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7 de enero del 2005


La emigración en la industria del sexo (I)


__Especial__
Emigración
Colectivo Ioé y Laura Agustín (*)
Fragmento de Mujeres migrantes ocupadas en servicios sexuales
Editorial: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. España, 2001.


Migrantes en los servicios sexuales

Muchos de los análisis sobre la configuración actual de la industria del sexo hacen énfasis en la importancia de la mano de obra inmigrante. Aparentemente, la importancia de los flujos migratorios de mujeres vinculados al trabajo en los servicios sexuales sería una gran novedad. Sin embargo, un análisis histórico mínimamente atento permite afirmar que migraciones y servicios sexuales configuran un vínculo clásico. Baste citar ejemplos como la presencia de personas itinerantes que ejercían alguna forma de prostitución en la Europa medieval y que acompañaban en sus desplazamientos a otras personas en movimiento, como peregrinos y soldados, quienes necesitaban todo tipo de servicios: lavandería, comida, sexo, etc. También son conocidos los fenómenos ligados a las grandes migraciones internas producidos durante el siglo XX; en Inglaterra, por ejemplo, a partir del declive de las grandes fábricas del norte muchos habitantes del mismo viajaron al sur; una protagonista relata su experiencia durante los años 60 en Londres:

"Muchas de las chicas eran norteñas que, como yo, habían hecho auto-stop a Londres con muchas esperanzas, grandes sueños y poco más. Algunas se habían escapado de hogares para niños y de padres locos que les pegaban o les violaban. Eran ellas las que los medios y todos los "expertos" llamaban "víctimas enfermas". No eran nada de eso; eran jóvenes que tenían el valor para hacer algo para resolver sus situaciones . . . Se escapaban de sus casas y pueblos y encontraban refugio en la industria del sexo. Puede parecer absurdo, pero no lo es. Esas jóvenes escapadas, algunas con sólo catorce o quince años, eran independientes; tenían control sobre sus vidas, cuando en los lugares de donde venían no tenían nada" (321).

En España, el fenómeno también es conocido. En todos estos casos no puede darse cuenta de la complejidad del fenómeno catalogando a las mujeres migrantes que se dedicaron, ocasionalmente o de forma duradera, a la prostitución como "víctimas". Los estudios de Cristina Borderías (322), referidos a las migraciones internas que se dirigieron a Cataluña a mediados del siglo XX, indican que sólo una interpretación androcéntrica del proceso migratorio impide ver que muchas mujeres rurales eran las que iniciaban, diseñaban y apoyaban las estrategias migratorias propias y de otros miembros de la familia (incluso de los varones). Por tanto, conviene partir del concepto de las migrantes como "actoras" -agentes activos- de los procesos migratorios, personas que ponen en marcha estrategias combinando los recursos que tienen a su alcance. En esta perspectiva, el desempeño de "servicios sexuales" puede ser un objetivo explícito, un instrumento ocasional o el producto de la marginación y los abusos.

En la época actual en Europa el término migrante suele referirse sólo a personas del "tercer mundo" o de los países de Europa del Este y, de modo más restrictivo aún, a irregulares y/o personas pobres. Sin embargo, siguen existiendo europeos occidentales que migran de país en país, o dentro del suyo, para trabajar en la industria del sexo en un lugar distinto al de origen (323). También estos desplazamientos migratorios suelen enfocarse caracterizando a las mujeres afectadas como víctimas; ésta es la imagen más difundida en los medios de comunicación y es también la posición que adopta muchas organizaciones internacionales, que traducen sin más desplazamiento por "tráfico". Sin embargo, existen muchos estudios sobre esta cuestión (324) que muestran que gran parte de las migrantes extranjeras que trabajan en la industria sexual sabían que su trabajo en Europa tendría algún aspecto relacionado con el sexo, si no era directamente prostitución; por otra parte, sí caben disonancias entre expectativas y realidad migratoria, puesto que antes de partir no se sabe cuáles serán las condiciones laborales de esos futuros trabajos, que a menudo se desempeñan de manera distinta de los trabajos sexuales en sus países. Incluso la migrante que ya ha trabajado en esta industria en su propio país no puede imaginarse fácilmente cómo se sentirá en muchas situaciones laborales en Europa. Pero eso proviene no tanto del trabajo en sí, sino de otras circunstancias, como la condición de migrante "sin papeles" (documentos válidos) y/o la estigmatización del trabajo sexual entre los europeos que no siempre coincide con lo vivido en su país de origen. Estas condiciones no son fácilmente imaginables antes de viajar (325).

