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La insignia
1 de abril del 2005


Reflexiones Peruanas (XXXIV)

¿Cuánto dinero recibirá Frecuencia Latina por ser racista?


Wilfredo Ardito Vega
La Insignia. Perú, marzo del 2005.


Cuando en setiembre pasado se anunció que se suspendían las transmisiones de "La Paisana Jacinta", expresamos algunas dudas sobre si la decisión sería definitiva. Ya hacía dos años, cuando Baruch Ivcher retomó la administración de Frecuencia Latina, el programa había sido suspendido, según se decía, mostrando el respeto de la televisora por la mujer.

Sin embargo, tiempo después reaparecieron los episodios grabados en los tiempos de los hermanos Winter, donde se mostraba a la mujer andina como un ser ignorante, torpe, sucio y violento. Se ridiculizaba su forma de hablar, asemejándola a una retardada mental. Para el actor Jorge Benavides, hasta los problemas de educación y salud de los campesinos (como el analfabetismo y la falta de dientes) son motivo de burla. Muchas veces se pretendía que era chistoso que los demás personajes confundieran a la protagonista con un animal (llama o perro).

Básicamente, Benavides había reunido los peores estereotipos y ofensas racistas hacia los campesinos andinos. En una sociedad donde un columnista del diario Correo puede declarar que los puneños y los bolivianos no son seres humanos... y gozar del respaldo público del director del periódico, es perfectamente comprensible que hacer escarnio de la mujer andina tenga cierto éxito.

Frecuencia Latina considera que, si este escarnio produce sintonía, la sintonía traerá auspiciadores y los auspiciadores generarán ganancias. La responsabilidad social de un medio de comunicación y de los anunciantes es totalmente secundaria frente al lucro que se pude obtener.

Mientras la televisora calcula sus futuros ingresos, las campesinas andinas acumulan sobre sus hombros las múltiples causales de exclusión que existen en el Perú: barreras lingüísticas, geográficas, culturales, económicas y de género. Sin embargo, la más fuerte barrera que enfrentan es la incapacidad de los demás peruanos para percibirlas como ciudadanas o, siquiera, como seres humanos con dignidad.

Por ello, los problemas que las afectan no son considerados asuntos nacionales. Desde las masacres de los años ochenta, hasta las esterilizaciones de los noventa, pasando por la miseria permanente, ni los políticos ni los demás sectores con poder se sienten demasiado interpelados. Ningún soldado ha sido condenado por las violaciones e campesinas cometidas en decenas de bases antisubversivas, y ningún médico ha sido sancionado por esterilizaciones forzadas. El país continúa su vida normal mientras estos crímenes permanecen impunes, sin mayor clamor por justicia. Al fin y al cabo, la víctima de todos estos agravios aparece en televisión como un personaje grotesco a quien no se puede tomar en serio.

Ivcher y Benavides sostienen que en algunas ciudades andinas el "Circo de la Paisana Jacinta" ha tenido éxito. Podría ser cierto: la población urbana de la sierra suele también ser muy racista hacia los campesinos, buscando afirmar que es más educada y moderna que esos "seres primitivos". Resulta patético que "La Paisana Jacinta" podría representar la madre o abuela de muchos de quienes se divierten con el programa. El humor racista, por lo tanto, no sólo revela estereotipos y prejuicios, sino los profundos complejos de nuestra sociedad, que procura negar una parte importante de sus orígenes.

No es la primera vez, además, que el recurso del humor es utilizado para tergiversar la imagen de determinados sectores y contribuir a que sus problemas reales sean ignorados. En Alemania, años antes del genocidio, decenas de películas mostraban a los judíos como individuos viles y explotadores. Hasta los años sesenta, en el cine estadounidense los negros aparecían siempre como seres ociosos e ingenuos.

Jorge Benavides ha anunciado que en los nuevos episodios que se transmitirán desde este lunes no habrá estereotipos denigrantes. Sin embargo, su tendencia hacia el humor racista (Benavides es creador también de otro personaje muy ofensivo hacia los negros), genera serias dudas. Por lo pronto, no ha cumplido su compromiso inicial de que la campesina tendría la dentadura completa.

Para los peruanos sensibles, existen otras posibilidades televisivas y a la misma hora en la que se transmitirá el programa de Benavides: precisamente los programas de Televisión Nacional del Perú premiados por la Mesa contra el Racismo por contribuir a la lucha contra la exclusión. De manera ágil y entretenida podrán conocer muchas fiestas patronales en Costumbres, lugares espectaculares en Reportaje al Perú y también el origen de los complejos y traumas de los peruanos en Sucedió en el Perú. Los anunciantes que deseen acercarse a los consumidores conscientes (que son muchos más de los que se cree) deberían respaldar estos programas.

Lo principal para quien lucha contra el racismo en el Perú es comprender que habrá momentos alentadores y situaciones frustrantes. Esta semana, en Larcomar, ocurrió un acontecimiento que habría parecido inimaginable hace pocos meses: una charla sobre discriminación y racismo para el personal de seguridad, solicitada por los gerentes de este establecimiento. Telefónica y Tim tienen ahora avisos donde aparecen personas de rasgos andinos (ya se dieron cuenta que en la guía telefónica de Lima el apellido Quispe ocupa 17 páginas). Es fundamental, por lo tanto, seguir adelante hasta construir una sociedad donde ser racista ya no sea negocio.



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