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La insignia
22 de junio del 2005


Ecuador

La prudencia como pretexto


Alberto Acosta
Diario Hoy / La Insignia. Ecuador, junio del 2005.


Una de las cuatro virtudes cardinales es la prudencia. Ser prudente implica saber distinguir lo que es bueno de lo que es malo. Y de acuerdo a las reglas de la prudencia, habría que buscar lo bueno y no lo malo. La dificultad surge cuando hay que definir bueno o malo para qué y para quién. Este dilema estropea visiones simplistas que pretenden hacer creer, por ejemplo, que, en cualquier caso, guardar recursos en épocas de bonanza para los tiempos de escasez es necesariamente bueno... y no lo es cuando ese ahorro no está allí para satisfacer las necesidades de quienes ahorran, sino para atender intereses ajenos.

Eso sucedió con el Fondo de Estabilización, Inversión y Reducción del Endeudamiento Público (FEIREP), desarmado la semana pasada por el Congreso por iniciativa del ejecutivo. Este fondo, creado hace tres años, por la anterior legislatura, se pintaba como prudente. Guardar parte de los ingresos petroleros, cuando crecían los precios del crudo, sea para emergencias o para cuando caigan dichos precios, parecía conveniente. Pero no. En realidad resultó un ejercicio imprudente. Y en esencia corrupto.

De los ingresos acumulados, un 20% era para situaciones críticas. El 70% estaba allí preanunciando la recompra de deuda pública. Y apenas 10% era para educación y salud, monto que no fue transferido en su totalidad. En realidad se recompró sólo deuda pública interna para financiar el Presupuesto y así atender, de carambola, a los acreedores externos. Mas, la sola existencia del FEIREP maximizó el precio de los Bonos Global, pues para eso fue creado dicho fondo. Y esa sola revalorización, que podría haber cobijado actos de colusión y uso indebido de información privilegiada, otorgó ganancias a los tenedores de bonos -muchos de ellos com"patriotas"- por 1400 millones de dólares.

Para colmo, de aquel 20% establecido en la ley no queda nada. La austeridad fiscal fue una ficción. Ese ahorro, sostenido por los defensores de la ortodoxia conservadora, fue liquidado, en contra de la ley, por un equipo económico afín con esa ideología económica, a través de simples decretos ejecutivos. Si esas operaciones fueron ilegales, también lo fue la decisión que adoptó dicho equipo a inicios de 2003, para destinar el ingreso de todos los crudos pesados del Estado al financiamiento del FEIREP. Como también fue ilegal su decreto de fines del mismo año que alteró la definición de crudo pesado de 18º API o menos, a 23º API, para así inflar más el FEIREP.

Por lo expuesto, desarmar el FEIREP es positivo. Transparenta el manejo fiscal y apuntala la institucionalidad democrática al devolver los recursos a donde siempre debieron estar, esto es al Presupuesto del Estado. Sin generar exageradas expectativas, habría más dinero para atender las demandas sociales postergadas para ampliar el servicio de la deuda. Ayuda a demostrar la falsedad de la estabilidad macroeconómica, presentada como algo positivo en la gestión del coronel Lucio Gutiérrez, cuando, en realidad, este fulano aplicó una política económica inconveniente para las mayorías. Y, sobre todo, es un primer paso para superar un largo período de domino de políticas ortodoxas y conservadoras, a todas luces imprudentes si lo que se busca es el interés nacional.



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