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19 de septiembre del 2008

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Internacional

¿Qué dice la izquierda global para salir de la crisis?


José Luis López Bulla
Metiendo Bulla / La Insignia. España, octubre del 2008.

 

Las reacciones políticas más significativas proceden de dirigentes como Sarkozy y doña Angela Merkel. El primero ha puesto encima de la mesa nada menos que la necesidad de "refundar el capitalismo"; la segunda, más temperada, viene a decir diplomáticamente que EEUU ha agotado su papel de superpotencia mundial. El catacrac económico está generando abundante literatura en los medios -con más profusión en los especializados, naturalmente- que dan pormenorizada cuenta de lo que sucede en los centros más neurálgicos: Wall Strett y la city londinense. Por otra parte, las reacciones políticas más significativas proceden de dirigentes como Sarkozy y doña Angela Merkel. El primero ha puesto encima de la mesa nada menos que la necesidad de "refundar el capitalismo"; la segunda, más temperada, viene a decir diplomáticamente que EEUU ha agotado su papel de superpotencia mundial. En todo caso, un hilo atraviesa los escritos de los analistas económicos y de los políticos que se han aproximado a la cuestión: "las cosas, a partir de ahora, no serán como antes".

Así debería ser, pero ¿eso quién lo sabe y, sobre todo, quién lo desea? Me parece pertinente traer a colación los justos anhelos que, a lo largo de la historia, han hecho exclamar "¡nunca más!", para una vez pasado el zóster -o, por ejemplo, todavía oliendo a pólvora- volver desmemoriadamente a las andadas. ¿Desmemoriadamente? No, eso es una parte tal vez insignificante, del problema; el problema son los intereses. También otro elemento: la subalternidad de la política (tal vez no toda, pero sí la más determinante) hacia los grandes capitales. Y sin embargo, la solución o es política o los grandes capitales no se reforman voluntariamente.

De momento es preciso retener un dato: la solución al catacrac es selectiva y discriminada. De un lado, el chorreón de dineros del rescate estadounidense hacia los grandes bancos; de otro lado, la (por lo menos hasta ahora) distracción hacia los ahorradores del pueblo llano. Porque no es igual el tratamiento a, pongamos por caso, Lehman Brothers que a Washington Mutual (WaMu). Los primeros saldrán del catacrac; ya veremos qué les pasa a los segundos. En concreto: de las crisis salen casi siempre los de toda la vida y otros que podíamos denominar "nueva gente y nuevo oro".

¿Escepticismo? Nada de eso; es un elemental recuerdo de la historia. Ahora bien, admitamos como hipótesis que -dado el monumental catacrac- hay mentes (económicamente decisivas y políticos influyentes) que piensan que se ha llegado excesivamente lejos y, por tanto, hay que ordenar el panorama y de ahí (según Sarkozy) "refundar el capitalismo". Pues bien, se comparta o no la idea, no es menos exigible plantear descaradamente: ¿qué dice la izquierda al respecto? O, para no ser tan apresurado: ¿qué va diciendo la izquierda? Parece obligado interrogar a dos instancias globales para pedirles que vayan diciendo algo: una, la Internacional Socialista; otra, la Central Sindical Internacional.

Puede que Sarkozy haya hablado por hablar o porque no podía estar calladito. O puede que tenga algo en la cabeza. Es preciso, en todo caso, tirarle de la lengua. Pero es del mayor interés que la (imperfecta) izquierda global hable. Que hable proponiendo un proyecto factible de carácter global. Y proponiéndose la conveniente auto reforma de cada organización en los Estados nacionales. También el sindicalismo global y, por lógica extensión, la transformación del sindicalismo de los antiguos en sindicalismo de los modernos.

 

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