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18 de junio del 2008

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Iberoamérica
Ecuador

Correa, en el filo de la navaja


Revista Vanguardia
Edición para Internet: La Insignia. Ecuador, junio del 2008.

 

El presidente de la República no comparte la forma en que el presidente de la Asamblea maneja los tiempos y los debates. Lo ha dicho públicamente. ¿Qué responde Alberto Acosta? ¿Qué piensa él de la acción de Gobierno? ¿Por qué no se hace cargo de ella? ¿Por qué cree que el país con Correa puede ir hacia una democracia institucionalizada o hacia el autoritarismo? Vanguardia publica este documento que revela por primera vez algunas de las diferencias entre los dos hombres más poderosos del país.

-El presidente le ha reclamado varias veces por entender, según él, que debe terminar rápido la Asamblea. ¿Cómo interpreta ese llamado de atención?

-Muy mal. Yo trato de entender esa posición del compañero Rafael Correa, de mi amigo Rafael. Desde la visión que él tiene -él tiene el contexto nacional y no ve detalles- él cree que las cosas deben y pueden marchar mucho más rápidamente y que es más fácil de lo que parece. Incluso, no sé si ya te lo había dicho pero -esa es una de las diferencias- él es presidente y puede nombrar su gabinete, ministros, secretarios, gerentes... puede nombrar hasta el alto mando de las FF.AA. Puede decirles cuando hablar, cuando no hablar, cuando reunirse y cuando no reunirse, puede cambiarlos. Yo soy presidente de una Asamblea en que todos tienen los mismos derechos y eso es diferente.

-¿Quién no entiende es él?

-Creo que a ratos él no se da cuenta de qué es lo que significa ser presidente de una Asamblea. Yo tengo mis atribuciones, mis facultades, puedo usarlas, puedo restringir en determinados momentos el debate, pero no mucho más. Porque ahí viene el gran dilema: la calidad del debate y cumplir los plazos.

Hay gente que este rato debe estar muy interesada en que, de alguna manera, no cumplamos los plazos y de eso hacer ya un hecho político. Claro, sería muy complicado si en esos dos meses más no terminamos.

-¿Prevé esa posibilidad?

-Siempre preveo todas las posibilidades, por principio. Leo mucho El arte de la guerra de Sun Tzu. Él dice que para invadir un territorio enemigo debes prever todas las calamidades que puedan sobrevenir en la experiencia. Tienes que tener todos los escenarios. Tú no puedes saber qué es lo que puede pasar en un país donde hay tantas sorpresas de toda índole, no sólo política. Se nos puede complicar la elaboración de la Constitución.

-¿Cómo resuelve el dilema calidad del debate y cumplir con los plazos?

-Tomé una decisión que es compleja y me está complicando las cosas: no meter textos a segundo debate hasta no tener resuelto el tema de cómo se procesan esos textos el momento de ir a votación. Es cierto, aprobamos ya algunos textos. Yo podría tener este rato tranquilamente 100 artículos o más aprobados en segundo debate, Pero en el segundo debate hay propuestas, sugerencias, críticas, elementos que pueden ser incorporados. Pero no teníamos una forma de procesarlos adecuadamente y no creemos que deben regresar a la mesa, porque estaríamos abriendo un tercer debate.

-¿Cuál es la salida?

-Me he reunido ya prácticamente con todos los grupos, grandes y pequeños para conversar una propuesta de solución: que el ponente acompañado por dos personas más de la mesa, nombrados por ella, se encarguen de recibir las propuestas que hay en el segundo debate, elaboren un nuevo texto e informen a la mesa. Y esos textos serán los que se votarán en el Pleno de la Asamblea.

-¿Eso agrava el retraso?

-Estamos tratando de llegar a una fórmula mucho más democrática y participativa y eso me significa 48 horas más. Me pongo 48 horas de plazo.

-Esto nos devuelve. El presidente Correa no entiende ese retardo fruto de una visión de democracia participativa.

-Somos dos personas diferentes.

-Pero él le ha dicho públicamente que eso, en este momento, no conviene.

