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11 de septiembre del 2007

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Diálogos

Del otro lado del río


Vicente Palermo y Carlos Reboratti
La Insignia. Argentina, septiembre del 2007.
Introducción de Del otro lado del río. Ambientalismo y política entre uruguayos y argentinos.
Editorial Edhasa. Pedidos: Victoria Riobo

 

Introducción

Del otro lado del río

El diferendo planteado entre la Argentina y el Uruguay en torno a la construcción de dos plantas de producción de celulosa ha adquirido en poco tiempo aristas sumamente conflictivas. La eclosión de la acción vecinal en Gualeguaychú hizo evidente la existencia de percepciones, intereses y orientaciones opuestas y en conflicto, imbricadas en una cuestión multidimensional que involucra tanto diversos aspectos productivos, ambientales, y socioculturales, como a numerosos actores: las poblaciones de ambas orillas del río Uruguay, las empresas productoras de celulosa, los gobiernos locales y nacionales de ambos países, el gobierno provincial argentino, los medios de comunicación, otros sectores productivos tanto de Uruguay como de Argentina, organismos internacionales, gobiernos extra-regionales, etc.

Este libro es el resultado de un esfuerzo de investigación de profesionales, colegas y amigos de tres países del Mercosur, Argentina, Brasil y Uruguay. Nos aunó el objetivo de analizar el conflicto, no solamente por sus muy interesantes facetas, que se prestan a la apasionada pero rigurosa investigación en las ciencias sociales, sino también por la envergadura y la relevantes proyecciones políticas del mismo. Procuramos brindar información e interpretación apropiadas, a un público lector que, en general, ha sido sometido a una sobrecarga de datos de dudoso origen y a interpretaciones no siempre mínimamente honestas.

En virtud de una conjunción de factores que se discuten en los distintos capítulos de este libro, el conflicto adquirió ciertos rasgos muy llamativos, entre ellos:

-Una polarización asimétrica, establecida en términos fuertemente identitarios y adversativos entre la constitución de un ethos vecinal-ambiental radicalizado y tendencialmente fundamentalista en los pobladores entrerrianos (en especial pero no únicamente en Gualeguaychú), y la configuración, por lo menos en ciernes, de una causa nacional defensiva entre los uruguayos.

-Es tan desmesurada la brecha entre lo que por una parte podría razonablemente estimarse que está en juego en términos de intereses, y la percepción de los actores y sus formas de acción colectiva por la otra, que no sólo constituye un desafío de primer orden a la comprensión intelectual, sino a la acción cívica y democrática.

-Sobre todo en el caso argentino, tanto las orientaciones y las percepciones como las formas de acción, revelan una mezcla de características del espacio público y de la política nacional tanto recientes como históricamente asentadas. Las orientaciones y percepciones vecinalistas y ambientalistas se originan en matrices político-culturales argentinas de larga data, y las formas de acción están fuertemente connotadas por la crisis de representación más reciente, así como por prácticas ya habituales de articulación de intereses y demandas, todo lo cual exhibe nítidamente las fisuras de la relación entre el estado, la esfera pública, la política y los grupos sociales en la Argentina contemporánea.

-Considerando el vecinalismo de Gualeguaychú como movimiento social, sin duda puede decirse que aporta una novedad, la entrada plena del ambientalismo en la esfera pública y la politización de un nuevo valor (precisamente esto lo habilita a ser considerado movimiento social). Esto no quiere decir que el tema ambiental haya estado ausente hasta entonces, pero carecía de la densidad política y cultural que al parecer ha adquirido, y si bien los antecedentes de pequeños movimientos de defensa ambiental en algunas otras provincias argentinas no deberían ser para nada despreciados, podemos estimar que el punto de inflexión en lo que atañe a la afirmación de una conciencia ambiental está constituído por la eclosión de este conflicto. La contracara que es ineludible hacer explícita es que - retomando lo sugerido en el punto anterior - tanto en términos identitarios como culturales el ambientalismo es un nuevo ingrediente que se mezcla con otros que le preexistían en la preparación de platos, algunos muy conocidos y otros más novedosos, pero todos difíciles de digerir. Así, la nueva conciencia ambiental es una promesa, pero también corre el peligro de adquirir características autodestructivas, ubicándose en un camino del que resulte difícil apartarla.

-La evolución del conflicto ha puesto en ambos países en jaque a la política convencional - en especial en el caso argentino. Esta afirmación parecería trivial, pero quizás no lo sea tanto observar que esa situación hizo patante algunas de las formas a través de las cuales la política convencional se defiende (o cree defenderse) de la crisis de representatividad, la desconfianza, la mediatización y la volátil combinación de independencia y apatía ciudadanas. En efecto, las respuestas hiper-representativas que dominaron el repertorio de acciones de los políticos y de los burócratas (v.g. en el cuerpo diplomático argentino), devinieron en los más rotundos fracasos en lo que se refiere a cuestiones centrales de una agenda política de gobernabilidad democrática, tales como la reconstitución de lazos representativos y la readquisición de capitales de tiempo político y confianza. En términos más generales, esta dimensión del conflicto ofrece un ancho y riquísimo campo a la reflexión sobre los roles y responsabilidades posibles de los liderazgos en el contexto de la "democracia de lo público".

