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La insignia
27 de febrero del 2004


España: Comparecencia de Carlos Sánchez Almeida en el Senado

Ciberderechos y libertad de expresión (II)


Carlos Sánchez Almeida
Tercera República. España, febrero del 2005.


La señora CAMACHO VÁZQUEZ: Como ha dicho el presidente, iniciamos el turno de portavoces.

En primer lugar, tiene la palabra el senador Guillot.

El señor GUILLOT MIRAVET: Gracias, señora presidenta. Voy a formularle tres preguntas, señor Sánchez Almeida, para que profundice en tres aspectos para mí importantes. En primer lugar, ha dicho usted que está en contra de la neutralidad electrónica, y me gustaría saber el porqué, es decir, si no la ve posible, cree que es un eufemismo retórico, o por cualquier otro motivo. Por otra parte, quisiera conocer su respuesta ante los problemas que se adjudican al software libre, como la falta de inversión, de continuidad en su desarrollo, etcétera. Por último, si usted propone derogar la LSSI, quisiera saber cuál sería el marco jurídico alternativo ante esa derogación.

Gracias, señora presidenta.

La señora VICEPRESIDENTA (Camacho Vázquez): Gracias, señor Guillot. Por el Grupo de Convergència i Unió tiene la palabra la senadora Aleixandre.

La señora ALEIXANDRE I CERAROLS: Gracias, señora presidenta.

Bienvenido a esta comisión, señor Sánchez Almeida. La que le habla es una simple usuaria y, como he dicho muchas veces, completamente ignorante en temas informáticos y de Internet. Como casi todos, lo utilizo a la fuerza. En mi profesión la informática es obligatoria; estoy en el mundo sanitario, en concreto, en el de los laboratorios clínicos, y todo está conectado por la vía de la informática. Nuestras conexiones con las casas comerciales suelen ser informáticas, y lo mismo ocurre con los clínicos y facultativos. Utilizamos, pues, la informática y las conexiones de Internet permanentemente, en beneficio propio, a través de los distintos foros, tanto desde el punto de vista de la investigación como para la prestación de servicios. A pesar de ello, como digo, me considero una total ignorante en Internet.

El señor Guillot le ha formulado una serie de preguntas que yo también podría haberle hecho. Efectivamente, hay detractores del software libre; es más, yo tengo mis dudas sobre ese tema. De hecho, creo que mis comentarios, hace poco tiempo, en esta comisión llevó a que muchos de los usuarios del ciberespacio criticaran mis palabras. Quizá tengan razón. Es posible que se deba a mi falta de conocimientos en este campo; pero creo que como yo pueden encontrase la mayoría de los usuarios, en este caso de los españoles, o incluso peor. Por ello, me gustaría que fueran ustedes los que nos informaran claramente para evitar que posteriormente la industria nos informe en sentido contrario y hagamos comentarios o tomemos decisiones en el sentido opuesto al que deberíamos.

El panorama que usted ha dibujado respecto de la educación verdaderamente está muy lejos de la realidad. Precisamente anteayer hablábamos del informe PISA, que demuestra que nuestros escolares están muy lejos de los puestos en que nos gustaría figurar, es decir, entre los países más desarrollados, y en concreto entre los de Europa. Nuestros alumnos tienen dificultades de comprensión, en materia de matemáticas, y en un largo etcétera. También es cierto que tenemos un problema, tan importante como éste, o que quizá sea el que lo genere. Me refiero a nuestro profesorado. Nuestros maestros están cansados, la reforma que se ha hecho ha sido a su costa, se les ha dado poca formación en muchos casos por lo que ellos mismos han tenido que formarse, y además no siempre se les ha dado el suficiente prestigio, que es lo peor. Ciertamente, nuestros maestros están desprestigiados y tienen grandes problemas para desarrollar su labor, que es formar a todos sus alumnos.

Por ello, más que ofrecer ordenadores para todos en el sistema educativo, creo que primero deberíamos intentar que todos entendieran qué es un ordenador, para qué se utiliza y sus formas de uso; de lo contrario pasará lo que ya sucede en algunas escuelas. Por ejemplo, durante el mes de enero estuve dando vueltas por toda mi provincia, Girona, que tampoco está en el extremo del mundo, y me di cuenta de que todos tenían ordenadores, hasta los niños de cinco y seis años, pero su utilización era para llorar. Los niños pequeños sólo los usaban para jugar, pero no en el buen sentido, ya que sencillamente los aporreaban, mientras que el maestro se limitaba a decir que eran muy pequeños. Pues bien, si son muy pequeños, y no pueden hacer nada con los ordenadores, ¿para qué los necesitan? Con esto quiero decir que el mundo del que usted habla todavía está muy lejos de la realidad, aunque nos gustaría alcanzarlo, pero para ello también hace falta dotación económica -que los alumnos dejen de utilizar la libreta de espiral significa un aporte económico-, y eso es complicado.