-Yo diría que no es sólo el Presidente quien dice eso. Algunos compañeros del bloque tienen ese criterio y me imagino que el presidente no ha llegado a esa conclusión simplemente porque lee los periódicos o sigue los debates. La percepción de muchos de mis compañeros es que yo debiera acortar el debate. ¿Pero cómo puedo hacerlo si la esencia de la democracia es el debate, la esencia de un proceso constituyente es la discusión y el diálogo?

-¿El problema, no es, entonces, de mecámecánica parlamentaria sino de visión?

-Tenemos visiones diferentes al respecto. A lo mejor tienen toda la razón y soy demasiado condescendiente y abro demasiado la puerta para el debate. Pero no voy a cambiar. No puedo cambiar mi manera de ser.

-A estas alturas ya no es un problema de si se está demorando la Asamblea. También hay dos visiones de liderazgo.

-Pero por supuesto. Somos personas que tenemos distintas formas de ver el mundo. En las cosas de fondo tenemos los mismos principios, ideales y visión del país. Pero en la forma de actuar y de gobernar tenemos visiones diferentes.

Él dirige un gobierno y yo dirijo una asamblea. Él tiene una enorme vocación política por ese poder. Yo no la tengo. Yo tengo que cumplir con mi tarea de ser primero entre iguales.

-Pero hay asambleístas de Acuerdo País que dicen que usted renunció a tener un liderazgo político específico y se dedicó a tareas administrativas.

-Quizás sea una percepción acertada. Pero hay que entender que no estoy liderando el bloque de Acuerdo País. Soy el presidente de la Asamblea y tengo que representar a todos los compañeros y compañeras. Luego el ser recepcionista (él recibe las delegaciones que llegan a Montecristi) más que asambleísta, limita las posibilidades de participar en las discusiones. Me hubiera gustado ser exclusivamente asambleísta, pues apenas he tenido cuatro intervenciones en el Pleno sobre temas puntuales.

-¿Qué fundamenta no querer ir a ningún cargo de elección popular?

-Porque creo que esa no es mi mejor faceta. Yo me creo mucho más capaz escribiendo, elaborando, discutiendo algún texto...

-Ud. ha pasado 35 años luchando por una tendencia y ahora que están en el poder, se quiere ir a la casa. No se entiende.

-Irme a la casa es un decir. Lo que no quiero es estar en un proceso electoral. No me veo nuevamente en un Congreso Nacional. Este trabajo no me gusta. Quiero un trabajo que me satisfaga.

-Esa decisión se puede leer con trasfondo político. ¿Está decepcionado de lo que ha visto en su tendencia?

-No, yo no diría eso porque, de todas maneras, yo seguiría apoyando la tendencia, Acuerdo País, el proyecto y el gobierno. Además la fase más interesante no es la de elaborar la Constitución sino la de constitucionalizar la sociedad, la de ciudadanizar la sociedad. Yo quiero participar en ese proceso.

-¿Desde dónde?

Desde lo que hecho siempre. Desde mi posición de pensador, analista y crítico. Soy una persona comprometida con procesos de cambio pero no quiero repetir un proceso legislativo.

-Hay otros espacios. Las alcaldías...

-Las alcaldías no me llaman la atención. Es una cuestión ya de atracción.

-¿Y la presidencia de la República?

Ese empleo tiene que ser tremendamente aburrido. Tener que dar cadenas radiales todos los sábados, tener que estar en todas las inauguraciones... ¿A qué hora lees? ¿A qué hora escribes? ¿A qué hora haces algo que tenga sentido? Veo a mi amigo Rafael que corre de arriba abajo noche y día y no tiene tiempo para muchas cosas. Tengo otra visión de la vida y además ahora soy abuelo.

-Usted es un hombre desencantado.

-No es el tema de desencanto.

-Entonces, ¿hasta dónde se hace cargo de la acción del gobierno?

Es difícil que yo pueda hacerme cargo de las cosas en las cuales no estoy participando.

-Pero usted hace parte del buró político de Acuerdo País.

-Voy poco al buró por el tema del trabajo, las reuniones de buró que hemos tenido acá han sido reuniones donde se tratan temas constituyentes no políticos de gobierno. Muy rara vez se ha discutido temas políticos de gobierno.

-Eso lo libera de apoyar las acciones del actual gobierno.

Ni libera ni posibilita. No conozco que se están haciendo ciertas cosas, no estoy participando ahí.

