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La insignia
15 de noviembre del 2001


Música

Candombe: Viaje sobre tambores


Guilherme de Alencar Pinto
Brecha. Uruguay, noviembre del 2001.


Un proyecto atípico, este disco que no tiene propiamente titular, no se refiere a un autor ("tributo a…") ni a un intérprete o grupo concretos, no es una antología ni una ensalada, tampoco es "funcional" (música de baile, meditación, terapia o banda de sonido). El título, sin embargo, da a entender bastante bien su contenido: Música negra de la ciudad de Montevideo.* Música + negro + Montevideo = candombe, y de eso se trata: un desfile de candombes-canción coronado con una minillamada grabada en estudio.

El idealizador, impulsor y organizador del proyecto fue Sergio Ortuño, un gran tamborero de 34 años, activo docente y profundo conocedor del candombe, que está entre las figuras que garantizan la perpetuación de la veta más auténtica del tambor. Habiendo asumido la tarea de llevar adelante este disco (para el que reunió los apoyos del Fonam, Mundo Afro, imm y mec), rehuyó cualquier protagonismo ostensivo. Pero es su magnífica cuerda de tambores (Ortuño en repique, Miguel García en piano y Mariano Barroso en chico) la que pavimenta todo el fonograma con especial sabor, exactitud, ubicación y fuerza sonora. Colabora también la excelente toma de sonido de Luis Restuccia, un especialista que hace años aprendió como pocos a dominar ese instrumental enemigo del estudio de grabación.

Las canciones pertenecen a distintos compositores, casi todos vinculados al Carnaval, así como los cantantes que se dividen los surcos (Héber Píriz, Carlitos Silva, Jorginho Gularte, Carmen Abella, Néstor Silva). Esto acerca el fonograma al género que se podría llamar "candombe de comparsa" -aunque los temas son todos previamente inéditos menos uno, y aparecer en este fonograma los inhabilita, por reglamento, a figurar en el Carnaval en la categoría lubolos-. Pero es un aporte al registro y a la difusión, en forma decorosa, de ese estilo (así como lo fue Candombe puro de Eduardo da Luz, de 1999).

Hasta hace unos años el candombe de comparsas era un género replegado en sí mismo, con cierta tendencia a la repetitividad de un conjunto limitado de gestos melódicos, armónicos y letrísticos elementales. Recientemente, con la tendencia del Carnaval a sonar "profesional", hubo un considerable influjo de elementos de candombe no carnavalero, notorios aquí (sobre todo el imponente arsenal de recursos aportados por Rada, como los que se oyen ya en los compases que abren el disco). Contribuyen a ello, en este caso, los ejecutantes de instrumentos armónicos, todos de la elite de la música popular uruguaya.**

El canto siempre fue un aspecto no del todo resuelto en el candombe de comparsas, y las características básicas se reiteran aquí en la mayoría de los casos: ese empeño por adornar o "ennoblecer" la melodía con un vibrato constante, una emisión llena y melismas, relegando la expresividad, el swing, la gracia y la afinación. La principal excepción son las intervenciones de Jorginho Gularte -cómo se extraña una presencia suya más intensiva en la música uruguaya de ahora-, responsable de momentos especialmente valiosos del disco. Otra cumbre es la llamada final con grandes músicos de Ansina.

Impecable en el aspecto sonoro, la edición es bastante deficiente en lo gráfico, llegando incluso a la grave omisión de los nombres de los autores de las canciones.***


Notas

* Vol 1, Mañas, 2447-2, 2001.
** Gustavo Montemurro y Horacio di Yorio (teclados), Nicolás Mora (guitarra), Andrés Ibarburu y Juan Gularte (bajo).
*** Los autores son: 1) Emilio López Rey, 2 y 3) Carlitos Silva, 4 y 9) Jorginho Gularte, 5) Néstor Silva, 6) Nicolás Mora, 7) Leonardo Manfrini, 8 y 11) Héber Píriz, 10) Ruben Blades (el crossover del disco). El orden también está mal en la tapa: "Milongón de la mama vieja" es el surco 8, "Solo quedar" es el 9, "Sinahí" es el 4.



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