Y voy a poner el énfasis en la última parte de su intervención, en la que usted ha hablado de la libertad de expresión, con la que estoy plenamente de acuerdo. Por ella hemos luchado durante muchos años en este país, e incluso algunos se han dejado la sangre y han entrado en prisión. Pero también hay que luchar contra otra gran lacra: el libelo, la difamación. Y es que en estos momentos podríamos decir: Difama, que algo queda. Por desgracia, en nuestros medios audiovisuales es muy fácil difamar, y cuando la persona difamada, ejerciendo su derecho de libertad, acude a los tribunales y éstos le dan la razón, la noticia se publica en la última parte del periódico, a veces en un lugar incluso difícil de encontrar. Creo que ese uno de los grandes problemas que existen en los medios audiovisuales en la actualidad, y me gustaría que no se produjese en Internet; le haríamos un flaco favor a la libertad si cualquiera pudiese difamar a los demás.

Esa es la responsabilidad que pedimos a los medios, pero también --estoy de acuerdo con usted- la que se debe pedir a los parlamentos, con el fin de que la legislación haga responsables a todos los usuarios de sus acciones y palabras y respondan ante las personas que puedan maltratar.

Por otro lado, uno de los aspectos que deberíamos legislar con la ayuda de ustedes es el control de los programas. No sé si podremos evitar que haya programas elaborados por casas comerciales y cerrados, pero como mínimo debería ocurrir lo mismo que en la industria farmacéutica, es decir, el ministerio debería conocer su contenido y además tendría que estar registrado. Y creo que todos apoyamos esa idea. No sé si es conveniente o no que haya programas cerrados pero, repito, alguien debería saber su contenido y, en su caso, cómo luchar contra él. Al igual que los medicamentos producen efectos secundarios y adversos, y eso se especifica y se sabe, en el mundo de la informática los programas deberían pasar exactamente el mismo control, no por cualquiera, pero sí por alguien que lo supiera hacer.

Sólo me queda desearle que comparezca más a menudo ante esta comisión para informarnos sobre todos estos temas. En cualquier caso, posteriormente le solicitaré más información, con el fin de que cuando legislemos sobre esta materia lo hagamos con toda la información necesaria.

Muchas gracias.

La señora VICEPRESIDENTA (Camacho Vázquez): Gracias, señor Aleixandre.):

Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el senador Salvador García.

El señor SALVADOR GARCÍA: Muchas gracias, señora presidenta.

En primer lugar, también nosotros le damos la bienvenida a esta comisión, agradeciéndole su comparecencia, que en mi opinión es sumamente importante. He echado un vistazo a los Diarios de Sesiones de la pasada legislatura para conocer las aportaciones que hizo entonces y, efectivamente, he comprobado que en muchas ocasiones la gente ha aportado sólo su visión sobre este tema, pero no ha hecho propuestas concretas al respecto. Pienso que prácticamente todos nosotros podemos compartir gran parte de lo que usted ha dicho. Precisamente el sentido de estas comparecencias es recabar información para la nueva elaboración del plan de la sociedad de la información, que debe entrar en vigor en 2006. Y en esta ocasión se debe realizar en colaboración con las personas que día a día trabajan de lleno en este campo, las cuales antes quizá podían aportar sólo su opinión como profesionales, mientras que ahora tienen la oportunidad de que sus aportaciones formen parte de la propuesta final.

Creo que ha puesto el dedo en la llega en todos los aspectos de importancia en estos momentos. Ha hablado de la libertad y de la seguridad y del problema de las muchas barreras que en este momento las dificultan, precisamente cuando se está empezando a marcar la norma quizá más definitiva porque hasta ahora no creo que haya existido el consenso social necesario para mirar este mundo como algo más cercano. Me da la impresión de que la gente tiene la sensación de estar cohabitando en dos mundos distintos entre los que al final la única diferencia que existe es la virtual, pero solamente en la mente de la gente. Y es que una de las cosas que no comprendemos los que estamos en este terreno es que la gente habla de sanidad, de educación, de cualquier política, pero en el momento en que habla de sociedad del conocimiento sólo habla de Internet y de accesibilidad; pero la sociedad del conocimiento tiene que ver con la incorporación de las nuevas tecnologías a cada una de las políticas tradicionales y es ese valor añadido el que da a la sociedad del conocimiento la capacidad para trabajar en conceptos de nueva economía y, por lo tanto, de riqueza. Ese concepto todavía no está incorporado en nuestra mente de políticos colectivamente y hasta que no acabemos con esa diferencia se producirán errores o disfunciones como los que usted ha señalado en otras ocasiones en relación con tener legislaciones distintas dependiendo del ámbito sobre el que se esté trabajando, cuando al final estamos hablando de cosas que afectan a la vida de los ciudadanos y que, por tanto, tienen que ser comunes.

