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La insignia
28 de septiembre del 2002


Brasil

Los Sin Tierra ante las elecciones


__Especial__
Brasil: Eleições 2002
Raúl Zibechi
Brecha. Uruguay, septiembre del 2002.



En una larga e inusual entrevista, publicada por el diario "Folha de São Paulo" el lunes 16, el principal dirigente del Movimento de los Sin Tierra (mst) desgrana las diferencias con el pt y explica por qué, pese a todo, trabaja a favor de la victoria de Lula.


La actitud del principal movimiento social de América Latina -uno de los más potentes del mundo- ante el candidato de la izquierda tiene un peso considerable en el escenario presente y futuro de Brasil. El mst es más que un movimiento social y campesino: es una verdadera sociedad dentro de la sociedad, se ha convertido en una vía paralela de transformación y construcción social y en un referente ineludible -no sólo en Brasil- para quienes procuran cambios de largo aliento.

Los Sin Tierra han adquirido una legitimidad que va mucho más allá de la izquierda. Hasta el papa Juan Pablo II apoyó una reforma agraria para Brasil, siendo innumerables los intelectuales y artistas que brindan respaldo directo al movimiento. En miles de campamentos y asentamientos, donde se nuclean cientos de miles de personas, el mst ha sido capaz de desarrollar emprendimientos productivos, villas modelo, una amplia red de cooperativas de producción, distribución, crédito y consumo, escuelas, centros de salud y un conjunto de iniciativas que lo convierten tanto en un movimiento de lucha y resistencia como de construcción de una sociedad alternativa.

Hace apenas dos años, cuando realizó su IV Congreso Nacional, el mst actuaba en 23 estados del país, organizaba a un millón y medio de personas, tenía 350 mil familias asentadas y cien mil en campamentos. El conjunto de actividades educativas permite hacerse una idea de la potencia del movimiento: en los asentamientos y campamentos funcionan 1.200 escuelas, trabajan 3.800 docentes y se forman 150 mil estudiantes que cursan desde la escuela básica e infantil hasta formación profesional de técnicos en administración de cooperativas y asentamientos.

Ahora los dirigentes de los Sin Tierra sostienen que un triunfo de Lula provocará un cambio importante en las luchas sociales del país, abriendo un período nuevo, no sólo por la profundización de la reforma agraria sino porque la vieja oligarquía terrateniente sufrirá una derrota política y económica.

REFORMA AGRARIA


João Pedro Stédile, el principal dirigente del mst, defiende la necesidad de una reforma agraria amplia, "como hicieron todas las sociedades modernas y desarrolladas", porque "no se puede convivir con el latifundio". Va más lejos: "No se puede hablar de democracia cuando el 1 por ciento de los propietarios tiene el 46 por ciento de la tierra". Pero al viejo latifundio se le agrega la compra masiva de tierras por parte de las multinaciones, algunas de las cuales poseen hasta dos millones de hectáreas. La propuesta del mst es limitar el tamaño de la propiedad de la tierra fijando un máximo de 1.500 hectáreas.

Stédile sostiene que durante los ocho años de gobierno de Fernando Henrique Cardoso creció la concentración de la propiedad de la tierra y, en consecuencia, creció la pobreza en el campo: los latifundios con más de 2 mil hectáreas aumentaron su superficie de 121 a 178 millones de hectáreas, cerca de 900 mil pequeñas propiedades de menos de cien hectáreas entraron en quiebra y 2 millones de asalariados rurales perdieron su empleo. De ahí la urgencia por cambiar el modelo agrícola. "Para eso hace falta conjugar dos factores fundamentales: un gobierno popular que reúna fuerzas sociales con esa voluntad política y movimientos de campesinos organizados y fuertes que tengan capacidad de presión", dijo el dirigente del mst. Estudios realizados por el movimiento permiten asegurar que se pueden asentar hasta 2 millones de familias por año.


DISCURSOS Y REALIDADES

Sobre Lula, Stédile sostiene que a lo largo de la campaña electoral no está haciendo un discurso de izquierda ni en defensa de cambios radicales. Pero sostiene que lo más importante no son ni los discursos ni los programas, ya que luego todos los candidatos los cambian. "Lo más importante -dijo a Folha- son las fuerzas sociales que se aglutinan en torno de este o de aquel candidato. Y la candidatura de Lula lleva el símbolo de los cambios. El pueblo sabe que si gana Lula habrá cambios. Y que, de los cuatro candidatos, es el único que puede realmente aglutinar fuerzas para hacer cambios."

El mst decidió no inmiscuirse en los problemas internos del pt. Así, no se pronunció sobre la controvertida alianza con el Partido Liberal, que llevó a José Alencar, un gran empresario textil y ex presidente de la Cámara de Industrias, a ser postulado como candidato a vicepresidente por el pt. Más aun, el mst decidió abstenerse de realizar ocupaciones de fincas durante la campaña electoral, como contribución para destensar el clima político y restarle argumentos a la derecha.

Stédile sostiene que todo el movimiento está trabajando para la victoria de Lula porque "dará ánimo a todo el pueblo brasileño y va a generar un proceso de ascenso del movimiento de masas". A su vez, añade que "un gobierno de Lula va a necesitar movimientos de masas organizados como sostén de los cambios". Según los Sin Tierra, "ningún gobierno va a hacer cambios por propia voluntad. Todos los cambios sociales que hubo en la historia de la humanidad fueron resultado de movilizaciones sociales". A corto plazo, el objetivo que se han trazado es derrotar al latifundio.


PAPEL DE LA IZQUIERDA

Como fuerza social, los Sin Tierra siempre mantuvieron una relación de independencia respecto de los partidos, y del pt en particular. En ocasiones esa distancia llega a convertirse en tensión, tanto por razones políticas como por los diferentes universos ideológicos en los que uno y otro abrevan. Stédile, en un reportaje realizado por la revista teórica inglesa New Left Review, sostuvo que la izquierda brasileña no tiene un proyecto alternativo para Brasil y que prefiere la negociación como forma de acomodarse a las presiones sociales y de clase. Critica, de forma particular, "la institucionalización de los partidos de izquierda que sólo piensan en las elecciones". En su opinión, el papel de la izquierda debe consistir en contribuir a organizar movimientos sociales, apoyar sus luchas y defender sus intereses, porque "la burguesía y los medios de comunicación" reducen la democracia al acto de votar, "la forma que tienen de controlar al pueblo".

Nadie puede acusar al mst de ocultar sus puntos de vista. Sin embargo, pese a la radicalidad y contundencia de sus posiciones, una característica del Brasil de hoy es que toda la izquierda, y buena parte del espectro político, incluyendo a varios candidatos de la derecha, no se atreven a cuestionar la legitimidad del movimiento y de sus demandas.



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