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La insignia
26 de marzo del 2002


Argentina

Las voces que necesitaba silenciar la dictadura


Juan Carlos Camaño (*)
ANC-Utpba. Argentina, 25 de marzo.


Han transcurrido más de dos décadas y hoy muy poca gente ignora el papel jugado por las Fuerzas Armadas desde mediados de los años setenta hasta principio de los ochenta. La luz encendida por distintos luchadores sociales alumbró una historia que asesinos y cómplices pretendieron ocultar y tergiversar. Y genocidas, torturadores, extorsionadores, violadores y delincuentes de toda laya fueron quedando al desnudo.

Para ellos no alcanzó con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, ni tampoco con los indultos. Nada les ha servido como salvoconducto frente a la sociedad argentina.

Ahora a nadie escapa que planificaron el terror y con éste la aplicación de un modelo económico atado a los intereses de la clase dominante. Se sabe, por más que hayan intentado el olvido y el silencio, en nombre de dios, la patria y la humanidad, que se trató de un plan de exterminio pensado y ejecutado por corruptos y criminales. Que mataban, violaban mujeres embarazadas, secuestraban niños y depositaban el fruto de sus robos en bancos suizos, alemanes, franceses y estadounidenses.

Ellos hicieron desaparecer a treinta mil personas, entre las que se encontraban nuestros compañeros del gremio de prensa. Necesitaban acallar a los periodistas y asegurarse que, bajo el paraguas de la Doctrina de Seguridad Nacional, los argentinos fuéramos "derechos y humanos" y aceptáramos mansamente aquello de: "el silencio es salud".

Necesitaban ponerle candado a la historia y que nunca más se los denunciara y señalara como lo que fueron, como lo que todavía son. Sin embargo, el paso del tiempo no les sirvió para enmascararse, ni siquiera cuando muchos de ellos incursionando en el terreno político se mimetizaron en el tipo de democracia que caracteriza al país actual.

Pero ese tiempo transcurrido -más de veinte años-, no fue sinónimo de olvido y, por el contrario, sí un espacio en el que la memoria de los trabajadores de prensa se encendió una y otra vez para decir presente en nombre de todos los compañeros encarcelados, vejados, torturados, asesinados. Este libro parido en 1986, constituye, junto a otras luchas y a quienes jamás se apagaron en la amnesia cómplice, un testimonio permanente. Con su vigencia renovamos todos los días el compromiso asumido por aquellos hombres y mujeres que desde la profesión periodística trascendieron los límites corporativos para luchar por una sociedad justa, por un mundo mejor.

"Con vida los queremos" no fue, ni es, tan sólo una sentida consigna, ni una exigencia gritada con pasión mientras otros callaban. También ha significado, y significa, oponer la verdad frente a cualquier nuevo intento de hacer desaparecer a nuestros desaparecidos.


* Periodista, secretario Adjunto de la Utpba.
** Introducción del libro "Los Periodistas Desaparecidos", reeditado en septiembre de 1998.



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