Muchas migrantes buscan activamente lugares de trabajo en el extranjero desde sus países; a la vez hay quienes se los buscan para vendérselos. En este grupo se incluyen figuras como buscones, coyotes, empresarios, prestamistas, novios y novias turistas que les han conocido durante vacaciones, y personas de sus propias redes de familiares y de amigos. Por todo ello, no es tan sencillo encasillar los desplazamientos de las mujeres migrantes para ocuparse en la industria del sexo (hayan sido o no prostitutas en su país de origen) como cuestión de "redes mafiosas" dedicadas al tráfico. Por supuesto que existen situaciones de engaño total: existen casos de personas que nunca pensaron en trabajar en servicios sexuales, y que llegaron a países europeos con la expectativa de otro empleo (generalmente en el servicio doméstico o la hostelería) y fueron forzadas a ejercer la prostitución. Pero también existe una amplia gama de matices acerca de lo que sabían sobre su futuro empleo, tal como sucede con cualquier grupo de migrantes y cualquier tipo de actividad, puesto que las informaciones y expectativas en origen no suelen coincidir con las situaciones que se viven en el país de destino.

Por su lado, muchas situaciones están llenas de ambigüedad: por ejemplo, migrantes que habían aceptado realizar ciertas prácticas sexuales pero no otras, o que entendían sus compromisos de modo distinto que los agentes que le facilitaron el viaje (por ejemplo, cuestiones laborales como el horario, la posibilidad de seleccionar a los clientes, etc). Por tanto, las cuestiones referidas al 'tráfico'se centran en conceptos de difícil definición, como coerción, coacción, consentimiento u obligación. Un estudio reciente indica que muchas de las estrategias utilizadas por prostitutas migrantes se asemejan a las utilizadas por las que emigraron para emplearse en el servicio doméstico y que en ambos casos: "ni el tráfico de inmigrantes se reduce a las grandes organizaciones criminales, ni la emigración 'espontánea' (apoyada en las redes comunitarias) está siempre exenta de fines lucrativos, contribuyendo también a la explotación y al negocio que supone . . . la inmigración irregular de 'servidoras'" (326).

En su estudio, S. Altink comenta que la palabra "víctima" se puede usar de manera jurídica (por ejemplo, cuando te roban eres víctima) pero aplicada a las mujeres inmigrantes ocupadas en la industria del sexo transmite otros matices que exigirían de éstas que sean castas e ignorantes; es decir, un concepto que ignora el sentido de responsabilidad que conduce a una mujer a migrar en busca de trabajo (327).

¿Por qué, entonces, este tratamiento reduccionista? La sospecha recae, en el caso de las prostitutas, porque siempre se trata de manera distinta el sector del sexo de las demás ocupaciones y por el hecho de verse implicadas mujeres inmigrantes. La vinculación entre inmigrante, en cuanto categoría de extranjero, y la categoría de género es clara al referirse al tema de la discriminación social actual; son las dos categorías sociales más afectadas. Cuando coinciden en un individuo ambas categorías mujer y extranjera o se ha desatendido su situación particular o se la ha asociado a la del varón pero el resultado es la invisibilización social (328); por el contrario, cuando se les ha prestado atención, surge la sospecha sobre su peligrosidad social o la desvalorización de sus proyectos migratorios (victimizándolas) (329). Al mismo tiempo que las fronteras de la U.E. se han blindado contra los inmigrantes pobres se ha levantando la nueva frontera de género produciendo una triple desvalorización de las mujeres inmigrantes: por género, etnia y situación económica (330). Cuando se trata de transexuales la desvalorización es aún más fuerte. En suma, el rápido cambio social que afecta al primer y tercer mundos plantea "temores sobre el control de la mujer (...) Las mujeres que son, o aspiran a ser, económicamente independientes corren el riesgo de ser acusadas de frivolidad moral o sexual. De esta manera, desde una óptica androcéntrica, la migración de la mujer a las ciudades no es aconsejable" (331) y menos si se trata de una movilidad transnacional.