Como ejemplo voy a poner sus propuestas sensatas, adecuadas y acertadas en relación con la cultura y las escuelas: en cuanto a lo que significaría poner una red inalámbrica en cada escuela, yo no vería ningún problema ni creo que nadie lo entendiera así, y en cuanto a darle un PDA a cada profesor, si viene desde la administración tampoco me parece problema. Pero al final de lo que estamos hablando es de un proceso de gestión del cambio que no afecta a una empresa, que afecta a un país, que afecta a toda una ciudadanía, y todo el mundo que haya estudiado un poco la gestión del cambio sabe que tiene que existir un consenso mayoritario sobre si hay que cambiar o no, hacia dónde hay que ir y es verdad que también tiene que haber un liderazgo que haga que eso pueda ser posible. En esa medida, tomo nota de sus propuestas pidiéndonos más liderazgo para intentar que el cambio sea posible, pero debemos ser conscientes -con todo el respeto a mis compañeros de comisión, muchas personas cuando se presentan se definen como usuarios incipientes en este terreno- de que el problema no está tanto en el alumnado, el problema lo veo en el reciclaje del profesorado -como ha dicho también la compareciente de Convergència i Unió- y ésa es una resistencia que no es baladí. Hay algunas comunidades que están trabajando en ello, por ejemplo, yo vengo de la comunidad andaluza y allí sí se ha intentado en esta última ocasión ligar las políticas con las nuevas tecnologías e intentar hacer propuestas donde se incorpore como un elemento determinante no la formación a los usuarios y a los alumnos simplemente, sino a las personas encargadas de estar en el nivel superior y, por tanto, de dar el ejemplo que usted estaba pidiendo. Yo creo que éste es el camino correcto absolutamente.

En relación con la autorregulación de Internet en cierta medida con la democratización desde abajo, mi experiencia es que solamente se regulan desde abajo aquellas cosas a las que no se les dan o no se les ponen medidas desde arriba, con lo que al final la gente sale a la calle, se autoorganiza, porque no ha habido una respuesta pública. Para que vea el compromiso de este parlamentario -esto, evidentemente, no es autopromoción, pero se lo cuento porque lo presenté en el Senado recientemente-, yo presenté una oficina virtual de atención al ciudadano que incorporaba la capacidad de que un parlamentario pueda atender desde un buzón de quejas las propuestas, sugerencias, etcétera; seis ventanillas de participación con una carta de compromisos para regular precisamente que un parlamentario pueda ser completamente accesible y próximo a cualquier ciudadano, de forma que a través de nosotros pueda canalizar sus propuestas y sus peticiones y que no vote solamente cada cuatro años, sino que esté participando activamente en el control de la democracia y en los propios planteamientos que nosotros podamos trasladar. Con esto le quiero decir que no solamente estoy convencido, sino que intentamos empujar en ese camino que yo creo que es el correcto.

He intentado que esta pequeña intervención sea una reflexión colectiva, pero he de decirle que en este momento en el Senado uno de los grupos de trabajo que hemos creado tiene que ver con la revisión del marco legislativo. Por lo tanto, todas las propuestas que usted ha hecho en relación con la LSSI y con la regulación del marco legislativo las incorporaremos al debate interno dentro de la comisión para, a partir de ahí, poder presentar nuestras propuestas.

Simplemente le quiero hacer una pregunta que puede parecer compleja porque, probablemente, en el enunciado esté la respuesta: ¿qué considera que se debería hacer para que se rompiera definitivamente no la barrera interna dentro de la utilización de Internet o las barreras que imposibilitan los derechos o la libertad de opinión o de expresión, sino para romper definitivamente la barrera que hay en la ciudadanía para pasar de moverse en parámetros de la antigua económica a moverse en parámetros de sociedad del conocimiento? Así no tendríamos que seguir teniendo debates como éstos, en los que cuando se habla entre profesionales o personas que están cercanas se está describiendo un mundo que es el que va a marcar el futuro, pero a la vez se siente la soledad; efectivamente, se siente la cercanía de millones de internautas y de personas que están conectadas como la mayor comunidad existente en la historia de la Humanidad, pero al mismo tiempo ustedes tienen que sentir la soledad del colectivo al ver que las cosas van por otro lado y que todo se aparca diciendo que todavía no estamos preparados, cuando lo que habría que hacer es prepararnos para no volver a hacernos esa pregunta.

Muchas gracias.

La señora VICEPRESIDENTA (Camacho Vázquez): Gracias, señor Salvador.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra la señora Coloma Pesquera.

La señora COLOMA PESQUERA: Muchas gracias, presidenta.

Buenos días, señor Sánchez Almeida. En nombre de mi grupo también le doy la bienvenida a esta comisión. Como se ha dicho aquí, ya nos conocemos de otras ocasiones en las que ha venido a comparecer.

A lo largo de su intervención ha habido cosas con las que estoy de acuerdo, otras con las que estoy más en desacuerdo o en menos acuerdo, por decirlo de una forma más correcta, y algunas que me han dejado un poquito preocupada.

Cuando vino usted - si no recuerdo mal- el 4 de septiembre de 2001 nos dijo que no entendía por qué el concepto de sociedad de la información, que desde su punto de vista era ya algo incorrecto. Lo repitió a lo largo de toda la comparecencia y a mí me gustaría preguntarle si usted sigue estando en desacuerdo con ese término, que no es que se utilice aquí, en esta comisión o en España, sino que está acuñado en todo el mundo. Por eso no entendí el que usted dijera eso en aquel momento y quiero saber si ahora sigue pensando lo mismo.

