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La insignia
25 de enero del 2004


La revolución de Internet
y el desafío de democratizar la red


Dênis de Moraes (*)
La Insignia. Brasil, enero del 2004.


I. Mutaciones comunicacionales en el ciberespacio

Internet está cada vez más en el centro de la revolución multimedia. Con billones de documentos disponibles, la megared planetaria precipita cambios de paradigmas. La vehiculación inmediata y abundante no sólo delinea modos singulares de producción y consumo de datos, imágenes y sonidos, como propicia un realineamiento en las relaciones de los individuos con los canales de comunicación. La imagen clásica de los aparatos de divulgación en el ápice de la pirámide y de los receptores confinados en la base está rompiéndose en la arquitectura de los espacios descentralizados de la web.

La pragmática de Internet deshace la polaridad entre un centro emisor activo y receptores pasivos. Las interfases tecnológicas instituyen un espacio de transacción cuyo soporte técnico, en proceso constante, proporciona comunicaciones intermitentes, precisas y ultrarrápidas en una interacción entre todos y todos y no más entre uno y todos. En el ciberespacio cada uno es potencialmente emisor y receptor en un espacio cualitativamente distinto.

Por otro lado el carácter descentralizado de la Internet generaliza la circulación de contenidos sin sumisión a estructuras jerárquicas. Antiguas intermediaciones presumiblemente válidas para todo el tejido sociocultural no representan más escalas inevitables. En el ambiente virtual, con un mínimo de competencia técnica, los usuarios pueden actuar a un tiempo como productores, editores y distribuidores de información.

Cabe a la capacidad cognitiva de los individuos determinar como se van a articular las conexiones en los acervos digitales. La web invierte la ley de los medios de comunicación convencionales: el valor de uso se obtiene de la relevancia de cada conexión y no por del consumo de denominadores comunes indispensables a la cohesión de la audiencia en masa.

El modelo comunicativo de la Internet contribuye a reducir la dependencia de los canales tradicionales de comunicación con su crónica desconfianza de los movimientos comunitarios. El mosaico de la web refuerza así los campos de resistencia a la concentración de los medios permitiendo que ideas humanistas se expresen en el perímetro del espacio político desterritorializado.

El ciberespacio funda una ecología comunicacional: todos comparten un colosal hipertexto formado por interconexiones generalizadas que se autoorganiza y se retroalimenta continuamente. Pero es importante resaltar que el ciberespacio no es una esfera autónoma, divorciada de las realidades socioculturales. Aunque la praxis virtual esté pautada por especificidades hay una relación de complementaridad con lo real, viabilizada por la progresiva convergencia tecnológica.

Marc Guillaume muestra las convergencias posibles entre los padrones clásicos de interacción social y las redes electrónicas: "La red social preexistente puede mejorar su desempeño a través de la red técnica pero esta última no puede por si misma crear una red social. Está claro también que el buen uso de los medios conmutativos pasa por complementaridades y hibridaciones permitiendo combinar automatismos y inteligencia humana, rapidez de información y vagar en la asimilación y formación." (1)

Los procesos de significación no se anudan, se añaden y muchas veces se mezclan. El periodismo impreso coexiste con la televisión, los multimedia y la realidad virtual, así como la prensa no suprimió los manuscritos. El libro fue combatido por los epígonos de la cultura elitista de la Edad Media. Los beneficios de la impresión mecánica no se impusieron de inmediato. Durante mucho tiempo dividió la escena con los pergaminos hasta que se consolidó como medio que permite una circulación social rápida, barata y amplia. Las sociedades usan distintas tecnologías al mismo tiempo. Una forma de comunicación existente o emergente no subsiste sin la otra: la tendencia es la covergencia de procesos y prácticas a partir de innovaciones que desencadenan una reorganización del sistema a fin de garantizar la sobrevivencia en ambientes de constantes modificaciones y reciclajes.

Los soportes son empleados en función de su uso social. La escritura manual se relaciona con la comunicación personal, en cuanto el ordenador es utilizado con frecuencia en el trabajo de diversas maneras y para la información y el entretenimiento a través de las redes informáticas, del CD-ROM y de juegos electrónicos. Para el contacto instantaneo a distancia el teléfono fijo o desde un móvil continúa insuperable. Otras circunstancias piden el fax o pager o la carta registrada o, cada vez más, el correo electrónico.

A pesar de todo esta reorganización tecnológica no necesitamos abandonar lel placer de la lectura de páginas impresas para navegar por homepages y publicaciones electrónicas: son viajes sensibles, distintos, cada cual con sus recorridos y gozos, con la ventaja adicional de que una complementa la otra. Podemos disfrutar simultaneamente de experiencias en el ámbito de lo real y de lo virtual; experiencias, vale insistir, que ninguna de las modalidades proporcionaría por sí sola.