La diversificación de los flujos de mujeres que se ofertan (332) para ocuparse en la industria del sexo a reclamos de la demanda no ha de hacer olvidar que junto a ellos se produce otro flujo, esta vez de la demanda en sentido inverso a la búsqueda de relaciones afectivas y sexuales en los países de origen a través del turismo sexual (333). En la actualidad el turismo sexual (flujos de migración temporal de la demanda de servicios sexuales) incluye a hombres y a mujeres del primer mundo que acuden a lugares considerados exóticos. El análisis tampoco puede reducirse a flujos norte (demanda)-sur (oferta) ni a la inversa, sino que hay destinos de turismo sexual en Europa, por ejemplo Amsterdam y Praga, para personas del norte (turistas ocasionales, ejecutivos en viaje de negocios, incluyendo a migrantes...) y del sur. Además los demandantes y los ofertantes pueden ser varones, mujeres o transexuales y la demanda puede llegar desde otros trabajadores sexuales.

Por lo tanto, ni los flujos de migrantes para ocuparse en la prostitución (oferta) ni los de la demanda de servicios sexuales (también migrantes) son algo nuevo; en la actualidad, la novedad les viene a ambos del carácter transnacional que adquiere en la era de la globalización la industria del sexo.


¿Industria nacional, o industria europea del sexo?

Según hemos visto, la configuración actual de la industria del sexo tiene un fuerte componente transnacional. En este contexto de transnacionalización cabe preguntarse si, una vez llegadas a Europa, las personas migrantes que se ocupan en el sector conciben el conjunto del territorio como un espacio total, a través del que viajan según las demandas y/o las informaciones que reciben de informantes o de compañeros de trabajo de otros lugares. Es importante también tener en cuenta que la demanda se moviliza entre países, que existe una circulación en busca de servicios especializados a través de las fronteras intraeuropeas. En el mismo sentido vamos a tener en cuenta que la organización de los negocios del sexo tiene una articulación transnacional europea con intercambio de gestores capitales informaciones etc. y que se trata de conexiones esporádicas o de un entramado sólido.

El interés de una investigación de este tipo es que, de comprobarse sus supuestos, más que un análisis en el ámbito de cada país, convendría pensar en una industria europea (sin restringirla al espacio de la Unión Europea). La oferta cruza fronteras nacionales con o sin permisos, sin detenerse porque un país sea miembro o no de la UE; para estos trabajadores el espacio europeo se presenta como un único ámbito de actuación. En este flujo se insertan tanto inmigrantes procedentes de América Latina, África y Asia como también del Este europeo y de países de la Unión Europea. Un elemento que puede actuar como atracción de movimientos transfronterizos de la clientela es la existencia de "productos específicos" en determinadas zonas o países (por ejemplo, las vitrinas en Holanda o los Eros Centres en Alemania); por el contrario, la especificidad de la oferta puede actuar en ciertos lugares como elemento de fidelización de la clientela local.

En principio, podemos hablar de industria europea del sexo en sentido figurado, en el mismo sentido en que se utiliza la noción de espacio migratorio europeo, aunque los flujos de entrada y salida no se circunscriban sólo a este ámbito (por ejemplo, migrantes de países en Europa tienen otros miembros del grupo familiar en terceros países, dando lugar a las denominadas familias transnacionales). Además, aunque exista cierta dinámica uniformizadora en las formas organizativas de la industria del sexo europea, no existe una completa homogeneidad de situaciones entre las trabajadoras de origen inmigrante. Cada grupo social y/o cada grupo étnico-nacional conlleva determinaciones específicas que se traducen en las estrategias laborales, tal como sucede en otras actividades. Por otra parte, los contextos nacionales (situación económica general, política migratoria, oportunidades laborales, situación de la demanda de servicios sexuales, etc.) condicionan y modelan las posibilidades de inserción laboral de las trabajadoras del sexo de origen inmigrante.

