Portada de La Insignia

21 de noviembre del 2007

enviar imprimir Navegación

 

 

Cultura

La buena farándula


Marisol García
La Insignia. Chile, noviembre del 2007.

 

Devoro en estos días los despachos en torno al juicio de divorcio de Paul McCartney y la cada vez más estridente Heather Mills. Confieso que he devorado siempre las biografías, reportajes, entrevistas y discos que pueden pasarse de impudicia en torno a la intimidad de mis músicos favoritos. Debería avergonzarme, pero la verdad es que aprendo cantidad.

Hay una gran diferencia entre mandarle recados a la ex a través de canciones (los discos de divorcio son casi un subgénero) y que se cuelen en The Sun los archivos secretos de tu demanda por pensión de alimentos. No es lo mismo que una viuda cuente intimidades de la estrella que tuvo por esposo a que Pamela des Barres viva, hasta hoy, de los réditos que le brinda ser la santa patrona de las groupies. Están los biógrafos admirables y está Albert Goldman.

Lo sé.

Sin embargo, tras años de lectura sobre estos asuntos no me ha quedado otra que concluir que el husmeo entre sábanas es fundamental para comprender el grueso de las biografías de los grandes músicos; de su dinámica y su pasión, de sus lealtades y los contornos de su egocentrismo. Si hay fronteras, admito que no siempre las distingo.

Un artículo del Daily Mail pone bajo el foco la relación de aparente perfección entre Paul y Linda McCartney. Y la mirada suspicaz -rara vez agudizada sobre Paul, un justificado tesoro británico al que toda Inglaterra necesita creer intachable- revela datos significativos sobre los Beatles y The Wings, sobre el ego de él y la paciencia de ella, sobre la posesividad y porfía de un hombre que tal como tuvo conflictos de jerarquía con John Lennon los tuvo, también, con sus parejas:

"It may well be true that Sir Paul believed his marriage to Linda to be idyllic.
But that, say friends, was because the marriage was all about Linda making him happy; mothering him, pandering to his every whim, dropping everything to be with him when he so demanded it.
In short, everything revolved around him".

En el mismo diario, semanas antes Eric Clapton cuenta cómo marcó su vida sentimental y hasta sus composiciones descubrir que quien él creía su madre era, en verdad, su abuela (y que su madre era quien había crecido con él como hermana mayor), y ahí mismo está todo sobre la molestia de Bob Dylan con las películas que lo aluden. El seguimiento al maravilloso desastre emocional que es Amy Winehouse es acucioso y casi diario. Y creo que la mejor foto de David Bowie en mucho tiempo es la que acaba de aparecer en el sitio de infidencias policiales The Smoking Gun.

Que alguien lo reconozca sin culpa: ojear estos tabloides a veces aclara más dudas que la Mojo.

 

Portada | Mapa del sitio | La Insignia | Colaboraciones | Proyecto | Buscador | RSS | Correo | Enlaces