Es verdad que en aquel momento -y hoy también ha hecho manifestaciones al respecto- usted fue muy crítico con la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, con la LSSI, incluso creo que en algún momento trató de tacharla de inconstitucional. Usted dijo, y hoy lo ha vuelto a repetir, que en Internet no habría que regular nada porque se tendría regular por la constitución y por cualquiera de las otras leyes que regulan la sociedad. No sé si usted sigue compartiendo eso, pero lo que a mi grupo le preocupa muchísimo es que haya encima de la mesa una reforma de esta Ley de Servicios de la Sociedad de la Información -por cierto, no entendemos por qué está en Cultura y no donde debería estar, que es en el Ministerio de Industria- y me gustaría saber si han contado con ustedes, a quiénes han convocado, si usted ha participado de esos debates y si a usted le parece correcto lo que se pretende hacer con esta reforma, que no es, ni más ni menos, que responsabilizar a los prestadores de servicios de intermediación por los contenidos que fluyen por la red. Desde nuestro punto de vista -pero no solamente desde el nuestro, sino desde el de muchas asociaciones, muchos internautas, desde el de muchísima gente- se cercenan derechos y libertades fundamentales, algo de lo que precisamente usted ha estado hablando a lo largo de todo el debate. Me gustaría que nos explicara cuál es su opinión, porque si esta ley se reforma en este sentido irá en contra totalmente de la directiva europea que precisamente obligaba a aprobar esta ley. Según nuestro entender, esto genera una gran desconfianza precisamente para avanzar en la sociedad de la información. Sí aquí estamos hablando todo el tiempo de avanzar, de si queremos hacer un plan de convergencia -que nosotros hemos apoyado-, de si nosotros queremos que la sociedad se involucre cada vez más, me parece que justo vamos por el camino contrario.

Aparte de lo que ha dicho hoy, yo he leído muchas cosas suyas y sé que es un gran defensor del software libre y no de otro tipo de software. En nuestro grupo creemos en el libre mercado y que cada uno debe defender lo que crea más interesante para él. Habrá comunidades autónomas, habrá administraciones y habrá entidades privadas que prefieran el sofware propietario y otras que prefieran el software libre. Desde luego nosotros no decimos a nadie lo que tiene que hacer; cada uno debe optar por lo que crea más oportuno. Pero la verdad es que me ha sorprendido muchísimo, y por ello me gustaría que lo explicara un poco más detenidamente, lo que ha dicho usted de que era partidario de hacer una distribución nacional del software libre. No sé si lo que ha querido usted decir -quizá yo lo haya entendido mal y precisamente por eso se lo pregunto- es que sea a nivel nacional donde se imponga que el software libre esté en todas las administraciones y que todo el mundo utilice el software libre por encima de lo que sea. Como digo, eso me ha dejado muy preocupada y por ello se lo pregunto de nuevo.

Ha hablado usted de derecho a la cultura. Por supuesto que nosotros estamos de acuerdo con ello. A lo largo de los años en los que hemos estado gobernando hemos trabajado con proyectos como el de Internet en la escuela, Internet en las bibliotecas, puntos de acceso públicos a Internet, etcétera. Ahora nos dice usted que en las escuelas hay que poner más PDA o más ordenadores, y estamos de acuerdo con ello, pero también comparto algunos de los comentarios realizados por los portavoces de otros grupos en el sentido de que no sólo se trata de que las escuelas estén llenas de ordenadores, de PDA o de cualquier otra herramienta, sino de que se utilicen. Lo que quisiéramos que nos dijera usted es qué debemos hacer para que los profesores se involucren, porque habrá que hacer algo a este respecto. Así pues, les pedimos ayuda para que nos digan cómo hacerlo, pero en eso también tiene mucho que ver el Gobierno. Llevamos casi un año de Gobierno y ha habido ya unos Presupuestos Generales del Estado y no hemos visto absolutamente nada de eso para el desarrollo de la sociedad de la información, sino lo contrario, han decrecido o se han ido hacia otras partidas que nada tienen que ver con esto.

Asimismo, usted ha hablado de redes inalámbricas, y también quisiera preguntarle si usted es partidario de la banda ancha y de que ésta llegue a todos los lugares y no sólo a quien lo pida. Una vez que la banda ancha llega a todos los sitios los ciudadanos tienen la oportunidad de conectarse o no libremente. Pero, como digo, es importante que les llegue, porque, de lo contrario, mal empezamos.

Se refería usted al canon por copia privada. Yo estoy totalmente de acuerdo con lo que se ha dicho en cuanto a los CD y los DVD. Pienso que porque alguien presente aquí un trabajo o una propuesta y lo meta en un CD no se tiene porqué cobrar ningún canon. También hablaba usted de la privacidad del correo electrónico, y creo que eso se debería aplicar no sólo al correo electrónico, sino a todo, porque si no existe esa privacidad y no hay seguridad, poca confianza podrá haber en esto. Pero relaciono este tema con algo que usted decía, y que yo traía apuntado para preguntarle por ello, y es la experiencia del voto electrónico, algo que sinceramente considero que ha sido un fracaso.

