la vez, entretenido juego que se lleva a cabo cada cinco años: las elecciones presidenciales.

Pero esa noche la fiebre fue más allá de la acostumbrada perorata de los partidos políticos. Las veinte mil personas esperaban a un "outsider", a este ex militar que suele apelar en sus discursos a los sentimientos de exclusión y marginación sufridos por la mayoría de peruanos a lo largo de tantos años de centralismo, pero también, implícitamente, al racismo latente: un racismo que se manifiesta en la búsqueda de un ideal de blancura, menospreciando a todos aquellos que tienen la piel "cobriza"; pero que tiene su giro de vuelta: el resentimiento.

Nacionalista se hace llamar este nuevo líder, y en su arenga de más de una hora se valió, para no perder la costumbre, del discurso populista y efectista con frases como: "este proyecto (nacionalista) ya no me pertenece… este proyecto ha sido entregado al pueblo peruano", "no hace falta que les diga qué les va a pasar a los corruptos cuando yo sea presidente", "a esos políticos tradicionales… macerados… fermentados, yo le digo: den un paso al costado" o la consabida "yo me voy a enfrentar a los poderosos".

Nada más. Esas son las ideas básicas que se han venido repitiendo en los diversos escenarios de los mítines. Pero bastan para que el pueblo, harto de la política (pues en el Perú de los últimos años la ecuación política=corrupción sigue plena en el imaginario popular) lo aplauda. Y eso basta también para que las masas, este 9 de abril, marquen el símbolo de la olla, una olla de barro que le falta una curación (*) de cinco años de gobierno.


(*) Las ollas de barro necesitan ser "curadas" con grasa antes de ser bien utilizadas en la cocina.



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