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La insignia
9 de abril del 2002


Chile: Entrevista con la abogada Graciela Álvarez

«Faltan reformas más profundas»


Arnaldo Pérez Guerra
El Siglo / La Insignia. Chile, 9 de abril.


Para democratizar el país verdaderamente es necesario cambiar la Constitución, «no bastan reformas de parche», señala la abogada Graciela Álvarez en directa alusión al debate generado por el intento de eliminar a los senadores designados y vitalicios. El conjunto de disposiciones de la Constitución heredada de la dictadura, creada por Pinochet y su ideólogo, Jaime Guzmán, «impiden la democratización del país, la expresión de las mayorías», advierte.

La Constitución de 1980 cercena el derecho al sufragio, el principio de la soberanía, consolidando el sistema neoliberal y la 'abstención' del Estado como ente organizador y regulador, señala Graciela Álvarez. "Produce un desbalance. Nunca se va a lograr una verdadera democracia, un ejercicio pleno del derecho de los trabajadores, un sistema más justo y solidario con esto. Estamos de acuerdo en que hay que eliminar de una vez por todas a los Senadores Designados y Vitalicios. Es una vergüenza que mantengamos aun esta herencia, pero su sola eliminación no soluciona el problema. Es fundamental modificar el sistema de elección. El binominalismo es una verdadera 'carrera de empates', que posterga del ejercicio del poder a importantes sectores".

"Una verdadera democracia se debe traducir en un régimen político y una institucionalidad que reproduzca el sentir de todos los sectores de la sociedad. La Constitución del 80 limita completamente esto. Es rígida, a nuestro juicio 'neutra', antidemocrática, etc., partiendo desde su origen y legitimidad. El Estado debe tener un poder rector en materias fundamentales como la salud, educación, derechos ciudadanos, etc".


Reformas necesarias

Para Graciela Álvarez otras reformas son tanto o más necesarias, por ejemplo al poder judicial "que está en una verdadera crisis". "No sólo lo decimos nosotros, como abogados democráticos y de izquierda; lo reconocen los propios jueces y ministros. El problema parte de la propia generación del poder judicial. En materia laboral por ejemplo, a qué justicia puede aspirar un trabajador si un juicio laboral demora tres años. Faltan salas en la Corte de Apelaciones. Faltan jueces y transformar el poder judicial para se tenga acceso a la justicia como un derecho, en este momento no es un derecho".

-Hay otras instituciones que debieran eliminarse como el Tribunal Constitucional, el COSENA, etc.

-"El Tribunal Constitucional, el Consejo de Seguridad Nacional, la 'inamovilidad' de los Comandantes en Jefe, el sometimiento de las FFAA al poder civil, etc. Las FFAA no pueden estar por sobre el poder civil; eso es terrible. Ellos se proclaman 'garantes de la institucionalidad'. Hay que eliminar eso, y crear un Consejo Superior de la Educación Militar, por ejemplo, con participación democrática, que tenga la supervigilancia de las FFAA. Allí debieran estar el rector de la U. de Chile, el ministro de Educación, el presidente del Colegio de Profesores, en fin. De esta forma las escuelas matrices de las FFAA y Carabineros podrían estar sujetas a planes de estudio aprobados por este consejo. Todo eso lo hemos planteado. La formación de las instituciones militares y de orden se debe dar en el marco de la democracia, el pluralismo y el respeto a los DDHH. Hay muchas ideas para restaurar el pleno imperio de los DDHH, derechos civiles y políticos.

En las posibles modificaciones se debiera asegurar el rol de la soberanía popular para que tengamos una democracia más avanzada. Hoy nuestra institucionalidad es rígida precisamente por la permanencia de la Constitución de 1980. Además, no hay democracia si se mantiene el sistema binominal. Hay que impulsar reformas más profundas, como cambiar la Constitución. Aprobar una Constitución que introduzca el derecho de la ciudadanía a participar en plebiscitos sobre temas tan fundamentales como la economía o la propia institucionalidad".

