Portada Directorio Buscador Álbum Redacción Correo
La insignia
2 de marzo del 2002


Solos contra el (tercer) mundo


Leonardo García Tsao
La Jornada. México, 1 de marzo.


No debe extrañar que el estreno de La caída del halcón negro se haya adelantado a su fecha original. Pues el clima patriotero imperante en Estados Unidos proporciona un gancho de taquilla ideal para una película que describe, en términos heroicos, la intervención de fuerzas armadas en un país extranjero.

Basada en un hecho histórico documentado con minuciosidad en el libro del periodista Mark Bowden, la nueva realización de Ridley Scott reconstruye lo ocurrido en Mogadiscio, Somalia, el 3 de octubre de 1993, cuando varias unidades del ejército estadunidense se encuentran atrapadas por una abrumadora multitud de milicianos somalíes, en su intento por capturar a subalternos del cabecilla Mohamed Farrah Aidid, supuesto responsable de la hambruna que azota al país.

Si bien Scott y el guionista Ken Nolan han invertido casi una hora del excesivo metraje a establecer personajes y situaciones, no es suficiente para diferenciar a los soldados que participarán en las acciones. Una vez desatadas las hostilidades, La caída del halcón negro se convierte en un impersonal aunque intenso espectáculo bélico a medio camino entre el juego de video de realidad virtual y la violencia descarnada pero estética de Rescatando al soldado Ryan (Spielberg, 1998).

Ejerciendo su conocido virtuosismo formal, Scott coloca al espectador en medio de una caótica y fragmentada sucesión de balaceras, explosiones repentinas, objetos -o partes orgánicas- que vuelan por los aires e incontables muertes de seres humanos. Para cuando aparece la secuencia de créditos finales, uno siente auténtica fatiga de combate... y una impresión de futilidad. Lo que ha hecho el cineasta es darle un cariz artístico a otra típica producción de Jerry Bruckheimer, explosiva y ruidosa, simplista en su heroísmo.

A lo largo de su desigual filmografía, Scott ha expresado su admiración por el don de mando y el desempeño valeroso en situaciones marciales. Recuérdese su mirada enaltecedora a la disciplina formativa en La tormenta (1996), el triunfo de la voluntad femenina dentro de un contexto militar en Hasta el límite (1997) y, claro, la lealtad y la fortaleza castrenses de Gladiador (2000). Así se explica la ausencia de una postura crítica en La caída del halcón negro. "Cuando te zumba el primer balazo por el oído, la política se sale por la ventana", dice un soldado, y el realizador parece estar de acuerdo. (El único elemento de reflexión se da cuando un miliciano le informa a un piloto capturado que la muerte de Aidid no devolverá el orden a Somalia.)

El embellecido vuelo de los helicópteros titulares bajo las notas emblemáticas del requinto de Hendrix remiten a la guerra de Vietnam y, por vía asociativa, a Apocalipsis. Sin embargo, a Scott no le interesa retratar la demencia bélica al estilo gringo -esa mezcla de prepotencia, geocentrismo y megalomanía que Coppola capturó con tanto acierto-, sino mostrar la entrega de los soldados, jóvenes apuestos en su mayoría, en términos perfectamente convencionales. Ese momento en el que un par de sacrificados rangers diezman al enemigo hasta la última bala remite al western, a la imagen del general Custer manteniéndose en pie a pesar de estar rodeado de indios sioux.

Y es que nunca se pretende darle rostro a los somalíes; a diferencia de lo que ocurre con las bajas gringas, Scott no se detiene para reflexionar que quienes mueren por docenas en las acciones son también seres humanos. Para los fines dramáticos, son otro enemigo anónimo e inferior en la misma categoría de apaches, nipones, serbios o afganos. Un letrero final informa que 19 estadunidenses murieron en la operación, mientras las bajas africanas rebasaron el millar. Dado el tono de La caída del halcón negro, eso parece más una presunción de la eficacia gringa, que un intento por poner las cosas en perspectiva. No obstante, sus elocuentes imágenes de una masa enardecida de ciudadanos tercermundistas, dispuestos a despedazar a los invasores, explican por qué los hechos del 11 de septiembre causaron júbilo en muchas partes del mundo.


LA CAÍDA DEL HALCÓN NEGRO (Black Hawk Down)

D: Ridley Scott/ G: Ken Nolan, basado en el libro de Mark Bowden, a su vez basado en una serie de reportajes publicados en The Philadelphia Inquirer/ F. en C: Slawomir Idziak/ M: Hans Zimmer/ Ed: Pietro Scalia/ I: Josh Hartnett, Ewan McGregor, Tom Sizemore, Eric Bana, William Fichtner, Sam Shepard/ P: Revolution Studios, Jerry Bruckheimer Films, Scott Free. EU, 2001.



Portada | Iberoamérica | Internacional | Derechos Humanos | Cultura | Ecología | Economía | Sociedad | Ciencia y tecnología | Directorio | Redacción