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La insignia
21 de enero del 2002


Los bancos


Alejandro Sicardi
Fragmento de El caballero Hernán y el adversario invisible.


«El banco pinjado, especie de manta con ruedas provista de un poderoso ariete, se usaba para tratar de aportillar algunas zonas débiles de las murallas o las puertas de las casas.

Como se ve, el hombre había aguzado su inteligencia acuciado por las exigencias de la guerra. Del mismo modo usaba su industria y se esmeraba en las regiones donde imperaba la paz: así, lejos del frente de batalla, otro famoso y útil banco había sido inventado por los inquisidores, se llamaba scamnun hippocratis, banco de Hipócrates. Sobre éste se tendía al acusado de herejía y a los evasores de la fe, se les ataban los miembros con cuerdas aseguradas a unos martinetes y, haciendo girar estos últimos, separaban y descoyuntaban sus brazos y sus piernas. Por este medio, sumado a otros, el Santo Oficio obtenía confesiones. Los bienes y los maravedíes de los culpables y relapsos eran utilizados luego, para financiar la cruzada de los reyes contra Granada.

El vocablo banco, término con el que se conoce al mueble creado para la noble función, de dar reposo y descanso al cuerpo humano, quedó así ligado a la crueldad, hipocresía, al embate, sufrimiento y al despojo del dinero.

A la palabra banco se sumaron estas dos nuevas acepciones, asociadas, ahora, a lo tétrico y a la expoliación económica.»



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