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La insignia
2 de agosto del 2005


España, 1936-1939

__Especial__
España, 1936-1939
Soy del Quinto Regimiento (III)


Juan Modesto Guilloto León
(España, 1906 - Checoslovaquia, 1969)



La sierra de Madrid

En los días siguientes [de julio] prosiguieron las acciones combativas a iniciativa alterna, nuestra y de los sublevados, en los puertos de Somosierra y Guadarrama, mientras que en Navacerrada el enemigo pasó a la defensiva. Aquí la iniciativa se mantenía en manos republicanas, traduciéndose en acciones diversionistas de corto alcance en la retaguardia enemiga. Se realizó un intenso esfuerzo de organización, y la unidad miliciana que yo mandaba, a la que afluyeron centenares de campesinos de Balsaín, La Granja y otros pueblos segovianos, se transformó, a últimos de julio, en el primer batallón de Milicias y ya una auténtica unidad militar, aun con las deficiencias propias de la situación existente. En una reunión de la unidad fui confirmado jefe del batallón por mis compañeros, y el teniente coronel Burillo, jefe de la columna, me puso la estrella de comandante. En dicha reunión se acordó por unanimidad dar a nuestra unidad el nombre de «Thaelmann», en homenaje al gran dirigente comunista alemán prisionero del fascismo hitleriano, que acabó asesinándole. (…)

En Guadarrama, las jornadas del cinco al dieciséis de agosto tuvieron particular virulencia. Por el enemigo participó casi una división, compuesta de cuatro batallones de infantería, dos de falangistas y uno de requetés, dos compañías del Regimiento de Transmisiones, dos compañias de la Guardia Civil, un batallón de ametralladoras y un escuadrón de sables del Regimiento Farnesio, apoyados por la 1ª, 2ª y 4ª baterías del Regimiento número 13, una batería de 75 mm y la 2ª batería del Cuarto Regimiento de artillería pesada, al mando del general Ponte de Zúñiga. Asumieron la defensa distintas formaciones milicianas del Quinto Regimiento, de la Juventud Socialista Unificada (JSU) y de las fuerzas de Navacerrada, dos compañías de Asalto y otras dos del «Thaelmann», estas cuatro últimas trasladadas el día cinco de Navacerrada, entrando en combate el día seis.

El ataque enemigo, en cuyo inicio anunció Mola la toma de Madrid para el día 15, fue muy violento. Pero la defensa republicana fue igual de firme. El día 10 alcanzaron los combates su nivel más alto. En aquella jornada fui herido por primera vez, el mismo día que cayó el heroico capitán José Fontán. Hoy, al escribir su nombre, le recuerdo en su sencillez y grandeza humana, en su calidad de comunista, de combatiente, de quien tanto aprendimos sus camaradas en la Sierra. (…)

En Peguerinos se produjo, en los últimos días de agosto, un esfuerzo ofensivo en el que participaron fuerzas marroquíes del ejército de África. En su inicio, el día 30, lograron la ocupación de Peguerinos, creándose una situación de sobresalto, ya que la brecha abierta amenazaba de revés a las defensas del sector del Guadarrama y, en su desarrollo, podía conducir a una ruptura de mayor alcance.

Para hacer frente a la situación creada fueron enviadas al lugar de la ruptura algunas unidades próximas, y con parte de las fuerzas de Navacerrada, se organizó una columna ligera sin impedimento, compuesta por dos compañías y una sección de carabineros del «Thaelmann» bajo mi mando, y una compañía de Asalto mandada por el capitán Cuevas (…). Tomamos rumbo al pueblo por la misma dirección del ataque enemigo, llevando desplegadas las fuerzas como sigue: la compañía de Asalto, a la izquierda de la carretera, y las compañías del «Thaelmann», a caballo de la carretera y a su derecha. El único armamento de nuestras fuerzas era el fusil y media dotación de cartuchos.

Los combatientes del «Thaelmann», protegiendo su avance con los paredones de piedra que abundan en aquel terreno, se abalanzaron sobre el pueblo, salvando el fuego de las ametralladoras enemigas y alcanzando sin bajas sus accesos. A la entrada fuimos detenidos, a la altura de la fuente, por una nueva barrera de fuego de ametralladoras y un grupo de moros emboscados bajo el puentecillo próximo a la entrada y en otros lugares a cubierto, con gran provisión de bombas de mano.

El fuego de ametralladoras del enemigo fue silenciado empleando contra ellas la sección de carabineros del «Thaelmann», con fuego por salvas. Al mismo tiempo, una escuadra de milicianos, mandada por Francisco Carro Rozas y compuesta por Domingo, Francisco Gijón y Eduardo Ruíz, dio un rodeo enfilando el ojo del puente, puso fuera de combate a una parte del grupo enemigo que en él se guarecía y neutralizó a otra parte de sus componentes, que fueron hechos prisioneros. A seguido irrumpimos en el pueblo, coronando nuestro objetivo y aniquilando a las fuerzas enemigas que se encontraban en él y ofrecieron resistencia.

En esta acción cogimos los primeros prisioneros marroquíes, pertenecientes al Primer Tabor del 4º Grupo de Regulares Indígenas de Larache. Nos apoderamos del banderín del Tabor, de varias ametralladoras Hochkis y morteros, los primeros que tuvo el «Thaelmann». Liberado Peguerinos, se lo entregamos al batallón Octubre, cuyo comandante, Etelvino Vega, se hizo cargo de la población hacia la media noche. Nosotros, los de Navacerrada, retornamos a nuestro sector de la sierra.


Algunas enseñanzas de los combates en la sierra

En los combates del Guadarrama, las mejores unidades peninsulares de los sublevados fueron detenidas por los combatientes madrileños, que destruyeron los planes iniciales fascistas de ocupar Madrid.

Este éxito de las formaciones milicianas y de núcleos de fuerzas y mandos leales es tanto más meritorio cuanto que fue alcanzado en condiciones de inferioridad de organización militar, en el sentido más amplio del término.(…)

Los combates de la Sierra fueron una gran escuela para los combatientes y, naturalmente, también para mí. Más en ellos se puso de manifiesto que «el heroísmo no es suficiente para ganar la guerra. Hace falta completarlo con la disciplina más férrea y la organización más perfecta» (Páginas 66, 67 y 68 del libro del general F. J. Mariños).

Para obtener la victoria había que:

-organizar un Ejército regular y asegurar su abastecimiento con el material de guerra correspondiente;
-organizar potentes reservas y asegurar su preparación combativa;
-preparar cuadros de mando dotados del conocimiento mínimo indispensable;
-crear el comisariado de guerra para elevar al máximo las cualidades político-morales de los combatientes sobre la base del desarrollo de su conciencia democrática, como decía el Partido Comunista de España.

El Gobierno, los compañeros socialistas y las demás fuerzas políticas del Frente Popular mantenían opiniones diferentes. El curso de la guerra les hizo corregir aquella actitud.

El Partido Comunista fue el primero que inició la difícil tarea de organización del Ejército, creando el Quinto Regimiento no como milicias estrechas de partido, sino como una gran unidad de combate del Frente Popular.

El Quinto Regimiento, sus compañías y batallones fueron, por su organización, disciplina y esfuerzo, un ejemplo en los combates de la Sierra. Aquellas características suyas en los primeros meses de la guerra hicieron del Quinto Regimiento y de los comunistas, que eran sus iniciadores, un ejemplo y un modelo de capacidad combativa y de heroísmo.



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