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La insignia
2 de febrero del 2005


Bolivia

Autonomía de candelaria


Mirko Lauer
La República. Perú, 1 de febrero del 2005.


El impulso autonomista en Santa Cruz obtuvo una victoria y se calmó, es probable que no por mucho tiempo. Pues los cruceños han estrenado un instrumento político poderoso que no es tan fácil dejar de lado. De inmediato Puno confesó deseos de autonomía. ¿Es un contagio? ¿O recién estamos tomando el tema con la seriedad que merece?

La palabra autonomía viene prosperando, en parte como expresión de desencanto con la regionalización. En Cajamarca un juvenil Colectivo Kontracultura Libertaria se declara autonomista en sus ataques a la minera Yanacocha. Extrañamente las agrupaciones indígenas, donde la palabra cobró ciudadanía a partir de Chiapas, no la han estado usando.

Sin embargo el desencanto con la regionalización es un asunto complicado. En primer lugar no todas las regiones están desencantadas, ni mucho menos. En segundo lugar buena parte del desencanto tiene que ver más con la gestión de las autoridades que con el proceso mismo. En tercer lugar no toda identidad regional es antesala de una diferenciación.

Es poco probable que otras regiones sigan a Puno en el discurso autonomista. Entre otras cosas porque pocas tienen la combinación puneña de etnia e idioma propios en un espacio geopolítico interesante, superficie y población importantes, dinámica política con rasgos propios. ¿Esto haría de Puno una región-país? Difícilmente.

Si bien estar uncido al centralismo limeño es una desgracia medular de Puno, no es fácil imaginarlo despegando por su propia cuenta. Lo mismo vale para un Santa Cruz autónomo al 100%, a menos que algún país de la región (no Bolivia) lo acoja en una suerte de plan Marshall expansionista. Pero quienes exportan capitales suelen patrocinar más bien la estabilidad.

Si entendemos la autonomía como un proceso de regionalización en serio, ¿qué podría hacer un Puno autónomo? Quizás producir el tipo de élite desarrollista de la cual ahora carece, o pasar a una educación efectivamente bilingüe, o hacerse cargo de algunas decisiones económicas claves en la defensa de intereses de la población local.

Lo más probable es que por el momento un aumento del quantum de autonomía significaría un cierto tiempo de dinámica política similar a la del vecino altiplano boliviano. Pues acaso lo que aglutina a nuestras regiones en una misma dinámica es precisamente un bajo nivel de autonomía. Por eso el CND y Luis Thais funcionan como un Valium.

Puno no es Santa Cruz de la Sierra, pero sería un error no ver que los cruceños han entreabierto una caja de Pandora en una región que el mundo está definiendo por su inestabilidad. Por lo pronto van a intensificar el militantismo étnico del pueblo aymara boliviano, algo que siempre chorrea un poco hacia este lado de la frontera.



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