España: Dodotis y canastilla gratis

A nadie le amarga un dulce y si a la alegría del nacimiento de un hijo se le suman 2.500 euros de ayuda, pues mejor que mejor. No se trata de ser un aguafiestas y criticar por criticar. España ha tenido tradicionalmente una ridícula política de apoyo a las familias, gobernando la derecha, que se llenaba la boca de elogios demagógicos a la familia sin tomar medidas, o la izquierda que siempre hemos pensado que esto de la familia era algo muy carca.

Así nos va. Una pirámide demográfica alarmante, tan solo corregida en los últimos años por la aportación de los hijos de los inmigrantes. Y no es que los españoles nos hayamos vuelto unos ogros desnaturalizados, que prefiramos tener móviles, gps y 4x4 a niños y niñas. Es que no contamos con apoyos básicos y sobre todo continuados, para criar y educar a la prole en condiciones de dignidad. El gasto público en relación al PIB en estas políticas no llega a la tercera parte de la media de la Unión Europea (15). Por tanto es necesario ampliar el gasto, pero no de cualquier forma. Lo que necesitan las familias es vivienda accesible, trabajo estable, acceso universal a centros públicos de 0 a 3 años, horarios que permitan compatibilizar la vida laboral y familiar, etc.

En ese marco de medidas estructurales, también son necesarias ayudas económicas mensuales por hijo a cargo hasta la mayoría de edad. Algo muy distinto a lo que se ha sacado de la manga el presidente del Gobierno. Y no lo criticamos ahora porque se le haya ocurrido a él. Comisiones Obreras fue durísima en la valoración del Plan de Familia que presento el PP en el año 2002, del que por cierto nunca más se supo, y planteó estas mismas cuestiones. Así que nadie piense que con los 2500 euros ya hemos cumplido y va a remontar la natalidad como la espuma.

El gobierno y sobre todo las Comunidades Autónomas, que son las que tienen la inmensa mayoría de las competencias en estas materias, deberían presentar una propuesta conjunta de política integral de apoyo a las familias. Lo demás serán propinas para comprar la canastilla y dodotis unos meses y poco más, eso sí con un tufo electoral que echa pa atrás.