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La insignia
5 de noviembre del 2005


Una aproximación a la emigración internacional del Perú

Perú, sociedad de transición (I)


__Especial__
Emigración
César Germaná Cavero (*)
Edición para Internet: La Insignia, noviembre del 2005.

Del libro La migración internacional. El caso peruano
Autores: César Germaná, Max Meneses,
Ivonne Valencia, Rosario Collatón y Dunia Samamé.
Ed.: Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales (UNMSM). Perú, 2005.


La emigración internacional constituye uno de los fenómenos más característicos del mundo contemporáneo. En el Perú, el éxodo de casi tres millones de personas ha puesto en evidencia los agudos trastornos sociales, económicos, políticos y culturales que vive el país en los últimos veinticinco años. Nos interesa discutir el tema de la migración de los profesionales y técnicos. En el presente ensayo buscamos explorar las causas y las consecuencias de la migración de la mano de obra calificada para el Perú. Aunque la importancia del problema en los últimos años se ha hecho más evidente y la información disponible es escasa y dispersa, nos proponemos organizar los datos existentes que permiten configurar algunas tendencias de la migración internacional calificada en el Perú. A partir de estas cifras, buscamos analizar las características del mundo contemporáneo y del Perú actual que son determinantes para explicar la emigración de importantes sectores de la población. Básicamente queremos señalar la profunda reorganización ocurrida en los últimos veinticinco años que ha dejado a un país que se caracteriza por su precariedad y que puede ser calificado como una sociedad de transición, en el contexto de la cual se explica el fenómeno migratorio. Finalmente, examinaremos el impacto de la migración de la mano de obra calificada para la sociedad peruana y su futuro inmediato.


La migración internacional constituye uno de los fenómenos más característicos del mundo contemporáneo. Como provocadoramente señalan M. Hardt y A. Negri, "un fantasma recorre el mundo y es el fantasma de la migración" (Hardt y Negri, 2002). Sucede que una mayor conciencia de las oportunidades de trabajo y de desarrollo personal en los países industrializados, impulsada por una considerable integración económica y el efecto demostrativo de los medios masivos de comunicación, así como por el incremento y modernización de las redes de transportes y comunicaciones, ha dado lugar a una significativa expansión de los movimientos migratorios internacionales. Según la Organización Internacional de Migraciones (OIM), en los últimos 35 años, la población migrante internacional, se ha duplicado, para llegar a 175 millones de personas (2,9% de la población mundial), de los cuales el 48% son mujeres (OIM, 2003). Además, las tendencias de los movimientos migratorios internacionales se han modificado radicalmente. Las sociedades, como las de América Latina, que en los últimos 500 años han sido receptoras de migrantes, en la segunda mitad del siglo XX, se han convertido en países de emigración. Sin embargo, a pesar de que el fenómeno migratorio se ha intensificado y, a no dudarlo, esta tendencia seguirá haciéndose cada vez más importante, existen restricciones institucionales a la migración. De allí que en un mundo cada vez más globalizado en términos del mercado financiero y del mercado de bienes y servicios, existen restricciones para la conformación de un mercado de trabajo global. Manuel Castells señala con acierto que "mientras el capital circula libremente en los circuitos electrónicos de las redes financieras locales, la fuerza de trabajo está aún muy constreñida y lo estará en el futuro previsible por las instituciones, la cultura, la policía y la xenofobia" (Castells, 1996).

La movilidad y el nomadismo masivo de los trabajadores están erosionando las estructuras económicas, políticas y culturales del mundo tal como lo hemos conocido y otra estructura de poder, muy diferente, está surgiendo delante de nosotros. La migración no solo afecta al mundo del trabajo, en el sentido de la existencia de una creciente masa de asalariados que han perdido sus empleos tradicionales y tienen que adaptarse a la inseguridad de trabajos inestables y mal pagados (1). También modifica las relaciones entre mundos culturales diferentes. Se ha llegado a señalar que la migración puede poner en peligro una sociedad como la de Estados Unidos por la creciente presencia de la comunidad hispana en ese país. Es el caso de Samuel Huntington, quien, en su último libro, propone la tesis de que Estados Unidos está en peligro de desintegrarse por la avalancha de inmigrantes de América Latina. "El desafío más inmediato y serio a la tradicional identidad de Estados Unidos viene de la inmensa y continua inmigración de América Latina, especialmente de México, y las tasas de natalidad de esos inmigrantes" (Huntington, 2004) (2).

En el Perú, el éxodo de millones de personas (3) ha puesto en evidencia los agudos trastornos sociales, económicos, políticos y culturales que vive el país en los últimos veinticinco años. La migración internacional nos revela el malestar de un orden social que ha sido profundamente reestructurado como consecuencia de la crisis del capital a escala mundial. La mayor parte de esta población emigrante vive en los países fronterizos (Chile, Bolivia y Ecuador) y en los Estados Unidos, Argentina, España, Venezuela, Italia, Japón. La mayoría ha dejado el país definitivamente; otros esperarían volver si las condiciones sociales y económicas del Perú mejoran. Pero todos ellos han partido porque consideraban que sus expectativas no podían realizarse en las condiciones tan precarias como las de la sociedad peruana de las últimas décadas (4).