Pero de ese fracaso no tiene la culpa ni más ni menos que el Gobierno, que habla mucho de su apuesta por el desarrollo de la sociedad de la información, pero cuando ha tenido oportunidad de hacerlo y de poner en marcha una prueba de voto electrónico, donde es él el que debería conseguir que los ciudadanos se involucren, es el que debería conseguir que los ciudadanos lo utilicen y el que debería trabajar por ello, no lo ha hecho. Pero todavía es más preocupante -supongo que usted tendrá estos datos- comprobar que sólo lo han utilizado 10.543 de los dos millones de votantes seleccionados para utilizar este tipo de servicio, es decir, un 0,54 por ciento de la población seleccionada para utilizar el voto electrónico. E incluso es más preocupante aún que el observatorio del voto electrónico -tuvimos la oportunidad de escucharle en una ponencia, donde se dijo que en la Legislatura pasada el voto electrónico estaba funcionando en el Senado- haya cuestionado la seguridad de este tipo de prueba. La verdad es que si eso se transmite a los ciudadanos, éstos no van a creer en nada, pues van a pensar que simplemente al entrar en el ordenador cualquiera le puede estar espiando porque nada es seguro.

Esto denota la precipitación por parte de este Gobierno al poner en marcha esta prueba, denota que no se ha trabajado para que se desarrollara en las condiciones debidas, y además, que no se ha trabajado para que fuera una prueba muy útil como primera experiencia a nivel nacional, pues ya ha habido otras. Así, en esta comisión tuvimos la oportunidad de ir a las elecciones autonómicas de Cataluña, donde creo que la participación fue mayor y las pruebas de seguridad estuvieron bastante garantizadas. Por eso, como digo, a nosotros nos ha dejado muy preocupados esta cuestión.

Habla usted también de la libertad de expresión en Internet. Considero que precisamente la reforma que se pretende llevar a cabo de la LSSI es justo lo contrario de lo que hemos venido manteniendo siempre y de lo que creo que usted ha mantenido a lo largo de toda la comparecencia. Por otra parte, la sociedad de la información, Internet, no está sólo en las escuelas -creo que esto es algo que también decía alguno de los portavoces que han intervenido-; hay otros ámbitos de la vida donde se tendrá que trabajar si queremos que se desarrolle, como es, por ejemplo, en las pequeñas y medianas empresas. Me gustaría que hiciera usted un poco más de hincapié en cómo trabajar en ello y en cómo trabajar para que los ciudadanos y la sociedad en general vea que esto es algo bueno, algo útil y que con lo que se avanza en el camino por el que transitan todos los países desarrollados. Nada más y muchas gracias.

La señora VICEPRESIDENTA (Camacho Vázquez): Gracias, señoría.

Tiene la palabra el señor Sánchez Almeida.

El señor SÁNCHEZ ALMEIDA (Asesor jurídico de entidades aseguradores y empresas de seguridad informática): Muchas gracias a todos.

Se han tratado muchos temas e intentaré responder a todos los senadores que han intervenido, pero en lugar de hacerlo portavoz por portavoz, creo que será preferible ir abordando cada uno de los temas que todos ellos han ido analizando y que se centran fundamentalmente en la legislación sobre Internet, en el concepto de sociedad de la información, en el sofware libre y en la implantación de la sociedad de la información en la educación, algo a lo que creo que prácticamente todos se han referido.

En primer lugar, y en cuanto al comentario de la senadora Coloma sobre si mantengo lo que decía en mi anterior comparecencia del año 2001 respecto del concepto de sociedad de la información , y concretamente que se trataba de un concepto erróneo, debo insistir en lo mismo que dije entonces. El problema radica en considerar que la sociedad de la información es una sociedad ajena a la nuestra. La sociedad de la información es la sociedad en la que vivimos, sólo hay una sociedad. Y el concepto erróneo es, para mí, el pensar que se trata de algo ajeno, como si Internet fuese otra cosa distinta a la realidad, como si las nuevas tecnologías fuesen algo que está llegando pero que no es de nuestra sociedad. Todo lo contrario, señorías. Ya vivimos en la sociedad de la información. Antes hablaba de la galaxia Gutemberg, la galaxia McLuhan, algo que está siendo superado por la galaxia Internet, la galaxia de las nuevas tecnologías, que es nuestra sociedad. Está cambiando todo. Así pues, y precisamente por ello, el error consiste en ver a Internet y a las nuevas tecnologías como algo ajeno a nosotros, y no en el concepto mismo de sociedad de la información, que por supuesto es un concepto plenamente válido y en el que debemos avanzar y trabajar.

