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La insignia
27 de febrero del 2002


Bibliálogos: Entrevista con Laura Bolaños Cadena

Una defensa del mestizaje mexicano


Ariel Ruiz Mondragón
La Insignia. México, febrero del 2003.

La identidad del mexicano ha dado lugar a innumerables discusiones y especulaciones de todo tipo. Laura Bolaños Cadena, escritora y periodista, ha roto lanzas en ese al parecer interminable combate con la publicación de su libro La identidad perdida y otros mitos (México, Vila, 2001), en el que se opone a las visiones maniqueas de la historia de México; una de ellas, tan ampliamente difundida que ha creado entre los mexicanos una condición de extravío identitario.

Su libro dio lugar a esta entrevista, en la que se abundó acerca de varios de los temas que en él aparecen: la manipulación de la historia de la nación mexicana, sus usos políticos, la revaloración del mestizaje, el indigenismo y el hispanismo, y la necesidad de reconocernos en las múltiples fuentes que nutren nuestra nacionalidad.


Ariel Ruiz (AR): ¿Por qué escribir y publicar en este momento un libro acerca de la identidad del mexicano?

Laura Bolaños (LB): Desde que estoy en el periodismo, que ya son muchísimos años, tengo esta inquietud por la posición de los mexicanos en general, la mayoría, de que se sienten como seres perdidos en el espacio, que andan en busca de su identidad. Me parece una soberana tontería, que se debe no a que la gente sea tonta, sino a la forma en que nos presentan la historia y a los prejuicios que nos imbuyen todo el tiempo, en la escuela, sobre todo en las primarias oficiales. Nos imbuyen odio y desprecio por nuestros orígenes, y no hablo de nuestros orígenes prehispánicos, que es lo que exaltan, sino por nuestros verdaderos orígenes como mexicanos.

Nosotros no somos indios. Es tan ridículo decir que somos indios como decir que somos españoles: no somos una cosa ni la otra. El mexicano vive en una confusión tremenda, y en la ambigüedad, ya que por un lado odia a los conquistadores, de la Colonia no quiere saber nada, y por otro lado desprecia al indio real y nada quiere tener que ver con los nacos. Ésa es la verdad.

AR: ¿De dónde viene esa contradicción? Por una parte inculcan que la cultura verdaderamente mexicana es la prehispánica, pero por otro lado hay cierto racismo hacia los indios.

LB: Hay un choque con la realidad, porque como es mentira, resulta contradictorio y nos quedamos en una ambigüedad tremenda, y nos despreciamos a nosotros mismos porque despreciamos al conquistador y menospreciamos al indio. Este error histórico viene desde los independentistas, en especial de Carlos María de Bustamante y Fray Servando Teresa de Mier, que son los principales impulsores de esta corriente, que nos presentó la independencia como recuperación del país, como si lo que hoy llamamos México hubiera sido un país constituido con anterioridad a la conquista, y los españoles lo hubieran usurpado. Ya de allí está la primera falsedad, porque esto no era un país, sino un territorio inmenso, del doble de lo que ahora tenemos.

El desconcierto de la gente es muy particular cuando les digo: ¿Quién conquisto a este país? Me dice. "Pues los españoles". Pues no: Ellos los fundaron con el nombre de Nueva España. Dicho así de entrada parece una blasfemia antimexicana, de principio es un choque. Pero los españoles fundaron el país, ya que no existía como tal.

El país no era azteca. Existía un imperio azteca, que tampoco era como los imperios europeos, pero que tenía dominio sobre una serie de grupos, de tribus y naciones indias. Al presentarnos de esta manera la historia, que es la historia de la nación azteca, ignorando al resto de los grupos y culturas, como la purépecha. Esto viene de los independentistas, que nos imbuyen la hispanofobia, que viene a resultar un autogol perfecto.

Me preocupó esto porque es un elemento desnacionalizador, y nos hace caer en un sentimiento de inferioridad, echamos todas nuestras culpas a que fuimos conquistados.

Yo pensaba que no es posible que esto se siga sosteniendo, y me parecía inútil escribir sobre eso, hasta que vi que no solamente no se sostiene sino que hasta se refuerza con los levantamientos indios -muy justificados-. En el mestizo hay un sentimiento de culpabilidad, como si decir que somos mestizos, que no somos indios, fuera ir en contra de los indios.

Entonces, vivimos en una contradicción y en una ambigüedad tremenda, y más con la penetración cultural tan bárbara que estamos sufriendo, consideré que este libro era necesario.

AR: Usted señala que el que siente la pérdida de identidad nacional es el mestizo. ¿No lo estarían haciendo también muchos indígenas, que reclaman su diversidad?

LB: Ellos reclaman su diferencia, sienten que tienen una identidad: ellos son indios. Tenemos una ventaja muy grande en ese sentido: El indio mexicano es el más asimilado de todo el continente. No quieren separarse de México, en tanto que en otros países de América del Sur no se asumen como bolivianos o como paraguayos.

AR: Con la polémicas sobre las leyes sobre cultura y derechos indígenas, ¿no nos enseña que hay un gran problema de cómo integrar esa diversidad étnica en una sola identidad, que sería la del mexicano?

LB: De hecho están identificados, se sienten mexicanos. Lo que ocurre es que somos nosotros los que los hemos mantenido marginados. Ahora: Sus usos y costumbres no son prehispánicos, son los que ellos adoptaron para defenderse, primero contra la Colonia y luego para defenderse de la agresión de los mestizos.

Pero la Colonia les permitió idioma, autogobierno, usos y costumbres. Son los gobiernos de la independencia los que les quitan todo eso.

