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La insignia
3 de agosto del 2002


Cuarenta años sin Marilyn Monroe

La muerte de Marilyn


Brecha.


En su libro Marilyn Monroe, investigación sobre un asesinato,* Donald H. Wolfe realiza un exhaustivo análisis de la muerte de la actriz con profusión de citas, entrevistas y documentos apoyando la tesis de un crimen. Desde un comienzo los testigos que estuvieron el 4 de agosto de 1962 en la casa de Marilyn, antes y después de que muriera, se confabularon para ocultar la verdad de lo que realmente sucedió. Sus versiones en cuanto a la hora, sucesión de hechos, habitación donde murió, a quiénes llamó y quiénes le telefonearon ese día, han ido cambiando a lo largo de los años.

En la mesa de noche de la actriz había un frasco con Embutal y su fallecimiento se atribuyó entonces a la ingestión de una dosis exagerada, aunque en la autopsia no pudieron detectarse restos del barbitúrico. A esta versión ayudó el hecho de que ella hubiese intentado quitarse la vida por lo menos cuatro veces antes, ocasiones en las cuales lavados de estómago a tiempo lograron salvarle la vida.

En esta década, información computarizada asequible a la medicina forense permitió sacar nuevas conclusiones del examen toxicológico, que desde 1962 dormía en el archivo de Los Angeles. Ahora estaba claro que Marilyn había muerto como consecuencia de que le fuera inyectada una "dosis caliente" con la cual la víctima pierde el conocimiento de inmediato y sucumbe en pocos minutos. Durante más de treinta años, un sinnúmero de funcionarios en las distintas esferas del poder ocultaron y falsificaron pruebas e hicieron todo cuanto pudieron para evitar que documentos aclaratorios llegaran a conocimiento de la opinión pública, afirma el libro.

En 1964, en el folleto The Strange Death of Marilyn Monroe (La extraña muerte de Marilyn Monroe), Frank Capell comentó por primera vez la posible complicidad de los hermanos Kennedy en el asesinato de la estrella. Eran por todos conocidas las relaciones extramaritales del presidente Kennedy con infinidad de mujeres. Entre ellas estaban Marilyn y Judith Campbell Exner, amante al mismo tiempo de Sam Giancana, jefe de la mafia de Chicago.

Llegó un momento en que Marilyn era compartida por John y su hermano Robert, entonces fiscal general, y disponía de una línea telefónica directa, especial, con la Casa Blanca. Según era notorio, Marilyn llevaba un "libro de secretos" donde anotaba las conversaciones que mantenía con los Kennedy. En él figuraban los planes del gobierno para asesinar a Fidel Castro utilizando a miembros de la mafia, las relaciones de Sinatra con el mundo del hampa, los intentos de Robert por encarcelar al sindicalista Jimmy Hoffa, las pruebas nucleares, los derechos civiles. Alguien le inquirió la razón por la cual tomaba notas; contestó que a "Bobby" le gustaba hablar de política y ella quería mostrarse capaz de tocar temas que a él le interesaban.

En mayo de 1962, poco después de la fiesta de gala del presidente -en la que Marilyn cantó el consabido "Feliz cumpleaños"-, se le impidió todo contacto con John y se le suprimió la línea telefónica directa con la Casa Blanca. El cuñado de los Kennedy, el exactor Peter Lawford, fue el encargado de decirle que no intentara volver a hablar con el presidente. Marilyn estaba furiosa y se sintió utilizada; comenzó a decir que todo el mundo se enteraría de lo que eran los Kennedy, que daría una conferencia de prensa y hablaría de todo lo que sabía y tenía anotado. Robert, "Bobby", intentó calmarla; cuando fracasó, la amenazó diciéndole que había muchas maneras de hacerlo. Y lograron, por ejemplo, que la echaran de la Fox, donde estaba rodando la película Somethig's Got to Give -aunque, luego, el estudio llegó a un acuerdo con ella-; se le tomaron fotos comprometedoras después de haber sido drogada, se colocaron micrófonos ocultos en su casa.

Aunque los Kennedy fueran capaces por sí mismos de hacer cosas semejantes tuvieron el respaldo del director del fbi, J. Edgar Hoover, un extraño personaje que además de las misiones que le imponía la ley se dedicaba a acumular información de todos y de todo, especialmente lo que tuviera connotaciones "izquierdistas". Hoover advirtió a John del peligro que suponían para la seguridad nacional y para su futuro político las relaciones que mantenía con Judith Campbell y con Marilyn. Por una serie de circunstancias, Marilyn se encontró vinculada a un núcleo de comunistas. Lo eran su psiquiatra, Ralph Greenson, su médico, Hyman Engelberg, su ama de llaves, Eunice Murray, y también su amigo Frederik Vanderbilt Field, muy vinculado a la urss y estrechamente vigilado por el fbi.

Todo esto sucedía poco después del desastre de Bahía de Cochinos en Cuba, momento crítico de las relaciones con la urss, que culminaría en octubre con la "crisis de los misiles". El famoso "libro de secretos" y aun Marilyn misma eran un peligro para la "seguridad nacional". Según la investigación de Wolfe, en la tarde del sábado 4 de agosto de 1962, Robert Kennedy junto a dos hombres no identificados entraron en casa de Marilyn, ordenaron al personal de servicio que se retirara y le aplicaron la inyección letal de barbitúricos.



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