Una de las notas características de la estructura del sector de los servicios sexuales es la movilidad de los trabajadores y, en parte, de la demanda. Si nos centramos en el lado de la oferta, los motivos son diversos: van desde los más convencionales, que se encuentran en la mayoría de trabajos, como por ejemplo ser despedido o estar trabajando con empresarios dueños de varias sucursales hasta motivos muy personales como querer esquivar a algún cliente difícil o librarse de la vigilancia de la policía. Pero además la trabajadora puede disponer de información sobre nuevas demandas en otros lugares o haber recibido alguna buena oferta en otra parte; incluso haber venido a España bajo un acuerdo específico con alguien que luego sugeriera el cambio de sitio o que el empresario esté metido en una red controladora que mande a las mujeres a otros lugares sin consultarles.

Es preciso destacar que las mujeres migrantes no tienen por qué ocupar necesariamente niveles "bajos", ni siquiera cuando son "irregulares", en la industria del sexo. Precisamente porque la industria en sí, en sus aspectos relacionados con servicios sexuales, funciona de manera "irregular", un migrante no regularizado tiene bastantes oportunidades para trabajar en bares y clubes, en pisos y en servicios de acompañantes caros y especiales; tampoco hay impedimento para que una migrante implante su propio servicio, utilizando teléfonos móviles y/o sitios web colocados en Internet. Basta con introducir en cualquier motor de búsqueda de internet palabras claves como "sexo, España, prostitución" para localizar una serie de páginas en las que se venden servicios sexuales; estas páginas ofrecen los servicios de trabajadores extranjeros y extranjeras que trabajan en o se anuncian en negocios de otros junto a los que que trabajan por cuenta propia con sus propias páginas electrónicas.

Cifras de personas migrantes con ocupaciones en la industria europea:

Dada la problemática de lo "irregular" (criminalización e indocumentación), lo informal y la estigmatización de la industria del sexo, cada proyecto de contar a prostitutas y prostitutos migrantes lo ha hecho de manera distinta, sea de modo directo o a través de indicadores. Por ejemplo, en un proyecto suizo se han tenido en cuenta los visados expedidos a mujeres de ciertas procedencias extranjeras (R. Dominicana y Brasil, etc.) para trabajar como bailarinas, suponiendo que se ocuparían en el sector del sexo; en otro proyecto aleman se ha contado estimando que el 75% de los extranjeros dedicados a la prostitución son de América Latina y el Caribe. De todas maneras, resultan poco fiables lo intentos de desglosar por nacionalidades o etnias a las personas que se encuentran en la industria en cualquier lugar y momento, ya que es común la práctica de no decir la verdad sobre el origen nacional. Los comentarios que se hacen sobre la procedencia de los migrantes casi siempre lo único que aportan es información anecdótica y temporalmente muy circunscrita.

Por otro lado, los métodos de recuento varían sobre cuestiones de sexo; generalmente no clarifican si se han incluido a los trabajadores masculinos y cuando han citado cifras de mujeres si se han incluido a las transexuales. Estos términos incluyen a personas que se visten, se pintan, se hormonizan y/o se operan para modificar su apariencia; en algunos lugares se ha estimado que un tercio de las prostitutas migrantes es de transexuales.