El senador Guillot ha sido el primero en hablar de la neutralidad tecnológica. Se han expuesto diferentes posiciones sobre este tema. Así, concretamente la senadora Coloma hablaba de cómo se conjuga el principio de defensa del software libre con el libre mercado. En este sentido quiero insistir en un punto. La defensa del software libre no viene dada tanto por cuestiones económicas o de seguridad, pues aquí no hay color. Las nuevas tecnologías se impulsan mejor desde el software libre porque su acceso resulta más económico, más seguro y estable, pero la razón fundamental es que no se ha tratado suficientemente, y hoy, que estoy aquí, quiero aprovechar para insistir en ello. La razón fundamental por la que desde la Administración se debe apostar por el software libre es jurídica, es precisamente para garantizar los derechos ciudadanos.

El libre mercado es bueno y se debe impulsar el software libre desde él. Cuando digo que las empresas deben competir, éstas pueden hacerlo con software libre o con software propietario. El problema es, como bien ha dicho la senadora Aleixandre, que el ciudadano y su representante político, el parlamentario, tienen derecho a saber qué hay dentro de los programas. Después de eso, que las empresas compitan como quieran, pero enseñándonos qué hay dentro del programa, porque si lo que hay dentro de él puede afectar a mi privacidad, yo tengo derecho a protegerme, de la misma forma que cuando yo examino una ley aprobada por este Parlamento sé perfectamente lo que dice. Y a partir de ahí puedo tomar mis medidas de defensa, mi conducta va a estar condicionada por esa ley y tengo una seguridad jurídica. Y quiero recordar lo que dice el artículo 9 de la Constitución donde se garantiza el principio de legalidad, la publicidad de las normas y la seguridad jurídica. Pues bien, cuando se establecen programas que condicionan nuestra actuación dentro del mundo del ciberespacio en Interntet, esos programas representan barreras arquitectónicas que no permiten que conozcamos lo que hay dentro. Pues eso es lo que tiene que cambiar. Se debe exigir, sobre todo en el software que utiliza la Administración, que éste sea libre, pero no en el concepto de que no se cobre por él ni en el de que no haya una empresa detrás, no. Yo hablo fundamentalmente de software de código abierto, es decir, que posteriormente se pueda manipular y adaptar a las necesidades de cada administración. Esto es fundamental. Creo que el ejemplo que ha puesto la senadora Aleixandre con lo de los medicamentos es perfecto, no hay nada más parecido. Tenemos que conocer la composición química de cada medicamento que nos metemos en el cuerpo, y de la misma forma tenemos derecho a exigirles a los fabricantes de software que nos digan lo que están poniendo en sus programas simplemente por una cuestión de transparencia, de publicidad de las normas, de seguridad jurídica y de garantías.

En cuanto a si soy partidario de una distribución nacional de software libre, no voy a decirles a sus señorías lo que tienen que hacer, pero yo soy partidario de no dispersar esfuerzos. Extremadura ya ha hecho una distribución en condiciones, y hay que ver el ejemplo de Andalucía, donde se partió del Linex para desarrollar Guadalinex. Y ahora ha venido una empresa sudafricana que está desarrollando software libre, que se llama Ubuntu, que está aunando el esfuerzo de ese Guadalinex hecho por la Junta de Andalucía para ver cómo lo puede integrar con Ubuntu, que es una distribución multilenguaje para todo el mundo, que es una distribución impulsada desde una empresa sudafricana, como digo, y desde la Junta de Andalucía. Pero yo quiero ir aún más allá. Yo pienso que dados todos esos esfuerzos diseminados por todo el territorio nacional, las distintas administraciones autonómicas y los distintos ayuntamientos deben confluir de alguna manera para que todo ese esfuerzo se aúne. Quizás deberíamos pensar en un instituto del software libre -en todo caso tendrán la palabra al respecto los asesores y sobre todo la universidad-. Y también hay que atender a las inversiones de empresas de capital privado, empresas que están apostando por el software libre. Hay que unir todos esos esfuerzos. Yo pienso que si algo puede liderar España en la sociedad de la información en Europa es en el terreno del software libre. Se están dando ejemplos a diario en este tema aparte de que esto puede abrir muchas puertas. Lo que más podría gustarme es que en todo Latinoamérica se empezase a hacer uso de esa distribución del software libre que se haya desarrollado en España. No soy capaz de imaginar un impulso mejor que ese para Latinoamérica.

Los senadores Guillot y Coloma se han referido a la LSSI. En su momento dije aquí, concretamente el día 4 de septiembre de 2001, que la norma, que el anteproyecto diseñado por el entonces Ministerio de Ciencia y Tecnología era inconstitucional, y fue precisamente el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso el que me dio la razón ya que dicho grupo fue el que modificó ese anteproyecto e introdujo la necesidad de que fuese la autoridad judicial la que interviniese sobre contenidos de Internet. Evidentemente, a partir de ahí la LSSI mejoró un poco aunque no del todo. Yo sigo siendo partidario de que todo el tema de contenidos de Internet esté regulado por las mismas normas que los contenidos de los medios de comunicación en el mundo real y que son el Código Penal y las leyes que regulan el derecho a la imagen y el derecho al honor. Ha hablado la senadora Aleixandre del problema del libelo y del de la difamación. Pues bien, de la misma forma que en nuestros tribunales de Justicia se persiguen el libelo y la difamación a través de medios tradicionales se deben perseguir una serie de cosas en Internet, pero también hay que referirse al viejo dicho de no ofende quien quiere sino quien puede. Por ejemplo, si en un periódico se habla mal de mí y eso está firmado por un periodista detrás del cual hay una empresa, yo puedo demandarla y exigir que se me restablezca mi honor. Pero cuando hace esto mismo un ciudadano anónimo a través de Internet en realidad su opinión me importa bastante poco en la medida en que se trata de un ciudadano anónimo. Es decir, en el primer caso, cuando hay una empresas detrás como acabo de decir, se van a dar las mismas circunstancias que en el mundo real.

