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La insignia
12 de febrero del 2005


EEUU en guerra

Bush: el imperio contra la república


__EEUU en guerra__
2001-2002 2003 2004 2005
Xavier Caño
CCS. España, febrero del 2004.



Si imperialismo es actitud y acción para extender el dominio de un país sobre otro u otros por medio de cualquier clase de fuerza, el extremismo religioso alberga la semilla imperial porque pretende dominar centros de poder y conciencias de ciudadanos de todo el mundo. Para salvarlos, pero que Dios nos libre de esos salvadores.

Y, si república es gobierno en la que el poder reside en el pueblo y para el pueblo, no es gratuito concluir que la etapa Bush es "la ofensiva del imperio contra la república". La frase es del escritor estadounidense Gore Vidal y retrata con lucidez lo que ocurre en el país más poderoso del mundo.

Lo religioso fue determinante en la reelección de Bush. Su defensa de una moralidad regresiva caló en los prejuicios y miedos de muchos votantes de la antigua Confederación sudista, lo más conservador del país. Lo religioso-moralista, que impide razonar, como el patriotismo y emocional también utilizado profusamente por Bush, son la base de la vocación de nación elegida por Dios para imponer el Bien en el mundo. Esa visión divina del destino histórico de Estados Unidos es la peana sobre la que se alzan el espíritu y la acción imperiales. Como escribe el catedrático de Pensamiento Político, Antonio Elorza, "EEUU se ve elevado por encima de los demás pueblos, es portador del Bien y debe imponerse a las fuerzas del Mal. El Dios salve a América, entonado por Bush, adquiere rasgos siniestros, porque traza un escenario de lucha sin cuartel contra enemigos cuyo comportamiento real importa menos que la perversidad que se les atribuye".

Esa vocación e intención imperiales de Bush se han ampliado en su segundo mandato. De la difusa guerra contra el terrorismo internacional, cuya retórica declaración facilitó Osama Ben Laden con el atentado contra las Torres Gemelas, Bush ha pasado a la lucha contra las tiranías del mundo, que proclamó en la toma de posesión y en el discurso sobre el estado de la Unión. Pero sólo algunas tiranías. Los países aliados pueden ser tan tiránicos como quieran. No es capricho que las tiranías que Bush ha puesto en su punto de mira sean Irán, Siria, Corea del Norte, Myanmar (antes Birmania), Bielorrusia, Zimbawe y Cuba. Declaradas tiranías sin matices entre unas y otras, y, por supuesto, sin incluir a Pakistán, Arabia Saudí, China, Indonesia, emiratos árabes, Túnez, Argel, Turkemedistán y Rusia, que se afianza como estado autocrático a pasos agigantados por más que EEUU y la Unión Europea le rían las gracias. Los pensadores ultraconservadores inspiradores de Bush, como Clifford Kupchan, lo explican así: "Se dice a China y a Rusia que no se preocupen, que nadie va a cortar relaciones con ellos" porque hay que "tranquilizar a nuestros aliados, aunque no sean democráticos".

Por no hablar de los ramalazos de tiranía que se dan en lugares bajo el poder del presidente de EEUU. Para empezar, el control obsesivo de personas y el recorte de libertades y derechos civiles en aras de la "seguridad". Como ironizaba un genial humorista español, El Roto, "por razones de seguridad, ya no hay seguridad". Y en Guantánamo, la situación de los presos ha sido denunciada por organizaciones defensoras de derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rigth Watch, pero ahora es la propia ONU la que denuncia con su tradicional prudencia que la situación de detención de los presuntos terroristas "es inhumana" y que las condiciones que se dan en la base estadounidense en Cuba son "equivalentes a tratos inhumanos y degradantes". Y qué decir de las torturas en Iraq y Afganistán que han dado pie a duros informes de las organizaciones citadas.

El despliegue imperial afecta directamente a otras naciones, como en el pasado les ocurrió a países sometidos a la acción salvífica de Carlos I y Felipe II, creadores del imperio español. EEUU es una república, pero, como denuncia Gore Vidal, con pérdida de valores y de principios republicanos.

La vocación imperial no perjudica sólo a extranjeros, también a estadounidenses, porque, en esa embestida del imperio contra la república, se erosionan valores cívicos y políticos republicanos hasta convertirlos en retórica y también derechos sociales, inherentes a toda república que merezca tal nombre. Ahí están las denuncias destacados economistas como Paul Kruger, Joseph Stiglitz y Jeffrey Sachs ante las incesantes rebajas de impuestos y los anunciados recortes de inversión y gasto social. Sachs lo ha dicho de forma más contundente: "Los ricos se llevarán otro regalo de miles de millones bajo el brazo mientras el país y el mundo soportan duras consecuencias durante años".



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