-¿Quiénes, entonces, en la tendencia, evalúan la práctica gubernamental?

Esas discusiones se hacen dentro del buró político y como te digo no he ido al buró político algunas semanas. Recuerda que hemos tenido desde el 1 de marzo una época de mucha velocidad en las acciones, de mucho vértigo. El presidente ha salido al exterior constantemente, incluso por esa razón.

-¿Lo que ve, es lo que soñó?

No sé si es lo que soñé porque, para serte franco, hasta hace no muchos años creí que iba a ser siempre minoría de a uno. Nunca pensé que podríamos llegar a una situación como esta. El gran mérito de Rafael Correa es ese.

-¿En claro, usted ya no está incidiendo fuera de la Asamblea?

-Yo soy presidente de la Asamblea, y no intervengo en el resto de actividades, no tengo tiempo. He acompañado al presidente en algunas actividades como la colocación de las primeras piedras en las represas hidroeléctricas. De alguna manera era el reconocimiento de algo que yo deje encaminado cuando fui ministro. En otras cosas hay muy pocas posibilidades de estar juntos.

-Y cuando oye que su amigo está concentrando poder y que su gobierno está reeditando lo que el país hizo mal..

-Para eso precisamente estamos. Para construir instituciones sólidas. La Presidencia de la República será sólida si hay un poder legislativo sólido. Y éste lo será si tenemos una función electoral adecuadamente constituida, independiente, que no sea conformada por los partidos políticos, que no haga cosas ad hoc. Esa es mi tarea. Ahora empezamos el debate sobre la participación ciudadana y el poder ciudadano.

Ése es un tema fundamental para nosotros. Luego vendrá el debate sobre la Corte Constitucional que será donde podamos plasmar todas las garantías que requerimos para que esos derechos sean reales. Esa es mi tarea. No me puedes decir este rato qué opino de las carreteras si se hacen rápido o si se hacen lentamente.

-Pero sí se le puede preguntar lo que piensa de la forma cómo el gobierno, que es de su tendencia, ejerce el poder.

-Naturalmente que sí. Pero yo creo que estamos en este rato en una etapa de transición. Estamos estableciendo las bases, que ojalá sean sólidas y democráticas, para que el gobierno pueda moverse en ese escenario. El Presidente y su gobierno están actuando con las reglas del viejo poder. Del ancien régime. -El antiguo régimen no era democrático.

Ni democrático ni eminentemente participativo. Ojalá nosotros hagamos algo más democrático y participativo, y no es fácil.

-La impresión es que del viejo poder el presidente Rafael Correa también heredó las actitudes.

-Esa ya es una percepción subjetiva que yo respeto. Algunas cosas que hace el presidente Correa, yo nunca las haría, porque yo no soy Rafael Correa. Simplemente por eso. Pero de todas maneras hago notar que hemos hecho ejercicios democráticos muy interesantes en la mesa 3, de estructura del Estado. Allí surgió toda la propuesta de la función ejecutiva. Ese texto fue hecho de nuevo íntegramente.

-Antes de hablar de aquello, hay un presidente actuando. Y hay cosas ilegales o polémicas que hace porque se le antoja. Es el caso, por ejemplo, del Superintendente de Compañías.* A pesar de que no podemos perder mucho tiempo en otras tareas, hemos alentado en la Asamblea el juicio o la investigación del ex superintendente Arellano. Incluso mandé a Arellano una comunicación cuando me enteré de que había renunciado ante el presi sidente Correa, indicándole que tiene que hacerlo ante la Asamblea que fue la que lo nombró.

-Pero él quiere volver (esta entrevista se realizó un día antes de que Arellano volviera por horas a su cargo)

-Me parece que eso no es conveniente para el país. El señor ya renunció, ya debe irse.

-Esto habla de un presidente suelto, sin contrapoderes. Eso es lo que había previsto la tendencia.

-No, de ninguna manera. -Pero la tendencia tiene un presidente sin contrapeso alguno.

Pero porque todavía no tenemos el poder legislativo. Vamos a requerir un verdadero poder legislativo, una verdadera función judicial, una función electoral.

-¿Y no teme que cuando termine la Constitución, quede a la medida del Presidente de la República?.

Sería lamentable, eso sí sería lamentable.

-¿Hay esa posibilidad?

