Portada de La Insignia

9 de abril del 2008

enviar imprimir Navegación

 

 

Iberoamérica
Guatemala

Actualizar el debate


Mario Roberto Morales
La Insignia. Guatemala, abril del 2008.

 

El discurso maniqueo de los autodenominados intelectuales solidarios con los "mayas", sigue tratando de dar respiración artificial a un debate agotado. Su razonamiento es sencillo: si las oligarquías oprimen a los subalternos, uno debe estar con los subalternos. Como principio ético, su formulación es impecable. El problema surge cuando se sitúa el juicio en la circunstancia histórica que le corresponde y se caracteriza a sus actores.

Porque estos "intelectuales solidarios" equiparan la subalternidad con los "mayas", sin decir que éstos son elites de indígenas que estudiaron becados en Estados Unidos, que adhieren a las reivindicaciones multiculturalistas estadounidenses transpoladas mecánicamente a Guatemala y que viven de la cooperación internacional, cuyo discurso culturalista, puritano y conductista no trasciende la pose bienpensante de la corrección política. Tampoco dicen que los "mayas" son elites que carecen de la representatividad política de las comunidades indígenas en cuyo nombre se victimizan e inventan tradiciones, memorias y rasgos culturales milenaristas que embeben a los funcionarios de agencias de financiamiento, a profesores universitarios puritanos y a otros oportunistas, como los maniqueos a los que me referí arriba.

Esta falta de representatividad desarma el argumento de los "solidarios" -que gustan de ser vistos como progres y comprometidos en los campus universitarios-, porque al decir que "hay que estar con la subalternidad" y escamotear que están equiparando subalternidad con elites oportunistas que no representan a las masas indígenas (a quienes la palabra "maya" no suele servir sino para referirse a los que en su nombre medran de la cooperación internacional), su noción de solidaridad se torna elitista y falsamente popular.

El culturalismo "maya" como discurso emancipatorio ha probado no sólo su ineficacia sino también su función corruptora de las reivindicaciones económicas de las comunidades indígenas y de sus liderazgos. Los culturalistas, al contentarse con logros formales como las leyes contra el racismo y otras concesiones del poder oligárquico, son neutralizados al llegar a puestos públicos y adquirir notoriedad local mediante su vistosa victimización colorida, la cual es magnificada en los foros estadounidenses inspirados en la "acción afirmativa" y otros mecanismos propios del multiculturalismo divisor e inferiorizante que el poder blanco aplica a las minorías étnicas en ese país.

La lucha de los indígenas es económica o no es. La reivindicación cultural forma parte subordinada de la lucha económica, porque ésta es la base de la discriminación etnocultural. Los liderazgos y movilizaciones de las masas indígenas para alcanzar sus reivindicaciones deben ser autónomos para ser efectivos. Si están financiados por la cooperación internacional, se hallan destinados a la mera turistización de sus tradiciones y ceremoniales, como ya ocurre en todo el altiplano, pues el culturalismo ya domesticó, dividió, neutralizó y folklorizó las posibilidades emancipatorias que pudo haber tenido el "movimiento maya".

Estas ideas se publicaron hace una década (1998) en mi libro La articulación de las diferencias o El síndrome de Maximón, pero ciertos "mayas" y "solidarios" mayistas fingen ignorarlas. Quizá la próxima presentación de la tercera edición aumentada de este libro, por parte de una nueva generación de intelectuales (Mario Palomo, Andrés Zepeda, Marcela Gereda y Mario Castañeda), contribuya a actualizar el debate.

 

Portada | Mapa del sitio | La Insignia | Colaboraciones | Proyecto | Buscador | RSS | Correo | Enlaces