Subrayar la posibilidad de hibridaciones no significa que deseamos olvidar la lectura muy más agradable del libro impreso. Leer una pantalla no es y nunca será lo mismo que leer un libro. La argumentación de Umberto Eco es precisa: "Después de haberme pasado doce horas ante la computadora, mis ojos están como dos pelotas de tenis y siento la necesidad de sentarme en mi confortable sillón y leer un diario, o quizás un buen poema. Opino, por lo tanto, que las computadoras están difundiendo una nueva forma de instrucción, pero son incapaces de satisfacer todas aquellas necesidades intelectuales que estimulan."(2)

Debemos realzar que la cibercultura no se superpone a las culturas preexistente ni las aniquila. La dialéctica activa desdoblamientos y remisiones; en lugar de divisiones y estacas demarcatorias se establecen los nexos, los bricolajes y las hibridaciones. Es exactamente lo que testimoniamos en la Internet. Su ecosistema multimedia revela alto grado de adaptación a un tipo de comunicación que combinando modelos de la prensa escrita (periódicos, revistas) con la dinámica audiovisual (sonidos, dibujos, animaciones electrónicas), delinea configuraciones peculiares. Un portal puede aunar y disponibilizar al mismo tiempo televisión, radio, video, DVD, música, cine, noticiario en tiempo real, archivos sonoros, juegos, libros, revistas, periódicos, fotografias, arte interactiva, museos, postales en 3D, publicidad en línea y comercio electrónico. Practicamente todos los medios de comunicación en una única plataforma digital.

En el vértigo de los nudos, un número cada vez mayor de informaciones será producido, vehiculado, leído y analizado en una prueba elocuente de las intersecciones posibles entre lo real y lo virtual, dentro de un conjunto de ambientes integrados y autoajustables, bajo la primacía de la inteligencia humana. ¿Por qué aislar las variables electrónicas de los tesoros impresos?

Sería al final un equívoco encarar Internet como un mercado paralelo y estanco, disociado de los demás medios de comunicación y de las coyunturas sociales. No interligarla a aquellas instancias equivalería a entenderla como el fin y no como un medio para alcanzar metas mayores. Habría el riesgo de, paulatinamente, perder significado histórico y importancia cultural. Su pujanza proviene de cooperaciones de todo tipo.


II. Internet, ciudadanía y democratización

Manuel Castells subraya la importancia estratégica de "utilizar el enorme potencial de la Internet por ejemplo para revivir la democracia no en cuanto substitución de la democracia representativa por medio del voto y sí para organizar grupos de conversación, plebiscitos indicativos y consultas sobre distintos temas diseminando informaciones en la sociedad."(3) Significa realzar la sociedad civil como espacio político por excelencia haciéndola resurgir del declinio impuesto por la hegemonía neoliberal.

En el proceso de consolidación de la red como herramienta para el la democratica, necesitamos madurar proposiciones de comunicación electrónica y conciliarlas con demandas del público blanco, con atención para los hábitos culturales no siempre fáciles de actualizar. Los usos y apropiaciones de la Web son diferenciados, no forman un todo coheso y armónico por más que redes y colectivos virtuales fortalezcan afinidades.

No se trata por consiguiente de transformar la Internet en fuente de todas las virtudes. Mucho menos de soñar con un Eldorado digital habilitado a suplantar el poderio de los grandes medios de comunicación. Seria tontería subestimar el predominio de las corporaciones multimedias en el actual escenario de transnacionalización y oligopolización de las industrias de información y entretenimiento.

Al resaltar la consolidación de la Internet queremos llamar la atención para las potencialidades que se entreabren en el ambito virtual fundadas en prácticas interctivas y no submetidas a los mecanismos de selección de los medios de comunicación. Rapidez, disponibilidad ininterrumpida y descentralizada, estímulo a la libertad de creación, nuevos recorridos de lectura por los hipertextos, espacios cooperativos en grupos de discusión, correo electrónico y salas de conversación en tiempo real, accesos directos, contenidos en líneailimitados: estos son algunas diferencias que caracterizan la pragmática de expresión y difusión de la Web. Como resalta Naomi Klein, en la red las movilizaciones ocurren sin burocracia y con una hierarquía minima, por medio de una cultura de cambio de informaciones constante, interactivo y sin mayor complejidad operacional, que ayuda a reforzar los vínculos entre los movimientos sociales contra-hegemónicos (4).