Lo del anonimato en Internet es lo mismo que pasa en el mundo real con los graffiti. Si en la puerta del Senado alguien se pone a insultar a los senadores escribiendo algo en su contra con una tiza, la efectividad de ese insulto es la que es, es decir, tiene la importancia de cualquier pintada en cualquier calle. Pues lo mismo pasa en Internet. A veces sobrevaloramos determinadas afirmaciones que aparecen en la red sin que tengamos en cuenta que son afirmaciones anónimas que por mucho que corran no tienen mayor trascendencia. Incluso a veces se da un fenómeno curioso: criticar una determinada afirmación hace que ésta crezca más. Es decir, pretender censurar un contenido que no está firmado por nadie va a hacer que se difunda más que si se pasara olímpicamente de ello. En este sentido creo que es mejor una labor de pedagogía para que se vea que cuando la opinión en Internet está fundamentada y firmada por alguien es cuando sí que tiene trascendencia. Repito que es ahí donde las leyes deben jugar igual que en el mundo real.

Hay otro punto fundamental, el referido a la educación, a lo que tenemos que hacer para que nuestro profesorado se imbrique en la sociedad de la información para transmitir una serie de cosas a su alumnado. Pues bien, creo que no existe otro camino que no sea la práctica. El proyecto de que les he hablado se tiene que desarrollar por técnicos que tengan los suficientes conocimientos, pero el nexo de unión está en que se tiene que llegar con banda ancha a todos los pueblos para que a partir de ahí haya una buena conexión inalámbrica centrada en la biblioteca pública, en el instituto o en la escuela. Los profesores tienen que ver las ventajas del sistema, entre las que están, por ejemplo, que todo el calendario escolar, toda la información del centro, absolutamente todos los teléfonos, todos los datos que necesitan en el desempeño diario de su actividad estén accesibles en todo momento y en tiempo real a través de sus agendas electrónicas. Eso es fundamental porque a partir de ahí es cuando va a ser el profesor el que verá que tiene que prescindir de su libreta de anillas porque ya no le resulta práctica. Él va a preferir tener delante de él todos los datos del centro, todas las notas de un determinado alumno, que todos esos datos estén, además, comunicados a su vez con la base de datos del colegio -evidentemente protegidos con sistemas de firma electrónica para que no haya vulneración de la privacidad-. Y esto no es un proyecto difícil de hacer, lo que es fundamental es que se centre en cada una de las escuelas, en cada uno de los institutos. A partir de ahí sólo se necesitan cuatro o cinco aparatos en cada escuela. Es algo a desarrollar y en lo que hay que pensar. Yo sólo he apuntado esta idea. Lo que sí es fundamental es la idea de pedagogía, de ejemplo. Si el profesor es el que hace ver al alumno y a sus padres que la sociedad de la información es buena y que le agiliza su trabajo diario, eso irá calando poco a poco en la sociedad en su parte más importante, que es el futuro, que son nuestros estudiantes. Poco a poco se irá produciendo ese cambio, aunque, obviamente, si a un profesor cercano a su jubilación le hacemos cambiar sus esquemas de trabajo de toda la vida eso va a resultar más difícil. La pedagogía tiene que empezar por los profesores más jóvenes; hay que empezar a formarles desde el mismo momento en que llegan a su lugar de trabajo. Todo eso deberá estar debidamente centralizado y controlado.

En cuanto a las redes inalámbricos en contraposición a la banda ancha creo que deben aunarse los esfuerzos. Tiene que poderse llegar a todas partes. Pero quiero llamar su atención sobre que quizá hemos dejado en manos de las operadoras algo que no sólo tienen que impulsar ellas. Creo que las administraciones públicas tienen que comprometerse seriamente para que llegue a todas partes la sociedad de la información. Y debo criticar desde aquí lo que ha ocurrido en Barcelona o con ayuntamientos como, por ejemplo, el de Atarfe. Lo que ha pasado es que se ha intentado desarrollar una red inalámbrica pública del ayuntamiento y la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones lo ha perseguido. ¡Por favor! Si lo que se pretende es liberalizar las telecomunicaciones, no se pueden perseguir ese tipo de actuaciones sino que se tienen que incentivar; allí donde no llega la iniciativa privada ha de existir una iniciativa pública que lo impulse y lo facilite. Así, por ejemplo, en el caso del proyecto del que les hablaba, el de los profesores, una de las ventajas que tiene es que el profesor no va a necesitar teléfono móvil; si tiene una Wi Fi, una red inalámbrica que le conecta a la escuela, la podrá utilizar hasta para hablar por teléfono, gracias a los nuevos sistemas de telefonía existentes en Internet, que además son gratuitos. En este sentido, se va mucho más allá.