-¿Es posible llamar hoy a un plebiscito?

-"Teóricamente, pero no hay mecanismos que validen la convocatoria, pues permanecen los quorums rígidos. Una de las tareas principales, no sólo de la izquierda sino de otras fuerzas de la propia Concertación y partidos de centro, es avanzar desde el punto de vista de la organización del Estado construyendo una sociedad que tenga normas no dictatoriales como las de la Constitución. Hoy nos movemos dentro de eso".

-¿Qué ocurre con el modelo neoliberal y la participación política?

-"La Constitución de 1980, preservar el régimen económico instaurado por la dictadura. Una 'democracia vigilada'. Existe una verdadera crisis de participación popular. La gente no participa, cada vez menos se interesan en renovar los poderes, se va debilitando la democracia, hay descrédito, indiferencia. Debemos cambiar eso. El sistema debe ser proporcional, otorgando el voto a los chilenos que viven en el extranjero, la institución del plebiscito a nivel nacional y local, la iniciativa popular para reformas constitucionales, leyes y censurar representantes. Una nueva constitución debe establecer con claridad el principio básico de la soberanía popular".

-¿Y la reforma a los senadores designados y vitalicios que propone el gobierno de Lagos?

-"Aun no hay acuerdo con la derecha sobre cómo eliminarlos. Eso no quiere decir que no seamos pragmáticos. Si se presenta un proyecto para suprimirlos hay que apoyar esa reforma, pero no podemos auto engañarnos. La democratización del país pasa por reformar la institucionalidad en su conjunto".

-Y el Sistema Binominal, ¿cuándo?

-El Senado está compuesto actualmente de 38 senadores elegidos, 9 senadores llamados "institucionales" o "designados" y 2 ex Presidentes de la República, Eduardo Frei y Augusto Pinochet. En consecuencia, más del 20% del Senado no es electo por votación popular.

Puede verse que en la designación de los senadores institucionales el principal papel lo juegan organismos que a su vez tampoco han sido electos democráticamente: el Consejo de Seguridad Nacional designa 4 senadores, la Corte Suprema designa 3 y el Presidente de la República designa dos. Además, los 38 senadores y 120 diputados que elige la ciudadanía lo son por el sistema binominal que consagra el artículo 109 bis de la ley 18.700. Esto se traduce en la práctica en lo siguiente: Un partido que tenga el 33.3% de los votos obtendrá siempre uno de los dos parlamentarios que se eligen. Como siempre hay más de dos listas se da el caso de que la segunda mayoría (que en Chile ha sido generalmente la Derecha), elige uno de los dos parlamentarios en cada circunscripción con un porcentaje aún menor. Así quedan fuera de la representación parlamentaria fuerzas que tienen un alto porcentaje de votos ciudadanos.

Como la tendencia general es que la lista mayoritaria no doble a la segunda, sucederá que en la gran mayoría de las circunscripciones la mayoría no logrará mayor cantidad de parlamentarios que la minoría, sino que se producirá un 'empate'. Este sistema, en consecuencia, impide la democrática expresión de la mayoría y de las minorías, favoreciendo a la derecha. Asegura a la Concertación y a la Derecha la repartición casi igualitaria de los cargos. Es un sistema ideado para impedir que el sistema político y económico establecido por la dictadura pueda ser cambiado.

"Ni aún la eliminación de los senadores designados significaría un cambio importante puesto que el sistema binominal mantendrá la exclusión de las fuerzas minoritarias y una representación desproporcionada de la derecha. Por otra parte, hay que recordar que la constitución de 1980 ha establecido una inmensa cantidad de casos en que para aprobarse una ley se requiere un quorum especial: mayoría absoluta de parlamentarios en ejercicio, 2/3 de parlamentarios de una y otra cámara, 3/5, etc.; esto hace que la derecha mantenga un verdadero veto en los temas legislativos de mayor importancia", señala Graciela Álvarez.



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