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La insignia
29 de junio del 2005


La declaración conjunta de Serbia, Croacia y Bosnia


Luis Peraza Parga
La Insignia. México, junio del 2005.



Se ha producido un hecho esperanzador sin precedentes: los hermanos a la fuerza bajo el mariscal Tito y enemigos después, han firmado, a través de sus presidentes, una declaración conjunta en la que parecen comprometerse a cooperar con el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia. Serbia y Montenegro, Croacia y Bosnia se han comprometido a facilitar el retorno de todos los refugiados y desplazados a sus hogares, la protección de las minorías y la eliminación del régimen de visados que existe en la actualidad entre los mencionados países.

Por su parte, los protagonistas del tribunal creado por el Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente y la super fiscal suiza Carla del Ponte, han decidido que su labor no concluirá hasta que procesen a los tres acusados más prominentes por los delitos de crímenes de guerra y genocidio, en busca y captura desde hace años. El TPI tiene el convencimiento de que son amparados por las autoridades que hoy se comprometen a cambiar de rumbo por una sola razón: sin esa colaboración no entrarán jamás en la casa común, hoy tan a la baja, de Europa.

A casi diez años de la matanza de Srebrenika, donde ocho mil hombres y niños fueron ejecutados extrajudicialmente, ha llegado el momento de que las autoridades democráticas de la antigua Yugoslavia pasen del obstruccionismo nacionalista y del cobijo de delincuentes internacionales a una real, eficaz y plena cooperación con un tribunal internacional cuya meta es devolver la dignidad a los ciudadanos mediante la identificación e individualización de los verdaderos autores de las masacres perpetradas en nombre de una aberrante limpieza étnica y un criminal nacionalismo.

Aunque deben imperar la cautela y el escepticismo a la hora de interpretar estos compromisos, que rompen con una dinámica muy consolidada, parece que la justicia ( nacional o internacional, qué importa; siempre que sea justicia) va abrirse paso en un territorio que, no en vano, fue protagonista de las dos guerras mundiales del siglo XX.



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