-Siempre hay esa posibilidad. Ya te dije lo que se planteó para la función ejecutiva en la mesa 3, al inicio. Era una cuestión demasiada ajustada para una persona y no sólo estoy pensando en términos de Correa. Al parecer había ciertas dedicatorias. Yo no entendía muy bien cómo una persona que no ha vivido en el país 5 años está vetada de ser candidato a presidente de la República. ¿Eso era en contra de quién? Pongan el nombre. Es una barbaridad negar esa posibilidad cuando se tienen cerca de tres millones de compatriotas fuera del país. No entendía que un hermano o hermana del presidente pueda ser candidato. ¿En contra de quién era eso? Pongan el nombre. Son cosas que estaban ahí...

-¿No cree que bajo su tendencia, el país vuelve a un régimen personal? Ya se está hablando de un nuevo caudillo.

.Eso es parte del proceso de cambio. Hay un líder con una gran personalidad y que se sabe que tiene la capacidad de llevar adelante este proceso con una cantidad de personas, porque no es él sólo, y que está en el filo de la navaja.

Como presidente está en el filo de la navaja. Él lidera este proceso hacia una institucionalización democrática o puede llevarnos también a una cuestión más autoritaria, lo cual sería lamentable.

-¿Nada está definitivamente jugado?

Estamos en la etapa de transición. Terminemos la Constitución y reconstitucionalicemos el país.

-¿Cuál es su fórmula para asegurar que el país opte por la buena vía?

-Apropiarse de los elementos de la Constitución.

-Y cómo con un presidente todopoderoso que marginaliza y ridiculiza las opiniones distintas a la suyas?

-Bueno, esa es su manera de ser. Como presidente, sea el presidente Correa o cualquier presidente de la República, lo primero que va a tener que entender es que hay que respetar la Constitución. La Constitución es para él y para todos los ciudadanos.

Por eso yo alguna vez decía que no nos interesa tener una nueva Constitución. La Constitución tiene que ser nuestra. Cuando entendamos cuáles son las herramientas democráticas que nos da la Constitución, podremos poner los límites al presidente, al Legislativo y a las distintas funciones.

-¿Pero no será una Constitución hiperpresidencialista?* -No, desmontamos el hiperpresidencialismo. Creo que en algunas cosas hay que fortalecer la función ejecutiva pero en otras, la función legislativa.

-¿A qué hace referencia cuando dice que desmontaron el hiperpresidencialismo latente en la mesa tres?

-Al texto inicial que había sobre la función ejecutiva y que se iba a presentar a primer debate. Llegó un texto mucho más morigerado, mucho más reducidos los rasgos de hiperpresidencialismo, en algunos sentidos, muy flojo porque no pudieron cambiar todo.

-¿Lo que está diciendo es que hay asambleístas que quisieran que la Constitución tenga nombre y apellido?

-A ratos creo que hay algo así. A ratos creo que hay personas que quieren congraciarse con alguien o que están esperando a ver si esto que estamos elaborando está o no a tono con tal o cual expectativa de cierto sector o cierto grupo. Pero también hay algo así del otro lado, porque todos los intereses individuales o colectivos se plasman este rato en la Asamblea.

-¿El perfil presidencial que pudiera quedar en la Constitución, no riñe con aquello que el presidente ya implantó en el país. Con su manera de ser, de concebir la ley y el debate público?

-El tema del debate público y de las formas es cuestión que va más allá de la Constitución. Es la personalidad de Correa. Correa es Correa y no podemos cambiarle este rato. Es una persona que tiene un gran entusiasmo, una pasión por la patria, tiene muy arraigado el sentido de la urgencia. Y es además una persona muy sensible. ¿Cuántas veces reconoce (errores) y pide disculpas?

-¿No hay un exceso de lealtad suya con el Presidente; lealtad que en este momento de transición no ayuda a calibrar los roles ni a reinstitucionalizar el país?

-La amistad es uno de los valores más grandes en la vida. Cuando le digo a una persona que es mi amigo, eso implica mucho. Incluso la posibilidad de decirle, las veces que sean necesarias, que se ha equivocado y que ha cometido errores. Muchas veces esas cosas las digo privadamente porque no necesariamente quiero hacerle daño al amigo. Así que descuida, han sido muchas las veces que he hablado con Rafael y que le he dicho las cosas. En determinadas ocasiones, quizás, no en forma adecuada y eso ha generado ciertas tensiones, pero de ahí a que sea amigo y me calle, es una cosa muy diferente.