-Con sus novedades, las formas de acción colectiva dominantes en el movimiento vecinalista constituyen un campo no menos apasionante para la reflexión: en efecto, parecen estar revelando bastante pronto los límites insalvables y los desajustes sin solución que presenta la combinación, por un lado, de una forma asambleística de toma de decisiones, de plena igualdad y absoluta apertura y, por otro, de una metodología "piquetera" que opera en el límite o por fuera de la legalidad (requiriendo no obstante una singular cooperación del poder público) y que tiene por piedra angular un pretendido derecho a afectar derechos, pero que precisa, paradójicamente, una concomitante aquiescencia de gran parte de los afectados, y requiere establecer una relación ambigua con los medios, donde la publicidad es tan importante como la sorpresa.

-El desarrollo del conflicto ha revelado muchos de los problemas del proceso de integración de los países del Cono Sur, en sus dimensiones institucional, socioeconómica y cultural. Aunque se trate aquí de una constatación ex post, estas deficiencias eran previsibles y hasta cierto punto fueron previstas. El grado en que esos problemas han impedido hasta ahora que la integración logre compensar las dificultades de los estados nacionales para desempeñarse eficazmente cuando sus capacidades están siendo erosionadas "desde arriba" (globalización, transnacionalización) y "desde abajo" (demandas locales, nuevos actores regionales o nacionales, etc.) se pone asimismo de manifiesto. Se trata en parte de una nueva paradoja, ya que precisamente los moderados avances y éxitos del proceso de integración han tornado más patentes e intensos los intereses en conflicto y los efectos de las decisiones en términos de ganadores y perdedores, de modo tal que la escala doméstica tiene prevalencia por encima de la agenda de integración. Complementariamente, resulta claro que el aporte de la política nacionalista de nuevo cuño, comprensiblemente expresiva del ánimo público en varios de nuestros países en la primera década del siglo XXI, constituye un palo en la rueda al proceso de integración. El debate de conceptos como nacionalismo, nación, identidad nacional o interés nacional tiende a cobrar fuerza en la política regional.

-En las percepciones y preferencias de muchos de los actores (aunque no de todos) el presente conflicto ha vinculado ambientalismo y productivismo de un modo particularmente pernicioso, reforzando los peores preconceptos del populismo frente a los intereses económicos: demonización de las empresas transnacionales, empresarios intrínsecamente perversos, proyectos productivos de impactos catastróficos, etc. Parte de la cuenta puede cargarse, sin duda, a las propias empresas celulósicas; no obstante, no está para nada claro por qué esto es así, y merece ser objeto de examen. En especial para la empresa Botnia, se aplica el viejo dicho evangélico de que "el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones".

-Observado desde el ángulo del desarrollo sustentable y el abordaje conceptual del institucionalismo, el conflicto desatado no es menos interesante: considerado desde el lado uruguayo, dimensiones tales como el capital institucional y el gobierno de la ley tienen un rol crucial en la cuestión.

Los autores de los capítulos de este libro fueron convocados por nosotros y sus textos se fueron elaborando a través de un diálogo constante, buscando conferirle cohesión al conjunto. El capítulo de Lucía Abud y Anabella Museri es un relato necesario y exhaustivo de un proceso que, aunque relativamente corto en el tiempo, tuvo tantas instancias que terminó en un laberinto para el cual las autoras nos proporcionan el hilo de Ariadna que facilita el aprovechamiento del resto del libro. Raquel Alvarado, por su parte, inscribe la cuestión de la instalación de plantas celulósicas en el marco de una política de largo plazo en Uruguay, país que, al mismo tiempo, reformula el perfil de su modelo de desarrollo. En su capítulo, François Graña procura descifrar, en base a intensivas entrevistas a actores sociales uruguayos involucrados en la instalación de la planta de Botnia, la lógica de sus razonamientos en su coherencia y contradicciones, aportando un insumo de conocimiento del conflicto desde la perspectiva de las posibilidades de un entendimiento. Por su parte, Carlos Reboratti analiza el rol que ha tenido el ambientalismo en este conflicto, y cómo puede ubicárselo dentro del desarrollo que este tipo de movimientos ha tenido en el país y en el resto del mundo, especialmente con relación a la instalación de fabricas de celulosa y papel. El capítulo de Juan Lucca y Cintia Pinillos propone una lectura alternativa del conflicto a partir de indagar la compleja trama que vincula la política local, provincial entrerriana y nacional argentina. El análisis de la dinámica del sistema partidario de Entre Ríos, así como de las emergencias y ocultamientos de los actores partidarios durante el proceso, y sus pautas de cooperación y enfrentamiento, les sirven para evaluar las consecuencias que la relación entre política nacional y subnacional en Argentina tuvo en el desarrollo del diferendo internacional con Uruguay, y la incidencia del mismo en el escenario electoral provincial entrerriano. El capítulo de Miriam Saraiva y Marcelo Medeiros enfoca la cuestión desde el campo de estudio de las relaciones internacionales. Con la ayuda de conceptos como paradiplomacia y constituency diplomacy examina el papel de los actores subnacionales en la política externa y en el escenario internacional, papel de importancia crucial en este conflicto y que realza el interés analítico del mismo. Por fin, Vicente Palermo discute en su capítulo los condicionantes domésticos del conflicto, sus facetas socioculturales, y los problemas de viabilidad política e institucional ineludibles a la hora de reflexionar y actuar - tanto argentinos como uruguayos - para solucionarlo.

Como organizadores de este libro, deseamos agradecer a los autores por su tarea y por el diálogo que lo benefició, así como a María Lavega, que contribuyó con comentarios e interrogantes que enriquecieron varios de los capítulos, realizó parte de las entrevistas y nos asistió eficientemente en la búsqueda de material, y a Yuri Resnichenko por la confección de los mapas. Agradecemos asimismo a Fernando Fagnani por el esfuerzo editorial.

 

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