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La insignia
12 de diciembre del 2005


El ejemplo de Giorgio Trucchi


Gerardo Iglesias
Rel-Uita, diciembre del 2005.



Este lunes se celebra la XXII edición del Premio Derechos Humanos al Periodismo, en la ciudad de Porto Alegre (Brasil). Entre los premiados está Giorgio Trucchi, un italiano que en Nicaragua encontró su lugar en el mundo, y en la lucha de los damnificados por el Nemagón (DBCP) su manera de mantener viva la llama de la Revolución sandinista.


Giorgio Trucchi nació en Italia, en Busto Arsizio, el 22 de enero de 1963. Licenciado en Ciencias de la Educación, trabajó muchos años en Italia como educador y alfabetizador de menores, adultos y personas con capacidades diferentes. En 1987 participó por primera vez en una brigada de trabajo en Nicaragua con la Asociación Italia-Nicaragua. En 2000 comenzó una labor de sensibilización y denuncia sobre el padecimiento y la lucha de los damnificados por el Nemagón.

En esta oportunidad, le solicitamos a Sebastián Pinheiro, director del Departamento de Agroecología de la Rel-UITA, una reflexión en relación con el trabajo de este singular militante, y sobre la masacre que las transnacionales bananeras cometieron en esa región.

"Giorgio nace en medio de los sueños de toda una generación que luchaba por un mundo mejor. Cuando llega a Nicaragua apoya a la Revolución sandinista, y la hace suya. Hay quienes catalogan a esa revolución y a otros procesos revolucionarios como violentos. Pero la verdadera violencia es otra; proviene del status quo, de los anillos de poder y del terror que lo han sembrado siempre. En El Salvador, los escuadrones de la muerte; en Guatemala 'La Mano Blanca'; en Chile, en Argentina, en Uruguay, en Brasil y Paraguay, el Plan Cóndor.

Sin embargo, la violencia que produce el DBCP, el Nemagón, no es la misma que se padece en una sesión de 'tortura militar'. En esta otra tortura química la víctima es maltratada por siempre, la persona es aniquilada cada día.

Esto es un hecho real, y no hay la más mínima expresión de sensibilidad de parte de la elite. El Nemagón, los agrotóxicos, forman parte de su ejercicio de poder. Vale recordar que están disponibles los documentos en los cuales se concluía que el DBCP no se podía utilizar en Estados Unidos 'porque esto hace daño a los ratones y les pulveriza los testículos', dijeron. Sin embargo, la empresa que lo producía siguió fabricándolo 'for export', porque era altamente lucrativo, porque las transnacionales bananeras lo demandaban, y esta situación contó además con el respaldo de los gobiernos, de la 'academia' y sus mercenarios. Eso fue lo que pasó. Quizás no todo el mundo percibe eso como violencia, aunque sin lugar a dudas es una de las peores formas de violencia.

Cuando comenzamos a hablar de este problema aquí en Brasil, más de uno quería adoptar este drama como algo exótico. Recuerdo que una vez, en el estado de Paraná, al referirme al DBCP una chica de la universidad se lamentó: "Ay, pobrecitos, quedan impotentes", a lo cual respondí: "¡No carajo! No es impotencia, los testículos quedan como uva seca".

Si estamos hablando sobre esto, abordando el tema en profundidad desde hace 20 años, y sucede que en la universidad no se sabe eso: ¿qué mierda de mundo es éste? Aquí nos encontramos con otra violencia, la violencia del imbécil, o del otro, del pillo que escribe académicamente: "El DBCP provoca una disfunción eréctil". ¡Por favor, tenemos que cambiar estas cosas!

Por eso es muy importante que una persona buscando su revolución, su utopía, llegue para colaborar. Porque Giorgio viene de afuera, y por ello percibe esa violencia. Él se expone, se arriesga y hace mucho más que el gobierno, que muchas instituciones que fueron compradas o son funcionales a la elite. Giorgio desenmascara una realidad aberrante. Consiguió sacar a la violencia de detrás del biombo, les quitó la mascarilla de hombres sabios que se colocan muchos ingenieros agrónomos y toxicólogos de nuestra región. Giorgio lleva adelante esa militancia con mucho coraje, que es un valor que hoy escasea en un mundo controlado por las transnacionales.

Está bueno que se reconozca esa labor. Giorgio ha ayudado a que disminuya la violencia haciéndola visible. Sin muchos problemas, él podría estar en su hermoso país, en Italia. Es muy interesante esta situación, porque estando en Nicaragua luchando codo a codo con los ex trabajadores y trabajadoras bananeras, es la mejor forma de estar en su país de origen.

Muchas cosas se podrán conquistar si seguimos su ejemplo, y hay mucho por hacer. Porque el DBCP en Nicaragua está en el banano; pero en Bella Unión, en la zona azucarera del Uruguay, se llama Paraquat; el DBCP de Pará, en Brasil, es la violencia generada por los latifundistas. El DBCP en Paraguay, es la soja avasallándolo todo. Siempre hay un veneno que la elite utiliza para matar, aniquilar, desmoralizar a una población. Es esto lo que tenemos que denunciar, no sólo al instrumento, sino a quien lo empuña".



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