En concreto, un estudio del proyecto Tampep ofrece cifras de los porcentajes de migrantes entre los trabajadores sexuales de varios países europeos. Son números que proceden de los diversos proyectos nacionales participantes; éstos no han efectuado el recuento de la misma manera y tampoco tienen el mismo tipo de contacto con la prostitución. Algunos, por ejemplo, sólo conocen a trabajadores de la calle y otros a personas que asisten a ciertos servicios sanitarios; en otras ocasiones, además, los que recuentan no hablan todos los idiomas necesarios para comunicarse con todos los migrantes y a menudo operan sólo en las ciudades grandes y no tienen datos comparativos de las mismas nacionalidades/etnias con otras zonas del mismo país ni con las de los países de origen. Sin embargo, el condicionante que más dificulta este tipo de recuento por encuesta es el simple hecho de que hay un porcentaje alto que está en movimiento de país en país europeo; contarlos por país de manera estanca resulta entonces de utilidad muy limitada. Con las reservas apuntadas, hemos de considerar las cifras que ofrece este informe: el porcentaje de inmigrantes entre los prostitutos y las prostitutas son: 90% en Italia, 25% en Suecia y Noruega, 85% en Austria, 62% en el norte de Alemania y 32% en el sur, 68% en Holanda y 45% en Bélgica. La cifra para España es del 50% pero la estimación, realizada por Médicos del Mundo, se basa sólo en la situación de la prostitución callejera en Madrid y no refleja la variedad de situaciones existentes. Finalmente, hay que recordar que desde 1997, fecha en que se realizó el último estudio de este tipo, las estimaciones sobre el porcentaje de migrantes en la industria sexual han aumentado en todos los países europeos (334).


Notas

(*) Este capítulo ha sido elaborado conjuntamente con Laura Agustín, quien ha realizado también el trabajo de campo en Navarra. Laura Agustín estudia la industria del sexo a nivel internacional, ha participado en muchos congresos académicos y de ONG, es miembro de la Alianza Global Contra el Tráfico, es especialista en evalucación de programas educativos y de intervenciones con trabajadores del sexo y dirige una lista de correo que reune a protagonistas de la problemática de América Latina y de Europa. E-mail: laura@nodo50.org.

