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La insignia
5 de febrero del 2005


China y Rusia, socios estratégicos


Rafael Poch de Feliu
La Vanguardia. España, febrero del 2005.


Pekín.- China y Rusia anunciaron el miércoles el establecimiento de, "un sistema de consultas regulares en materia de seguridad". Al término de su entrevista con el presidente ruso, Vladimir Putin, el consejero de Estado Tang Jiaxuan, un funcionario de gran experiencia rusa que supervisa en Pekín la política china exterior y de seguridad, muy por encima de los ministros de esos ramos, explicó que, "es la primera vez que China establece un sistema de consultas de ese tipo con otro país". Tang dijo que Rusia es, "el principal socio para la cooperación estratégica de China".

"Tenemos intereses estratégicos comunes en lo referente a la situación internacional, cuestiones regionales fundamentales, así como en asuntos vinculados al mantenimiento de la paz y la promoción del desarrollo global", explicó Tang. Pero eso no es todo.

En agosto, China y Rusia realizarán unas maniobras militares conjuntas sin precedentes. El jefe de la fuerza aérea rusa, general Vladímir Mijaílov, ha dicho que en ellas participarán aviones rusos Tu-22-M y Tu-95, es decir bombarderos estratégicos, portadores de bombas y misiles atómicos.

En Pekín, la página electrónica del "China Daily" observaba ayer que, "muchos observadores contemplan las maniobras como una respuesta de Rusia al enfriamiento de relaciones con Estados Unidos y otras naciones occidentales, a causa de las recientes elecciones en Ucrania". ¿Qué está ocurriendo? Más allá de la habitual palabrería, una de las razones de este acercamiento es que las acciones de Rusia en el "mercado estratégico internacional" han subido, y que Pekín se está adaptando a ello.

La última nochebuena, las fuerzas estratégicas rusas probaron con éxito la versión móvil de un nuevo misil estratégico, el "Tópol-M", o SS-27. Aquella prueba, que pasó bastante desapercibida, fue, seguramente, una de las noticias más significativas de la crónica rusa del año pasado, porque significa un hito en la recuperación de Rusia como potencia militar. La razón es que ese misil ha convertido en basura el "escudo antimisiles" (NMD) estadounidense, en el que la administración Bush prevé gastarse la friolera de 800 a 1200 millardos de dólares, una suma fabulosa, entre hoy y el año 2015.

El SS-27- "Tópol-M", va propulsado por cohetes de combustible sólido que imprimen una tremenda velocidad de arranque, lo que impide cualquier interceptación en la fase de despegue (un escenario clave del NMD), a menos que el interceptor esté situado junto a la misma rampa de lanzamiento. El "Tópol-M" ha sido preparado contra armas láser y su portador es muy maniobrable en la fase de entrada en la atmósfera. El misil puede descomponerse hasta en tres proyectiles (cabezas) nucleares, y lanzar hasta cuatro sofisticados señuelos para confundir, lo que le permite eludir cualquier intercepción.

Eso quiere decir que, "los sueños de la administración Bush sobre un sistema antimisiles viable, han sido reducidos a nada", dice Scott Ritter, un conocido experto estadounidense, en un artículo publicado recientemente por el diario "The Christian Science Monitor".

Este escenario ya estaba perfectamente claro cuando, en mayo del 2002 Bush y Putin firmaron en Moscú el entierro del acuerdo antiproliferación ABM, con un tratado cuya principal característica fue la completa libertad que configuraba para los respectivos arsenales de destrucción masiva. Sólo despistados, como el entonces ministro de exteriores español, Josep Piqué, pudieron calificar aquel acuerdo como una vía hacia, "un mundo más seguro". En realidad, Bush recibió luz verde para su ruinoso e inútil NMD, mientras que los rusos, que nunca habían querido abolir el ABM, se adaptaron a la nueva situación con una inversión mucho más barata y eficaz.

"No tengo ninguna duda de que, para los próximos 25 años, la defensa antimisiles estadounidense no representará ninguna amenaza para Rusia", dijo entonces Putin. Este diciembre lo ha demostrado, elevando el poderío militar ruso. Mas allá de las fantasías sobre la "amenaza militar china", el hecho es que Pekín, que solo tiene unos 20 misiles estratégicos contra los que el NMD sí puede ser eficaz, se ha adaptado a estos cambios, estrechando su relación con su gran vecino del norte.



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