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La insignia
17 de enero del 2002


Cultura para la libertad


Cristóbal Sánchez Blesa (*)
Centro de Colaboraciones Solidarias. España, enero del 2002.


Los libros, cuando cumplen su función, cobran vida y son capaces de provocar ideas, sugerencias históricas, sentimientos íntimos o, incluso, transformaciones sociales que faciliten un verdadero desarrollo endógeno, sostenible y adaptado a las necesidades humanas. Si partimos de este punto, los libros, como herramientas fundamentales de nuestra cultura, pueden ayudar a los pueblos a recuperar su conciencia y a renovar su impulso y su camino hacia el desarrollo que estimen más conveniente en la búsqueda de su propia felicidad.

En América Latina aún hay 43 millones de analfabetos y graves carencias en los presupuestos educativos, así como en la calidad de la formación, en las infraestructuras y en la remuneración de los maestros. Para ello numerosas organizaciones humanitarias colaboran en el refuerzo de las escuelas públicas y los programas educativos. La ONG Solidarios, vinculada a la Universidad Complutense de Madrid, inició hace cuatro años el programa Libro Solidario para crear y suministrar bibliotecas a las Escuelas Normales, Centros Educativos y Universidades de América Latina y África.

A través de otros proyectos desarrollados en Latinoamérica, la ONG detectó que numerosos centros de formación carecían de los libros necesarios para poder ofrecer una cultura suficiente a sus alumnos. Son habituales, por ejemplo, las Escuelas Normales, que carecen, muchas veces de manera absoluta, de los grandes títulos de la literatura universal e iberoamericana, de libros de consulta, de diccionarios, etc. Junto a esto, en algunos países de América Latina se ha profundizado en los métodos pedagógicos hasta alcanzar niveles punteros y contar con excelentes investigadores reconocidos internacionalmente. Ante este hecho, han sido muchas las solicitudes de bibliotecas fundamentales que han llegado a Solidarios.

Los libros, en muchos países, son escasos en cuanto a títulos, insuficientes en cuanto a ejemplares, sesgados en cuanto a su selección por la falta de oferta y, para terminar, muy costosos ya que muchos de ellos son de importación. De esta manera, mientras cada país logra articular una buena industria editorial, hay que crear estas corrientes de cultura que fluyan de uno a otro continente. Desde 1998 la ONG Solidarios se planteó la posibilidad de crear un programa que respondiera de manera sistemática a las necesidades descritas.

La base de las bibliotecas enviadas por Solidarios son libros de cultura general, literatura, tanto clásica como contemporánea, ensayo, historia, etc. así como enciclopedias o diccionarios. Todos ellos son catalogados en una base de datos adaptada a las necesidades de entradas y salidas y clasificados por voluntarios, muchos de ellos jubilados, que colaboran con su tiempo y sus conocimientos en este proyecto de desarrollo educativo en América Latina.

Los libros se recogen a través de campañas realizadas en numerosas ciudades de España. Destaca la recogida que cada 2 de mayo - la fiesta principal de la Comunidad de Madrid - se realiza en la Puerta del Sol, corazón de la capital española. En la última campaña, los ciudadanos madrileños donaron en un solo día más de 200.000 ejemplares que ya se han concretado en 100 bibliotecas enviadas a 22 centros educativos de Nicaragua. Es primordial la aportación de libros útiles, actualizados y en buen estado, para que la calidad de las bibliotecas sea óptima.

Hasta el momento la ONG Solidarios ha enviado casi medio millón de libros a centros educativos de Corrientes en Argentina, La Habana, Quito, Sololá y Quiché en Guatemala, San Pedro de Sula en Honduras, Managua, Azua de Compostela en República Dominicana, Caracas y San Salvador, entre otros. La posesión de libros ya es en sí una forma de prevenir la ignorancia y de proveer a las personas de herramientas para la interpretación del mundo. En la cooperación al desarrollo no se trata de dar el pescado al hambriento, ni siquiera de dar la caña a personas que saben pescar desde hace muchos siglos; se trata de dejarlos pescar sin interferencias injustas y asumir que los países del Sur tienen derecho alzar su voz en el contexto internacional. La educación y la cultura contribuyen a que los pueblos empobrecidos tomen conciencia de sus propios errores de crecimiento y reivindiquen aquellos logros que constantemente se les arrebatan por las malas o con argumentos paternalistas.

La reflexión cultural es uno de los pilares del desarrollo de los pueblos porque nadie permanece estancado cuando se asoma a las ideas y a los sentimientos de otros hombres.


(*) Cristóbal Sánchez Blesa es periodista de la ONG Solidarios



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