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La insignia
15 de junio del 2005


Chile

Nuevos operadores del transporte


Arnaldo Pérez Guerra
Libertad / La Insignia. Chile, junio del 2005.

Fotografía: AMCI


Para miles de santiaguinos, Transantiago es levantarse tres horas antes para llegar al trabajo. Desde fines de marzo, principalmente las comunas de San Ramón, La Pintana, La Florida y Puente Alto, han sufrido en carne propia la "modernización" del transporte público, agravada por los trabajos en autopistas y vías principales. La Comisión Nacional de Medioambiente (CONAMA) por un decreto retiró 1.300 buses antiguos, generando graves trastornos. Los tiempos de espera para subirse a los microbuses han aumentado dramáticamente y muchos deben colgarse de las puertas de los buses a riesgo de sus vidas.

La "modernización" no sólo afectará al transporte colectivo mayor. Hay licitaciones de taxis colectivos y en julio comienza la de taxis y radiotaxis. El gobierno pretende eliminar a la mayoría. Los beneficiados serán grandes empresarios como los consorcios extranjeros Alsa (España), Alsacia (Colombia) y SuBus (Corea). El negocio que antes se repartía entre ocho mil máquinas, quedará a cargo de un puñado de empresarios. Si con 1.300 buses menos hay dificultades, imaginemos lo que sucederá con 4.000 máquinas fuera de circulación. Quince mil trabajadores irán a la cesantía: choferes, personal administrativo, mecánicos y personas asociadas al transporte. Además, las concesionarias el 27 de agosto se harán cargo, caducando las actuales relaciones laborales. Ni el sector empresarial ni el Estado garantizarán el pago de las indemnizaciones a los trabajadores que resultarán despedidos, y las actuales organizaciones sindicales desaparecerán. Según el gobierno, todo esto es para mejorar los niveles de contaminación y para disminuir la congestión vehicular. Nada asegura que eso vaya a suceder, y no es posible que se modernice a costa de miles de personas y trabajadores que sufrirán el alza de los pasajes y serán quienes finalmente pagarán los costos de la "modernización de mercado".

Los empresarios beneficiados

Una concesión por 4 años -que podría prorrogarse hasta 13-, tendrá la Troncal 1 integrada por las avenidas Departamental, Las Rejas, Dorsal, La Florida, Los Leones, Pedro de Valdivia, Camino a Rinconada, 5 de Abril, Teniente Cruz y Pedro Aguirre Cerda, adjudicada a Inversiones Alsacia S.A., y la Troncal 5 que abarcará Irarrázaval, Grecia, Salvador, Francisco Bilbao, José Joaquín Pérez, 5 de Abril, Costanera Sur, La Estrella y Pajaritos, en manos de Buses Metropolitanos S.A.

Por su parte, la empresa colombiana Express de Santiago Uno S.A. controlará Troncal 4, integrada por las avenidas Alameda, Providencia Apoquindo, Las Condes, Vitacura, Irarrázaval, San Pablo, Pajaritos y Pedro Aguirre Cerda. Será operada por la transnacional por 13 años prorrogables. Igual plazo mantendrá la Troncal 2, que incluye las avenidas Santa Rosa, Vicuña Mackenna, Gran Avenida, Recoleta, Independencia y Américo Vespucio Sur, adjudicada a la empresa SuBus Chile.

Troncal 3, integrada por las avenidas Américo Vespucio Norte, Norte-Sur, Gran Avenida y Américo Vespucio Sur -adjudicada a Buses Gran Santiago S.A.-, tendrá un plazo de concesión de dos años. En la siguiente licitación, deberá operar sólo con buses nuevos.

Una ínfima porción de los antiguos empresarios del transporte permanecerán en las llamadas "unidades alimentadoras". Las empresas que ya firmaron contrato por seis años son Buses Gran Santiago S.A, Red Bus Urbano, Comercial Nuevo Milenio, Unión del Transporte S.A., Servicios de Transporte de Personas de Santiago S.A., y Trans Araucarias, que se verán obligadas a construir nuevos terminales, adquirir las flotas de buses comprometidas en la licitación y funcionar con una estructura empresarial y de personal acorde al modelo exigido.

Todo parece bien, pero no es así. Edgar Macallister, ex jefe de planeación de la empresa colombiana Ferrovías -destituido el 2002 por irregularidades en una contratación por 7,5 millones de dólares-, es hoy gerente general de Inversiones Alsacia, que opera el sistema Transmilenio en Bogotá desde hace 4 años, y uno de los promotores del Transantiago. La inversión de Alsacia bordea los 110 millones de dólares. En Colombia Transmilenio ha provocado un grave costo social, que incluye la quiebra de la pequeña y mediana industria ligada al transporte. En el transcurso de las tres etapas implementadas se han eliminado 30 mil máquinas y un tercio de la vía pública se ha privatizado, aumentando la cesantía y la tercerización de la mano de obra, además de los valores del pasaje. Según las autoridades chilenas el costo del sistema no superará los 410 pesos.

Junto con las vías troncales, operarán las unidades alimentadoras que transportarán pasajeros desde y hacia las rutas recorridas por los buses articulados. Héctor Moya es uno de los empresarios favorecidos por la licitación. Ex militante del Mapu, hoy preside SuBus Chile S.A., que operará buses alimentadores, está ligado a RN y se le recuerda como dirigente máximo de la Confederación de dueños de camiones durante los años 2000 y 2001.



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