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La insignia
16 de abril del 2002


Perú, a un año del asesinato de Godofredo García


Wilfredo Ardito Vega
Ideele. Perú, abril del 2002.


El 31 de marzo se cumplió un año del asesinato del ingeniero Godofredo García Baca, de 64 años, líder ecologista, asesor técnico del Frente de Defensa de los Intereses de Tambogrande y presidente de la asociación de productores de mango del valle de San Lorenzo. Godofredo García fue asesinado por un encapuchado que le disparó una bala al corazón, en circunstancias en que viajaba con su hijo Ulises a la plantación de mangos de la familia, en las cercanías de Sullana.

Los hechos han sido investigados con lentitud por las autoridades judiciales, pero existe en Tambogrande la sensación general de que el móvil del crimen fue la oposición del ingeniero a la explotación de los yacimientos auríferos existentes en la zona. Se trata de una acusación muy grave, para la cual no se han encontrado pruebas, pero es cierto que el homicidio privó a la población de Tambogrande de un vocero ampliamente respetado y carismático, cuyos sólidos argumentos eran especialmente difíciles de rebatir por los representantes de la empresa canadiense Manhattan.

Como hace ya un año señaló Isaías Rojas en Ideele 136, no existe racionalidad económica para la explotación minera, puesto que el valle de San Lorenzo tiene un próspero desarrollo agrícola asegurado para el futuro, como resultado de una amplia inversión estatal y privada. La minería es una actividad extractiva limitada, que no está en condiciones de brindar tanto empleo y desarrollo como la agricultura. Además, como puede imaginarse, esta explotación generaría consecuencias sociales y ecológicas irreversibles: la destrucción de los terrenos agrícolas, el desplazamiento forzado de los agricultores de sus tierras y la completa destrucción de la ciudad de Tambogrande. Este era precisamente el panorama que insistentemente presentaba Godofredo García en los debates con la Manhattan.

Los planes de Manhattan han generado un fuerte rechazo en la población, manifestado a fines de febrero del año 2001, el campamento de la empresa fue atacado por un grupo de pobladores enardecidos. Los dirigentes del Frente de Defensa han tomado distancia frente a este hecho violento, pero admiten que el temor a perderlo todo, pudo haber empujado a algunas personas a tomar medidas desesperadas. Sin embargo, la destrucción del campamento ha generado también preocupación en las demás empresas mineras, que temen que sea un precedente negativo para sus propias inversiones.

En los últimos meses, el caso de Tambogrande ha alcanzado resonancia nacional, puesto que diversos organismos ecologistas y de derechos humanos han lanzado una campaña de sensibilización sobre la situación de Tambogrande repartiendo limones en las calles de Lima, dado que Tambogrande es el principal productor del limón con el cual se elabora el cebiche. De igual forma, disfrazándose de limones gigantes, se han manifestado ante los Ministerios de Energía y Minas y Agricultura, con el lema "Defiende tu Cebiche". Ante la acogida que esta campaña tuvo en la prensa, Manhattan ha debido poner todos sus esfuerzos de relaciones públicas para presentarse como una empresa respetuosa del medio ambiente y a los opositores como grupos ambiciosos o ideologizados. De esta forma, para algunas personas de buena voluntad, efectivamente creen que le podría ocurrir a los "campesinos sin futuro" de Tambogrande, es aceptar la inversión minera.

Durante este año, junto con el asesinato de Godofredo García, otras personas vinculadas al Frente de Defensa han sufrido amenazas, seguimiento y actos de hostilización, incluyendo el intento de secuestro de la hija de otro dirigente. La edición piurana del diario Correo, realiza abierta campaña en favor de la empresa, denigrando a todos los que se oponen a ella, desde la familia de Godofredo García, hasta la Iglesia de Piura, cuya posición sobre el tema publicamos más adelante.

En realidad, la propia presencia de Manhattan en la región es inconstitucional: los yacimientos de Tambogrande están a menos de 50 kilómetros de la frontera con Ecuador, por lo cual una empresa extranjera no podría explotarlos. Sin embargo, Fujimori firmó un decreto, por el que se declaraba de utilidad pública la explotación de Tambogrande. Tanto Carlos Herrera Descalzi, Ministro de Energía y Minas durante el gobierno de transición, como el actual Ministro, Jaime Quijandría han mantenido esta norma. Nos preguntamos si estos funcionarios no están idealizando a la minería como única forma de desarrollo. ¿Debe la explotación minera realizarse contra los deseos de la población?

Por otro lado, más allá de las amenazas, pronunciamientos y protestas que puedan darse en Piura, el caso ha adquirido carácter emblemático: para muchos ecologistas, activistas de derechos humanos, empresarios de turismo y comunidades afectadas por la minería, perder Tambogrande implicaría un serio revés. Para los integrantes de la Sociedad Nacional de Minería, aunque en privado lamenten el pésimo manejo de relaciones públicas de Manhattan, que ha perjudicado la imagen de todas las empresas mineras, perder Tambogrande implicaría un temible precedente, al subordinar la actividad minera a los intereses de la población afectada. Muchos empresarios hablan de una "conspiración" de agitadores que azuzan a los pobladores para obtener el máximo provecho a costa de las empresas mineras.

¿Qué sucederá con Tambogrande? Los actores siguen moviendo sus fichas dentro y fuera de la región. El Ministerio de Energía y Minas sigue respaldando a Manhattan. La Municipalidad de Tambogrande ha buscado convocar una consulta popular sobre la explotación minera, para que el rechazo quede evidenciado. Se dice que la banca comercial solicitaría intereses tan altos a los agricultores que terminarían embargando sus tierras. Los congresistas piuranos se encuentran divididos y temen ser atacados por la prensa cercana a la empresa. Cada vez con más frecuencia, los tambograndinos afirman que Manhattan ha pedido una intervención militar, para expulsar a los pobladores por la fuerza de sus tierras.

Una esperanza que puede dar fuerza a los tambograndinos es el caso de los nativos achuares, en el norte de Loreto. Hace cuatro años, una empresa norteamericana había planificado una explotación petrolera en su territorio. Como en Tambogrande, los achuares no deseaban ninguno de los beneficios que la empresa prometía: simplemente rechazaban la presencia de la empresa. Los accionistas de ésta comprendieron que sólo podrían ocupar la zona, mediante el apoyo del Ejército. En este caso, el beneficio económico no compensaría el perjuicio a la imagen de la transnacional, por lo que optaron por retirarse. De esta forma, bastó la firmeza de un pueblo para que sus tierras no quedaran depredadas.

Esperemos que los accionistas de Manhattan recapaciten en la lejana Vancouver y también los burócratas del MEM. Entretanto, cientos de tambograndinos continúan cosechando limones y mangos para el consumo nacional y la exportación... por el momento.



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