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La insignia
27 de abril del 2002


«Pero qué bonito y sabroso...»


Mario Roberto Morales
Siglo Veintiuno. Guatemala, 26 de abril.


El colmo de un cubano es no saber bailar (dicen). Fidel Castro no baila. Pero ése no es su colmo. El colmo de alguien que no sabe bailar es que sea capaz de poner a bailar a los demás al ritmo de los más frenéticos mambos, y colmar su paciencia hasta la desesperación. Por eso, cuando uno asiste a la comedia de enredos que al estilo de "Betty la fea" se estira como culebrón entre México y La Habana, la voz guapachosa de Beny Moré acude al audio para ambientar la trama, cantando:

"Mira qué bonito y sabroso
bailan el mambo las mexicanas.
Mueven la cintura y los hombros
igualito que las cubanas,
con un sentido del ritmo
para bailar y cantar..."

Mientras tanto, baila Vicente Fox, baila su canciller Jorge Castañeda, baila la oposición mexicana con quiebres de cintura de Cuauhtémoc Cárdenas, y baila Bush también, mientras Fidel dirige con aspavientos de Stokowksy a la Sonora Matancera, que acompaña la voz cálida del Beny, y todos presenciamos absortos el baile.

Fox dice que no mintió sino que simplemente honró su palabra empeñada en el carácter secreto de la conversación telefónica en la que le pidió a Castro irse de la Cumbre de Monterrey antes de que llegara Bush. Castañeda dice que Fidel le tendió una trampa a Fox en venganza por el voto de México en contra de Cuba en la Asamblea de DDHH de la ONU. La oposición dice que Fox le miente al pueblo de México, pues negó que un alto funcionario de su gobierno hubiese presionado a Castro para que abandonara la Cumbre antes de tiempo. La Habana asegura que dio a conocer la grabación porque México la instó a presentar pruebas de las presiones del gobierno mexicano a Fidel. La oposición agrega que Fox ha puesto la política mexicana al servicio del gobierno estadounidense, dominado por la ultraderecha republicana. Y ésta admite que sí pidió a Fox que Bush y Fidel no se encontraran frente a frente. Todos están bailando.

Bailan también los periodistas del mundo, enfrascados en el falso problema de quién es honrado y quién villano, ignorando una versión que corre en México y que fue dicha por un analista mexicano en CNN, pero esta cadena noticiosa no le dio seguimiento. La versión afirma que el canciller Jorge Castañeda quiere ser presidente de su país y que para el efecto se ha puesto al servicio de los intereses geopolíticos de la administración republicana, a la que le interesa botar a Castro (y a Chávez), por lo que Castañeda se entrevistó con el exilio cubano en Miami y orquestó el voto de México contra Cuba en la ONU, con la complicidad de Uruguay. Si esto es cierto, la pelea es entre Fidel y Castañeda. Y es obvió quién la va ganando.

El baile empieza cuando Fidel recibe la llamada de Fox, la graba y va a Monterrey; pero en lugar de almorzar con Fox, como había prometido, anuncia que regresa a Cuba porque su presencia ha creado una situación conflictiva; almuerza larga y alegremente con Hugo Chávez en un hotel, y sale para su isla a las cinco de la tarde. La delegación cubana en Monterrey declara que Fidel recibió presiones de un alto funcionario mexicano para que se fuera de la Cumbre y que tiene pruebas de ello. México exige que las presente. Así, Fidel espera el voto de México en la ONU, el cual Fox ha prometido será favorable. Pero Castañeda convence a Fox de votar contra Cuba, y entonces Fidel da a conocer la grabación. El mensaje cubano es claro: Lo que logró Castañeda fue arrastrar a su presidente a la desestabilización política de su país. Si lo que quería era dañar a Cuba, lo que le resultó fue un engorroso escándalo internacional y una victoria publicitaria para Fidel, quien (con su proverbial habilidad de tornar sus derrotas en victorias) así convierte la condena de la ONU en una "victoria moral" para consumo interno de los cubanos. Y sigue dirigiendo la orquesta, esta vez con frenesí de Pérez Prado.

Mientras tanto, Fox, Castañeda, Bush y medio mundo siguen baila-que-te-baila al ritmo del mambo fideliano, acariciados por la honda voz del Beny, que canta:

"Si hasta parece que estoy en La Habana
cuando bailando veo a una mexicana.
No hay que olvidar que México y La Habana
son dos ciudades que son como hermanas...
¡para bailar y cantaaaaarrrrr...!
Ay, pero qué bonito y sabroso
bailan el mambo las mexicanas..."



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