Portada de La Insignia

8 de octubre del 2007

enviar imprimir Navegación

 

 

Iberoamérica
Perú

La verdad para el periodista


Rocío Silva Santisteban
La Insignia. Perú, octubre del 2007.

 

¿Qué es la verdad para un periodista? "Una cosa que tiene tres fuentes" es lo que contestó Ricardo Uceda en un seminario sobre periodismo de investigación realizado en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya la semana pasada, remarcando que al periodismo lo que le debe importar es la verificación de la información con cruce de fuentes, y no las denuncias múltiples que siempre aparecen por diestra y siniestra. La "denunciología", como sostuvo Ángel Páez, otro de los invitados, es nefasta para los medios en tanto que adormece la capacidad investigativa del periodista, aburre a los lectores o espectadores y resta credibilidad.

Al encuentro, que tuvo como objetivo vincular el periodismo de investigación con una reflexión sobre ética y ciudadanía, asistieron además de Uceda y Páez, dos periodistas de El Comercio, Pablo O'Brien y Miguel Ramírez (quien hizo caer a Fernando Zevallos con sus hallazgos), así como otro de los investigadores principales de La República, Edmundo Cruz (¡maestro, verdaderamente! Estuvo muy claro y rotundo). Sinceramente para mí ha sido un privilegio ver juntos a todos los periodistas mencionados, además de Santiago Pedraglio como moderador, pues era constatar que el periodismo es pasión que corre por las venas junto con la adrenalina suficiente para hacer funcionar lo más agudo del cerebro en momentos de alta tensión.

Precisamente esa adrenalina que logra, debido a la "cancha" de los periodistas, atizar la agudeza cuando se trata de enfrentarse a mafias poderosas, a corruptos, a agentes del grupo Colina o a burócratas serviles. Lo que demostró Ricardo Uceda es que también se requiere frialdad objetiva para llegar a la verdad que, muchas veces, puede estar oculta detrás de frondosos prejuicios e inducirnos a error. Por eso mismo expuso sobre los "fracasos" del periodismo de investigación en el Perú entre los cuales mencionó su propia investigación sobre el caso Uchuraccay -digamos que lo más polémico de la noche-; las acusaciones a Anderson Kohatsu en el caso Leonor La Rosa y el tema de la nacionalidad de Alberto Fujimori desarrollado cuando Cecilia Valenzuela estaba en Caretas.

Edmundo Cruz, por su parte, también analizo varios casos de periodismo de investigación y mencionó a las notas pioneras en el Perú sobre el tema: un reportaje de Ultima Hora en 1950 sobre el cadete del Leoncio Prado asesinado (que Vargas Llosa retrata en su famosa novela) y otro publicado el 18 de junio de 1980 en el Diario de Marka sobre los montoneros secuestrados por las Fuerzas Armadas en Miraflores. Para Edmundo Cruz es crucial la toma de distancia que la prensa realiza sobre los actores de los hechos desde 1987, fecha en que considera se inicia el auge del periodismo de investigación en el Perú, sobre todo, en temas relacionados con violaciones de derechos humanos y terrorismo. En este sentido el caso paradigmático, que él protagonizó junto con Uceda en la Revista SI, fue la investigación sobre las fosas de Cieneguilla, que contó con asesoría de abogados y arqueólogos forenses. Cruz sostiene que los periodistas deben echar mano también de los recursos y métodos de las ciencias sociales y mantener el rigor para evitar desgastar al periodismo de investigación.

Por su lado O'Brien insistió en las relaciones de amor y odio entre prensa y ciudadanía, con tres hitos históricos que denuncian la importancia para la prensa de su conexión con los intereses de las mayorías (y no necesariamente de las minorías con poder). Ramírez insistió en mantener la cabeza fría ante las posibles manipulaciones de los "sujetos investigados" y contó una espeluznante anécdota con "Polaco", el enemigo de Zevallos, cuando Ramírez fue a contactarlo dentro de la cárcel. Por su lado, Ángel Páez propuso un decálogo de mentiras sobre el periodismo de investigación: a la cabeza, por supuesto, aquella de que su objetivo es sólo "ventilar" sospechas y que se encarguen de investigar las autoridades. Esta posición, para Páez, es absolutamente irresponsable: investigar es constatar, cruzar fuentes y verificar.

En la última encuesta de poder en el Perú no aparece ninguno de los antes mencionados. Considerando que han desarrollado investigaciones que han permitido extraditar a Fujimori, o provocar la caída del más importante narcotraficante local, o judicializar casos de corrupción y violación de derechos humanos, una debería preguntarse: ¿qué es poder de la prensa, entonces? ¿Un ránking de los más espectacularizados? Como dice el colega Páez, evitemos trastocarnos de cuarto poder a un poder de cuarta.

 

Portada | Mapa del sitio | La Insignia | Colaboraciones | Proyecto | Buscador | RSS | Correo | Enlaces