Hay mucho que hacer para universalizar las conexiones y los usos sociales de la Web. Otra exigencia es combatir la infoexclusión de poblaciones de baja renta sobre todo en los paises periféricos. Son esenciales políticas públicas adecuadas y eficientes para ampliar los accesos y los usos sociales, culturales, educativos y políticos de de las tecnologías de comunicación. Hoy el acceso permanece concentrado en capas de mayor poder adquisitivo y en los paises más desarrollados, lo que extiende a Internet desigualdades sociales del mundo concreto.

Ignacio Ramonet adverte para el riesgo grave de la concentración de las riquezas y de la exclusión social repetirse en escala digital: "Dos cifras resumen la injusticia: el 19% de los habitantes de la Tierra representa el 91% de los usuarios de Internet. La brecha digital aumenta y acentúa la tradicional brecha Norte-Sur como asimismo la desigualdad entre ricos y pobres (recordemos que el 20% de la población de los países ricos dispone del 85% del ingreso mundial). Si nada se hace, la explosión de las nuevas tecnologías cibernéticas desconectará definitivamente a los habitantes de los países menos adelantados, especialmente los del África negra (apenas un 1% de los usuarios de Internet, entre ellos muy pocas mujereres)." (5)

Es urgente movilizar la sociedad civil mundial en formación para la necesidad de establecer políticas públicas que contengan la onda de mercantilización desenfrenada que alcanza la Internet. No será nada fácil teniendo en cuenta: a) el poderío de los conglomerados que explotan la economia digital y sus fortísimos grupos de presión; b) la hegemonia del discurso neoliberal que implica como contrapartida no declarada la sistemática deslegitimación ideológica de formulaciones alternativas o contestatarias, a la supremacia del mercado en la regulamentación de la vida contemporanea; c) la dificultad de establecer marcos reguladores democráticos en un medio fluido y multifacético como la web.

Otro gran desafio es tornar determinados sitios web más conocidos de los internautas lo que implica expandir alianzas y intercambios; divulgar intensivamente las páginas junto a sectores de la sociedad tanto por medios convencionales como por boletines y eventos electrónicos; realizar conferencias y seminarios sobre estratégias comunicacionales para la Internet; y aprimorar los programas de busca y los árboles de enlaces para simplificar la localización de las informaciones deseadas.

Además de una mayor percepción pública de las páginas por lo menos tres desafíos tendrán que ser enfrentados: 1) la definición de estrategias de comunicación que aprovechen las vertientes creativas y interactivas de las tecnologías multimedias; 2) el aumento substancial del número de usuarios lo que depende de la superación de travas económico-financieras (costes de ordenadores, modems, líneas telefónicas, proveedores de acceso); 3) una mejor formación para internautas y activistas con simplificación de los procedimientos informáticos, cursos y entrenamientos.

Sin ignorar los obstáculos que se interponen, pienso que Internet tiende a afirmarse como uno de los principales medios para la construcción de una cultura de solidaridad social basada en una ética de reciprocidades entre los sujetos comunicantes. Digo uno de los principales medios para reiterar que no entiendo el ciberespacio como una esfera disociada de los embates sociales concretos. ¿Cómo pensar en transformaciones radicales sin referencias objetivas a las tradiciones sociales?

Vuelvo a decir que percibo una relación de confluencia, de incremento y de sinergia entre lo concreto y lo virtual resultante por un lado de la progresiva hibridación tecnológica y por otro del sumatorio de posibilidades que ninguna de las partes aisladamente alcanzaria. Juzgo perfectamente viable combinar los instrumentos de acción políticocultural que ambos ofrecen sin perder de vista que es en el territorio físico, socialmente reconocido y vivenciado, que se teje el imaginario del futuro.


Notas

(1) Marc Guillaume. L'empire des réseaux. Paris: Descartes & Cie., 1999, p. 72. (2) Umberto Eco. "¿Cambiará Internet el modo en que leemos?". Página 12, Buenos Aires, 7 de diciembre de 2003.
(3) Manuel Castells en entrevista a René Lefort, "El nuevo papel del ciudadano ante la revolución de Internet", Correio da Unesco, octubre de 1999.
(4) Naomi Klein. Cercas e janelas: na linha de frente do debate sobre globalização. Rio de Janeiro: Record, 2003, p. 44.
(5) Ignacio Ramonet. "Le nouvel ordre Internet". Le Monde Diplomatique, enero de 2004, p. 1.

(*) Dênis de Moraes es doctor en Comunicación y Cultura por la Universidad Federal de Rio de Janeiro, profesor y investigador del Programa de Posgrado de Comunicación de la Universidad Federal Fluminense, en Brasil. Es autor entre otros libros de Por uma outra comunicação: mídia, mundialização cultural e poder (2003), O concreto e o virtual: mídia, cultura e tecnologia (2001), O Planeta Mídia: tendências da comunicação na era global (1998) y Globalização, mídia e cultura contemporânea (1997).



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