Por tanto, creo que deben derribarse las barreras y que, de la misma forma en que la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones vela por el mercado y por la competencia, nosotros deberíamos velar para que la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones realmente garantizase esa libre competencia a todos los efectos, de forma que las administraciones públicas pudieran trabajar.

En relación con el problema del voto electrónico he de insistir en lo que también ha mencionado el senador García, que cuando no hay una regulación pública, cuando no hay una respuesta pública a los problemas es cuando se hacen las cosas desde abajo y, desde mi punto de vista, se tiene que hacer una regulación desde abajo. Lo ocurrido con el voto electrónico nos debe servir como experiencia porque, quizá, antes de implantar sistemas de voto electrónico debe incentivarse que, cada vez más, se utilice la firma electrónica, que se constaten las ventajas de la identificación digital para la práctica diaria y comercial en Internet y, poco a poco, serán los propios ciudadanos quienes exigirán que de la misma forma en que pueden comprar o que se pueden identificar ante la administración, ante Hacienda o ante otra empresa a través de una firma electrónica, querrán poder ejercer su derecho al voto electrónico. Por tanto, debe ser algo que reclame la propia sociedad, a medida que ésta vaya creciendo y se vaya rompiendo esa brecha digital, pero quizá estamos todavía muy verdes para el voto electrónico. Poco a poco, el camino se hace andando. Nada más y muchas gracias.

La señora VICEPRESIDENTA (Camacho Vázquez): Gracias, señor Sánchez. ¿Algún senador o senadora desea hacer uso de la palabra? (La señora Coloma Pesquera pide la palabra.)

Tiene la palabra.

La señora COLOMA PESQUERA: No, no es que quiera volver a hacer uso de la palabra, pero es que creo que no me ha contestado a la propuesta de reforma del Ministerio de Cultura sobre la LSSI, que para mí es un tema fundamental.

El señor SÁNCHEZ ALMEIDA (Asesor jurídico de entidades aseguradoras y empresas de seguridad informática): Discúlpeme, senadora. Tiene usted razón en que es un tema fundamental.

Tal y como dije en su momento, creo que es un error el establecimiento de una legislación sectorial y, por lo tanto, no es que se deba modificar la LSSI sino que, desde mi punto de vista, se debe derogar y regular la responsabilidad en Internet en el Código Penal y el Código Civil. A partir de ese momento -y comparto su misma opinión-, se debería aplicar la directiva europea, que no permite de ninguna manera responsabilizar a los proveedores de los contenidos que fluyen por Internet.

Quiero aprovechar esta ocasión para comentar un bulo que ha corrido por Internet. Se ha dicho que el Ministerio de Cultura va a reformar la LSSI para que los proveedores tengan responsabilidades pero, salvo error u omisión, yo no he oído a ningún responsable del Ministerio de Cultura decir eso sino a un señor que se llama Pedro Farré, que es portavoz de la Sociedad General de Autores y Editores.

Que yo sepa, el Ministerio de Cultura no lo gobierna todavía la Sociedad General de Autores y Editores, afortunadamente. En este momento, hay una ministra que ha sido elegida por el presidente del Gobierno y que responde ante el Parlamento. Por tanto, quiero escuchar la opinión del Ministerio de Cultura ante esta cuestión, quiero ver el texto de la ley de propiedad intelectual y, desde luego, quiero que se someta al debate ciudadano. Desde mi punto de vista, los comentarios del representante de la Sociedad General de Autores y Editores no tienen cabida si tenemos en cuenta la directiva europea. En este sentido, comparto la opinión de la senadora Coloma porque no se debe permitir que exista un régimen de responsabilidad, en contra de las directivas comunitarias. En cualquier caso, no debemos hacer caso de lo que dicen partes interesadas, como es el caso de la Sociedad General de Autores y Editores; debemos esperar para ver qué es lo que decide el Ministerio. En cualquier caso, señora senadora, quédese tranquila porque el primero que analizará la nueva ley de propiedad intelectual seré yo, porque es un aspecto clave en el desarrollo de la sociedad de la información, incluso más importante de lo que ha sido la LSSI, que ha constituido un experimento. Poco a poco se irá estableciendo más legislación sectorial y como no estamos hablando de dos sociedades sino que es la misma, cuando se legisle para el Código Penal se hará también pensando en Internet.

Por tanto, la ley de propiedad intelectual va a ser clave, todos debemos estar ahí, tendrá que establecerse un debate abierto en el que participen los autores y sus representantes, pero también los representantes de los internautas y los consumidores, para que a partir de ese punto avancemos todos, defendiendo lo que debe ser el centro de la propiedad intelectual -que es el autor-, pero garantizando asimismo los derechos de todos. Desde luego, el proveedor de contenidos, el que presta el acceso es simplemente la carretera y no se puede responsabilizar a la carretera de los siniestros que ocurran en ella.

Nada más y muchas gracias.



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