AR: En aras del desarrollo capitalista, como dice en el libro. En ese sentido, ¿no fue bueno por parte de los independentistas y liberales igualarlos ante la ley, tratarlos como ciudadanos, eliminando el dualismo legal?

LB: En la idea era bueno. Cuando uno habla de igualdades parece muy bueno, pero en la práctica no lo fue por una razón muy elemental: no se puede tratar igual a lo que es distinto. No era posible que de inmediato pasarán a la misma categoría de los mexicanos. Con mayor razón entonces, ya que eran monolingües. Incluso hoy continúa en parte de esta situación, lo que es una vergüenza para el país.

Por las condiciones en que viven, requieren realmente acceder mínimo a las condiciones de la mayoría de los mexicanos. El hacer justicia a las etnias para nada esta reñido con reconocer nuestra identidad mestiza, que es donde se confunden los que están a favor de los indios.

AR: ¿Cómo se puede cerrar esa herida que ha abierto la vieja idea de la historia mexicana a la que usted se refiere en el libro?

LB: Es una herida muy profunda: se convirtió en lo contrario de lo que quisieron hacer los independentistas, que era fundamentar una nacionalidad, pero lo hicieron sobre bases falsas al no sólo no reconocer lo español, sino execrar de ello. Las verdaderas raíces culturales -las mayoritarias- son grecolatinas y judeocristianas.

Aquí hubo un crisol en donde las cosas sufren una transformación, los trasplantes resultan diferentes. Los seres humanos cambian de usos y costumbres. Aquí se fundó una nacionalidad nueva y diferente, con el mismo origen histórico, con el mismo idioma, en general con la misma religión. Las naciones hispanoamericanas tienen sus diferencias.

Si usted va a España, las diferencias entre las diversas regiones son más fuertes que entre Cuba y México, por poner un ejemplo, porque se formaron como reinos aparte.

AR: ¿Cuáles son los fines políticos del viejo discurso histórico?

LB: Al PRI le fue muy fácil que la gente le echara la culpa de todo a la Conquista. Todavía en los años setenta, cuando milité en el pequeño Partido Comunista, a gente del partido les preguntaba: "¿A qué se debe la situación de los indios?" "A la Conquista", me respondían. ¿Por qué disculpaban al PRI? Al PRI le vino de maravilla eso, porque siempre había un pasado al cual echarle la culpa de todo.

Los maestros de primaria manejan eso de buena fe, creyendo que están haciendo una labor patriótica. Pero para mí hacen un daño grandísimo.

Por ejemplo, un grupo político también de izquierda -yo soy gente de izquierda- hizo la conmemoración de lo que los españoles llamaron la "Noche Triste", y fueron al árbol a hacerle un homenaje a Cuitláhuac. No dudo que se lo merezca, pero esos es una verdadera tontería en el sentido que están contra la Conquista. No se puede estar en contra de un suceso que dio origen a un país, por bárbaro y brutal que haya sido.

AR: Ha dado para mucho esa interpretación de la historia, la "leyenda negra".

LB: La Conquista así fue y aquí estamos nosotros. El pasado prehispánico está muerto para nosotros. Ahora hay grupos que intentan revivirlo, que según tienen los usos y las costumbres, y antes de empezar la danza echan sahumerio, etc. Eso no es revivir nada. Ni los indios actuales viven como en los tiempos prehispánicos, para nada.

Cuando nos dicen que somos indios, ¿pues cuáles indios podemos o queremos ser? Los prehispánicos es imposible. Además quiero ver a cualquier mexicano de cualquier ciudad que quiera irse a vivir a una comunidad india para convertirse en un indio más. Nadie quiere irse a vivir en las condiciones tan terribles en que vive esa gente.

A los mexicanos les gustan mucho los indios, pero los de museo. Hay mucho rechazo a los rasgos físicos del indio. Somos terriblemente racistas, pero como es un racismo inconsciente, que hay que combatir.

AR: Es una historia que da para muchas contradicciones: por una parte se reivindica el pasado indígena, pero a la vez la nuestra herencia cultural viene más bien de la Colonia.

LB: Viene de la Colonia con matices indios, pero mayoritariamente español.

AR: Usted ve ahora lo estadounidense como una amenaza.

LB: Es una amenaza porque nosotros sentimos que no tenemos nada que defender, empezando por el idioma. Somos unos pobres seres sin identidad, pobres conquistados, una especie de bastardos históricos, etc. Los únicos fregones de este mundo son los gringos, y hay que imitarlos.

El mexicano no acepta ninguna de sus dos raíces. Una la acepta de forma demagógica, mentirosa, porque no es cierto que quiera ser indio, ni los indios que se salen de la comunidad quieren volver a ser indios. Para la situación en que viven, ¿quién va a querer?

AR: En una situación de crisis económica, social y de identidad, ¿por qué querría alguien ser mexicano?

LB: ¿Por qué querría si somos unos bastardos, los hijos de la chingada? Nos han impedido la formación de un orgullo nacional. Ésta es una labor dura y larga pero hay que hacerla. No soy la primera, por fortuna. Hay muchos conceptos de José Vasconcelos, pero como era reaccionario y lo satanizaron, sólo ahora están reconociendo la gran obra que hizo en educación. También está el periodista Juan Miguel de Mora, que escribió un libro que se llama Gatuperio; el gran historiador Fuentes Mares también escribe sobre eso.

Hay una enorme pasión por México y lo mexicano, no hay una pasión india ni proindia, ni antiespañola ni proespañola, sino por esta conjunción, por el resultado de todo eso. Sabemos el costo humano, ¿quién lo va a negar? Pero allí nació algo nuevo. Si nos vamos a pasar todo el tiempo llorando sobre las ruinas, no hacemos nada; ni ahora ni después.



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