Dentro de la población emigrante, los profesionales y técnicos constituyen un grupo significativo. Su situación ha dado lugar a un amplio debate centrado en el brain drain. La "fuga de cerebros" ha sido considerada como un poderoso obstáculo al desarrollo de los países pobres. Desde los años sesenta, en América Latina, se ha debatido, particularmente desde la teoría de la dependencia, sobre cómo la migración de mano de obra calificada constituía un mecanismo que mantenía a los países pobres en el subdesarrollo (Oteiza, 1967). Se consideraba que los profesionales y los técnicos serían los que permitirían llevar adelante el desarrollo de la ciencia y la tecnología, condición juzgada necesaria para salir del atraso. En la actualidad, ese debate, aunque con otras características, se ha reabierto, pues en los últimos veinte años, la migración internacional de trabajadores con educación superior reviste cada vez mayor importancia debido a la revolución de las tecnologías de la información y de la globalización económica (Gaillard y Gaillard, 2002). Los países desarrollados requieren de manera creciente trabajadores especializados para satisfacer la progresiva demanda de una economía que cada vez más se basa en la ciencia y la tecnología y, también, y este es un hecho fundamental, por el paulatino envejecimiento de la fuerza de trabajo.

El papel de la mano de obra altamente entrenada en la sociedad contemporánea es esencial como lo señalan con precisión A. Pellegrino y J. Martínez: "En el mundo de hoy se hace patente que la disponibilidad de recursos humanos calificados es condición insoslayable para enfrentar el cambio tecnológico, favorecer la innovación, ampliar la generación de conocimientos, estimular la investigación científica y desarrollar cuotas mínimas de competitividad. Tal disponibilidad se sustenta no sólo en la formación de cuadros profesionales en cada país -que acompañan a la expansión y diversificación de la oferta educativa en niveles superiores- pues también se puede satisfacer mediante la importación de personas altamente calificadas, lo que supone la demanda de especialidades que se forman en otros países y cuya absorción puede fomentarse deliberadamente" (Pellegrino y Martínez, 2001).

El impacto de la migración internacional de mano de obra calificada para la sociedad peruana se irá haciendo sentir cuando el país busque impulsar una economía competitiva, sustentada en la generación de conocimientos y en la innovación tecnológica. Pero, en lo inmediato, nos encontramos tanto con frustraciones y desesperanzas personales, como con el gasto, directo o indirecto, que realiza el conjunto de la sociedad para la formación de recursos altamente especializados. Los que no ven ningún futuro para el país se convierten en nómades, que buscan posibilidades diferentes para ellos y sus familias. Pero el conjunto de la sociedad que invierte recursos escasos en la formación de profesionales y técnicos se ve frustrada en la expectativa de que el conocimiento se convierta en la base de un desarrollo adecuado.

En el presente ensayo buscamos explorar las causas y las consecuencias de la migración internacional de profesionales y técnicos para el Perú. Aunque la importancia del problema en los últimos años se ha hecho más evidente y la información disponible es escasa y dispersa, nos proponemos organizar los datos existentes que permiten configurar algunas tendencias de la migración internacional de trabajadores con educación superior en el Perú. A partir de estas cifras, buscamos analizar las características del mundo contemporáneo y del Perú actual que son determinantes para explicar la emigración de importantes sectores de la población. Básicamente queremos señalar la profunda reorganización ocurrida en los últimos veinticinco años, que ha forjado un país que se caracteriza por su precariedad y que puede ser descrito como una sociedad de transición. Finalmente, examinaremos el impacto de la migración de la mano de obra altamente capacitada para la sociedad peruana y su futuro inmediato.


Notas

(*) César Germaná es sociólogo, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y responsable de TransMigraRed de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima).

(1) Según el Urban Institute de Estados Unidos, aproximadamente 30 millones de inmigrantes viven en Estados Unidos: 10 millones de personas tienen residencia legal permanente; 10,3 millones tienen ciudadanía por naturalización; y 9,3 millones no tienen un estatus legal en el país (Capps, Fix, Passel, Ost, y Perez- Lopez, 2003).
(2) Un análisis de los movimientos migratorios en el contexto económico y político mundial, y sus consecuencias para un mundo cada vez más interdependiente, donde las fronteras deben transformarse, "de barreras en puntos de convergencia e integración", se encuentra en: L. Mármora (2002).
(3) Se calcula que entre 2,5 y 3 millones de personas residen fuera del país, esto es, entre el 9 y el 11 por ciento de la población, que para el año 2003, el Instituto Nacional de Estadísticas del Perú la establecía en 27,148,000 personas.
(4) En tres libros publicados por Teófilo Altamirano encontramos el examen más completo de la migración internacional de peruanos en la segunda mitad del siglo XX (Altamirano, 1990, 1996 y 2000).



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