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La insignia
15 de enero del 2007


__Especial__
España, 1936-1939
España, 1936-1939

Madrid: El Cerro de los Ángeles


Juan Modesto
De «Soy del Quinto Regimiento».



Enrique Líster

En la última decena de enero, la 4ª División realizó una acción ofensiva, de carácter local, sobre el Cerro de los Ángeles, que se levanta al sudoeste de Madrid, en sus proximidades, y domina todo el terreno circundante, con el objetivo de suprimir una formidable posición táctica que rendía grandes servicios al enemigo como observatorio, ofrecía abrigadas posiciones de su artillería y era una buena base de partida para futuras operaciones sobre el flanco izquierdo de la defensa de Madrid.

Se la propusimos al jefe de Estado Mayor, teniente coronel Rojo (...) Un evadido nos dio una información importante y colaboró en los reconocimientos en que se puntualizaron los itinerarios (terminó la guerra de capitán de transmisiones del Ejército del Ebro).

Las fuerzas que guarnecían el cerro pertenecían a la media brigada que mandaba el teniente coronel Benda. Las fuerzas propias que participaron en aquella acción fueron cinco batallones (tres de la 1ª y dos de la 48 Brigada). La misión principal, que consistía en atacar, conquistar y ocupar el cerro, se la encomendé a los tres batallones de la 1ª Brigada al mando de Enrique Líster. Los dos batallones de la 48, al mando del teniente coronel Bueno, tenían como misión cubrir el flanco izquierdo de los atacantes del cerro. En el flanco derecho, la 36 Brigada, mandada por Justo López, atacaría con la misión de ocupar objetivos limitados y sujetar las reservas locales.

A la hora y día ordenado, las 0 horas del día 20, la columna que mandaba Líster, en la que iba de comisario el de la 1ª Brigada, Manuel Puente, se puso en movimiento hacia sus objetivos. Para conservar el secreto y mantenerlos en forma, los hombres habían estado en reposo absoluto en las naves de una iglesia abandonada de Perales del Río; unos veinticuatro, otros cuarenta y ocho horas.

Ligeros de impedimenta, con guías combatientes y conocedores del terreno, siguieron como ejes de marcha los jalones de tipo estable antes elegidos y otros colocados especialmente hasta el punto de bifurcación de caminos, en el que un tercio de las fuerzas se desviaría para salir a las comunicaciones del cerro con su retaguardia, cortarlas y aislar a su guarnición.

El batallón "Thaelmann", encargado de cortar las comunicaciones del cerro con Getafe y aislar la guarnición de su retaguardia, lo realizó en forma perfecta, cumpliendo sus misiones en todas sus partes y consiguiendo la sorpresa, hasta el punto de penetrar sus combatientes en el puesto de mando enemigo, tomando trofeos y los primeros prisioneros. Entre estos se encontraba el teniente coronel Banda.

Los otros batallones, ("Victoria" y "Cruz"), que atacaban el cerro, lograron penetrar en las defensas enemigas y cumplir parcialmente su misión, combatiendo para cumplir el objetivo. También en la lucha conquistaron trofeos y cogieron prisioneros, entre ellos algunos oficiales.

El mando de la defensa de Madrid, enterado de la marcha de los combates que se habían iniciado con éxito tan completo, me anunció la llegada de refuerzos para las 8 horas del día 20.

(...) Pero mientras los batallones republicanos combatían con particular decisión y lograban éxitos parciales -unos continuando su progresión en el interior de la posición y otros batiéndose en el exterior contra las reservas enemigas para impedir la llegada de refuerzos-, el general de la defensa de Madrid, Miaja, y el general del Ejército del Centro, Pozas, a la vez que seguían anunciando los refuerzos, disputaban entre sí sobre quién de ellos debía enviarlos.

Entre tanto, el enemigo concentraba unidades marroquíes y del Tercio, y lanzaba un ataque tras otro, continuando el combate y la resistencia de nuestros batallones contra unas fuerzas que ya al mediodía eran superiores, por lo menos, en tres o cuatro veces. A las 15 horas tuvieron que retroceder ante la presión enemiga (...). El ataque para la conquista del Cerro de los Ángeles no fue coronado con el éxito debido principalmente a los dos factores siguientes:

(...) La circunstancia de realizarse dicha acción en el enlace entre dos grandes unidades -Defensa de Madrid y Ejército del Centro-, mandadas respectivamente por Miaja y Pozas, llevó a dichos jefes a entablar una discusión sobre quién de ellos era el que debía enviar los refuerzos, pidiendo el uno al otro que los enviara de sus reservas. Hay que decir que, en este caso, la responsabilidad recae sobre Miaja, porque las fuerzas que actuaban estábamos a sus órdenes, la operación fue aceptada por él, que dio la orden de ejecutarla, y además, tenía reservas (...).


Sombras en el Jarama

Antes y después de la operación del Cerro de los Ángeles, el E.M. de la 4ª División realizó una serie de reconocimientos con la misión de establecer relaciones directas (...) Su informe era instructivo.

Tres batallones con efectivos de trescientos cincuenta y a cuatrocientos hombres ocupaban una plaza de armas en la orilla del Jarama, desde la Marañosa a San Martín de la Vega, en un frente de dieciséis kilómetros (...).

Las unidades estaban en estado paupérrimo por su nivel de organización, armamento, medios de defensa y fortificaciones. De hecho existía dispersión de fuerzas y no había defensa organizada en el sector. En lugar de esto había una vigilancia precaria en la parte izquierda, que era un terreno abierto, mientras que en el centro y a la derecha, por lo accidentado del terreno, cubierto de monte bajo, ni siquiera existía aquélla. Mala papeleta tenían allí los combatientes. A ello se agregaba la información de la escuadra de observadores de la división, que mandaba el sargento Moreno, a las órdenes directas del teniente Bernardo, información que registraba una concentración de fuerzas enemigas de Getafe a Cienpozuelos. Estaba claro. El enemigo preparaba una nueva operación en ese sector (...).

Con nuestras conclusiones elevé un informe al jefe del Ejército, que entregué a Rojo. El informe hacía hincapié en lo precario de nuestra defensa en aquel sector del frente y en el peligro que ello representaba para la defensa de Madrid. Se proponían medidas concretas; entre ellas, el empleo de reservas en una operación ofensiva en el Jarama que cambiara la situación a nuestro favor.



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