-¿Cuál es su grado de incidencia en la visión que el presidente maneja?

-Yo creo que un buen grado de incidencia en la medida de las pocas veces que estamos juntos. Hay ocasiones en que hemos conversado íntimamente y otras en las que hemos tenido demasiadas tensiones. Pero es obvio, entendi ble. Mi lealtad además no es solamente con una persona es con un proyecto, con un proceso.

-¿Pero qué queda de ese proceso?

-Para mí, el proceso está en marcha. Es un proceso de pedagogías múltiples, individuales y colectivas. Pedagogías en el proceso de construcción de la Constitución.

-Se puede hablar de pedagogías cuando se quiere aprender. Nadie ve al Presidente en esa actitud.

-Yo sí creo que aprende. Parece que es muy rudo para aprender pero el presidente Correa aprende constantemente. Es la pasión por la patria que él tiene...

-Sus pedagogías son exactamente lo contrario de la democracia participativa que usted preconiza.

-En algunas intervenciones sí le veo como ese maestro que está transmitiendo a la sociedad una serie de valores, de propuestas, los ejes fundamentales para el cambio. Hay ciertas cosas que yo no las haría...

-¿Cómo cuáles?

Como marginalizar a alguien, como ridiculizar a alguien, yo no lo haría nunca. Llegar a calificar a alguien en un tono o en una forma despectiva, procuro no hacerlo ni en privado, menos aun en público. Yo mantengo mi posición política e ideológica muy clara pero creo que hay que respetar a todos. Creo que eso es incluso algo fundamental para dirigir una Asamblea tan disímil como ésta. Cada asambleísta es una personalidad completamente diferente y eso implica, entonces, un tratamiento específico y muy respetuoso a cada uno de ellos. Que en algún momento haya estado cansado y no le haya dado toda la atención a alguno, puede haber sucedido. Por eso mismo, y no por prepotencia, no doy entrevistas a quien quiere que venga. Sólo doy una rueda de prensa a la semana, los jueves.

-Algunos coidearios suyos se quejan de que no sale a defender tesis y a animar públicamente el debate constituyente.

-Voy a tener que salir un poco más, pero este rato todavía no es el momento. Tengo que terminar todavía de juntar la mayoría de las piezas del rompecabezas constituyente. Entretanto, veo el riesgo de que cada periodista, cuando salgo, me ponga una grabadora y comience a responder cosas que no están coherentemente elaboradas. Tengo que ser responsable con el cargo que tengo, con la función que desempeño.

-¿Está usted de acuerdo con el texto que hay en Montecristi sobre la comunicación y la libertad de expresión?

-Ese documento merecerá un cambio profundo y radical. No hay la más remota posibilidad de que se limite la libertad de expresión. Eso no existe. Si hubiera una posibilidad de limitarla, votaría en contra.

-¿Los contenidos editoriales pueden ser controlados por el Estado?

-El Estado no puede mirar los contenidos. Yo tengo aquí (las muestra) todas mis criticas al documento ese. Voy a ser demoledor si es que no lo cambian. Pero tiene que haber estructuras o instancias como el defensor del lector. Debemos tener algún sistema que nos garantice cierta defensa en tanto que ciudadanos, no en tanto que consumidores.

-¿Qué otro control piensan establecer?

-No sé si control es la palabra correcta. El lector no necesita un intermediario que le controle qué es lo que lee. Eso está bien para el padre que impide que su hijo vea pornografía en la Internet. Lo que está mal es que haya grupos económicos que controlan un gran espacio del espectro radioeléctrico.

-Ya hay corrientes de opinión que dicen que el país se volvió una monarquía o una dictadura. ¿Qué dice usted?

-Estamos lejos de poder hablar de ello. Si estuviéramos frente a un dictador o a un monarca, yo no estaría cerca de este proceso. Si este proceso no es de construcción democrática, de una sociedad democrática, no tengo absolutamente nada que hacer en él. Ahora ese tipo de cosas las vamos a ir viendo en el camino, no sólo es cuestión de discursos sino de práctica.

 

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