(321) ROBERTS, N., The Front Line, Grafton Books, Londres, 1986, pág. 56, traducción Laura Agustín.
(322) BORDERÍAS, C., 1993. "Emigración y trayectorias sociales femeninas", en Historia Social, Nº 17, UNED, Valencia, 1993, pág. 75-94.
(323) Por tanto, al referirnos a migrantes en ocupaciones sexuales deberíamos incluir a todos los colectivos, ignorando las restricciones político-administrativas (comunitarias y no-comunitarias) o ideológicas (países ricos-países pobres). No obstante, la problemática más compleja la presentan las personas no europeas, debido a que, además de trabajar en un sector socialmente estigmatizado, proceden de culturas distintas a las europeas; no tienen los papeles en regla para trabajar o los papeles que tienen no les autorizan para realizar trabajos sexuales; algunas tienen grandes deudas pendientes; muchas no hablan los idiomas de los países donde se encuentran, etc. Para adecuarnos al enfoque general del libro, nos centramos sólo en los migrantes no comunitarios ocupados en la industria del sexo en España, como ámbito particular, y en Europa como espacio de referencia.
(324) Los estudios realizados en muchos países y recientemente también en España muestran la variedad de motivaciones y proyectos de las mujeres que han viajado para hacer trabajos sexuales. Ver, ALAI, Desilusión en la tierra prometida, Latinoamericanas en Europa, ALAI/Red Aquí Nosotras, Quito, 1994; ALTINK, S., Stolen Lives: Trading Women into Sex and Slavery, Scarlet Press, Londres, 1995; ANARFI, J.K., "Migrations and Tourism. Ghanaian Women and Prostitution in Côte d'Ivoire", en KEMPADOO, K. y DOEZEMA, J. (eds.) Global Sex Workers: Rights Resistance, and Redefinition, Routledge, Nueva York, 1998; BRUSSA, L., "Migrant Sex Workers in the Netherlands Speak Out" en Research for Sex Work Nº 3, 19, Vrije Universiteit, Amsterdam, 2000; CAMPANI, G., "Women Migrants: From Marginal Subjects to Social Actors", en COHEN, R. (ed), The Cambridge Survey of World Migration, University of Cambridge, Cambridge, 1995; CARCHEDI, F. et al, I Colori della notte. Migrazioni, sfruttamento sessuale, esperienze di intervento sociale, Franco Angeli, Milán, 2000; FUNDACIÓN ESPERANZA, Tráfico de mujeres en el contexto internacional: Memorias, F.E., Bogotá, 1998; GLOBAL SURVIVAL NETWORK, Crime and Servitude: An Exposé of the Trafficking in Women for Prostitution forn the Newly Independent States, GSN, Washington DC., 1997; KEMPADOO, K. y DOEZEMA, Jo. (eds.), Global Sex Workers, o.c.; LIM, L.L., The Sex Sector, o.c; SKROBANEK , S. et al, Tráfico de mujeres, o.c.
(325) Alguien que conoce algún tipo de prostitución en su país (por ejemplo bailar con clientes en un bar y acostarse con dos o tres durante una noche) no puede saber de antemano cómo se va a sentir mostrándose desnudo en una "vitrina" de Amsterdam durante doce o catorce horas diarias, o estando de pie en el borde de un camino en la Casa de Campo de Madrid.
(326) OSO, L. "Estrategias migratorias de las mujeres ecuatorianas y colombianas en situación irregular: servicio doméstico y prostitución en Galicia y Pamplona", ponencia en II Congreso sobre la Migración en España, Madrid, octubre, 2000, pág. 20 (disco compacto).
(327) "Me duele, pero no me llame pobrecita, - dijo una mujer. Las víctimas también pueden ser muy fuertes o harán cualquier cosa para vengarse por el daño que se les ha hecho y para crearse una vida mejor. Algunas víctimas no buscan a la policía sino que empiezan a traficar por su cuenta, o se alían con los traficantes para evitar represalias", (traducción de Laura Agustín), ALTINK, S., Stolen Lives... , o.c., pág. 2.
(328) Como dicen las autoras siguientes, la situación de las mujeres migrantes necesita abordarse explicando por qué han estado ausentes durante tanto tiempo de la literatura sobre las migraciones. En suma, habría que explorar los procesos que producen y reproducen las múltiples formas de marginalización y exclusión de las mujeres migrantes en el sur de Europa, ver ANTHIAS, F. y LAZARIDIS, G. "Women on the Move in Southern Europe" en Gender and Migration in Southern Europe, Berg, Oxford, 2000, pág. 1
(329) La aprobación del proceso migratorio a la ciudad o a otro país cuando lo plantean jóvenes varones para aprender un oficio o para ganar dinero se vuelve desaprobación cuando lo realiza una mujer. Esta discriminación que manifiesta el 'temor del varón' a perder el control sobre las mujeres y en particular, a que la mujer se dedique a la prostitución en los "otros" lugares, ha sido confirmada en los estudios de CALDWELL, J., African Rural Migration, Australian National University Press, Canberra, 1969.
(330) JULIANO, D., Las que saben. Subculturas de mujeres, Horas y horas, Madrid, 1998, pág. 103.
(331) MOORE, H.L., "La mujer y el trabajo asalariado: migración y proletarización", en Antropología y feminismo, Edics. Cátedra, Madrid, 1996, pág. 121. (332) A comienzos del siglo XX una de las direcciones principales de los flujos de mujeres para ocuparse en la prostitución era de Europa hacia las Américas, lo que dió lugar al pánico moral llamadola "trata de blancas". Hoy las direcciones de este flujo son muy diversas.
(333) El denominado turismo sexual refleja la disposición del europeo para viajar a espacios identificados como más libres, 'naturales', primitivos o eróticos, relacionada con la disponibilidad de los "otros" tanto hombres, mujeres, transexuales, niños y niñas.
(334) TAMPEP, Health, Migration and Sex Work: The Experience of Tampep, Mr A. De Graaf Stichting, Amsterdam, 1999.



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